Cuenta la leyenda que el emperador Carlos II de Francia empapó su mano en la sangre de Wifredo el Velloso para pintar cuatro rayas rojas sobre un escudo amarillo. Así nació la bandera de Cataluña, contó la gesta tejida por Pere Antoni Beuter en el siglo XVI. El nacionalismo, con la Renaixença de por medio, encumbró al Velloso como padre mítico de su territorio. En 2015, cuando Artur Mas declaró ante el juez por su implicación en el 9N, saludó a sus fieles extendiendo sólo cuatro de los cinco dedos, en homenaje al creador de su tierra prometida.

Sobre el papel, Wifredo el Velloso también fue el primero que dejó en herencia a sus hijos los condados catalanes, separándolos del linaje franco. Así nació la casa de Barcelona, gobernada durante siglos por los Berenguer, descendientes del héroe fundador...

Jaime de Berenguer, conde de Cifuentes. Cedida

Hasta que llegó un día de septiembre de 2017. Jaime de Berenguer, el último de su árbol, la sangre del Velloso, la misma que alzan los independentistas con cuatro dedos, recoge firmas en Change.org contra el referéndum del 1 de octubre. En concreto, busca presionar a Rajoy para que no ceda más competencias en sus potenciales negociaciones con los nacionalistas. Este conde sin castillos, afincado en Madrid y exconcejal de UPyD, se enfrenta a siglos de Historia y a la leyenda que trazan libros colegiales y estatuas.

"Más vale honra sin barcos..."

Con alrededor de 5.000 firmas en su bolsillo, afronta esta conversación en la Universidad Autónoma, donde imparte clases de Psicología. "Más vale honra sin barcos que barcos sin honra", resume su carrera política el hombre al frente del condado de Cifuentes, que hace poco recibió la llave simbólica del palacio de esta localidad. "Eso de llevar a los poderosos a los tribunales y denunciar lo que ocurría en las Cajas de Ahorros no era tolerable". Con estas palabras diagnostica la muerte del partido magenta.

"No quiero que los políticos nos tomen el pelo. Es una cuestión de pasta. ¿Qué más les podemos dar? ¡Esto ya no es un país!", explica. Jaime, todavía defensor de algunas de las tesis de UPyD, se queja de que algunas de las provincias más ricas disfruten de un cupo y no contribuyan como el resto al mantenimiento del Estado. "A ellos nada les vale. Cada cierto tiempo, montan un cirio, que se convierten en un chantaje al Gobierno hasta que consiguen lo que quieren. Así hemos llegado hasta aquí", sintetiza. "Además, todo privilegio que se les da a ellos lo paga el resto de los españoles".

Hace unos días, mantuvo una fuerte disputa en Twitter. "Mostré los datos de la renta per cápita por Comunidades Autónomas, una clasificación en la que Cataluña sale bien parada. ¿Cómo la izquierda puede apoyar un movimiento burgués que deja que los ricos se vayan para no compartir lo suyo con el resto?".

"¿Qué país vamos a dejar a nuestros hijos?"

En palabras de Berenguer, no hay por donde coger el referéndum. "Fíjate, yo que soy descendiente directo de los fundadores de Cataluña no puedo votar y alguien que lleva allí un par de años sí tiene la posibilidad. El censo es una chapuza, pero es sólo una de las muchas causas que dejan al proceso sin garantías".

El conde de Cifuentes y descendiente del Velloso también acusa a los independentistas de incurrir en una falacia histórica: "Uno de los Berenguer se casó con Petronila de Aragón y así se formó el reino, pero nunca se habló de Cataluña, sino de la casa de Barcelona. Tampoco lo hizo Wifredo, por lo menos no consta en ningún sitio".

Jaime de Berenguer, el conde sin castillo, dice pensar en sus hijos: "¿Qué país les vamos a dejar? ¿De verdad quieren una Cataluña tan pequeña y aislada?". De vez en cuando, actualiza el navegador. Ya son casi 5.000 firmas.

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