La Guardia Civil ha localizado, en el fondo del acuífero conocido como 'Los Ojos del río Jiloca' de Monreal del Campo (Teruel), el mayor arsenal de explosivos de la Guerra Civil hallado en Aragón y uno de lo mayores de España.

En total se han encontrado 538 granadas de mortero del calibre 81 que posiblemente fueron abandonadas por alguna posición de los bandos en contienda para evitar su posterior utilización. Debido a la gran cantidad de artefactos y la dificultad añadida del lugar donde se encontraban, se ha precisado realizar las labores de localización, extracción y posterior destrucción en varias fases durante los meses de mayo y junio.

El hallazgo se produjo durante las labores de búsqueda de un vecino de ese municipio turolense desaparecido a primeros del mes de mayo, concretamente cuando miembros del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil de Huesca que participaban en el dispositivo reconocían el acuífero.

La dificultad y peligrosidad de las tareas de localización, extracción y posterior destrucción que encuentran los especialistas de la Guardia Civil en la manipulación de explosivos se han visto incrementadas en este caso al encontrarse todas las granadas sumergidas en el lodazal del fondo del acuífero, ha señalado la Benemérita en una nota de prensa.

Por ello, ha sido necesaria la participación en el dispositivo de distintas especialidades de la Guardia Civil, incluido un equipo mixto de desactivación subacuática compuesto por el Servicio de Especialistas en Desactivación de Explosivos (SEDEX) de Valdemoro, el Grupo EDEX de Zaragoza, el Equipo de Búsqueda y Desactivación de Explosivos (EBYL) de Teruel, la Unidad de Actividades Subacuáticas (UAS) de Valdemoro y agentes del Grupo de Especialistas en Actividades Subacuáticas (GEAS) de Huesca.

Todas las granadas encontradas se han trasladado en varias remesas hasta una cantera cercana a Monreal del Campo, donde han sido neutralizadas de manera segura por los especialistas en desactivación de explosivos mediante explosión controlada.

UN CENTENAR DE INCIDENCIAS

Con anterioridad a este hallazgo, durante el año 2017 el Equipo de Búsqueda y Localización de Explosivos de la Comandancia de la Guardia Civil de Teruel ha atendido más de un centenar de incidencias relacionadas con artefactos explosivos, lo que supone una cada tres días aproximadamente.

En esas incidencias se han destruido un total de 41 artefactos explosivos de diferentes tipos (proyectiles de artillería, granadas de mano, granadas de mortero y bombas de aviación), provenientes todos ellos de la Guerra Civil. También se han destruido 27 kilos de sustancias explosivas y 950 detonadores.

El material que aparece en la provincia abarca la práctica totalidad del empleado por ambos bandos durante la Guerra Civil. De hecho, durante el año 2009 apareció en el término municipal de Villarquemado (Teruel) una bomba de aviación que hasta la fecha no había sido catalogada en ningún otro lugar.

La Guardia Civil ha advertido de la "extrema peligrosidad" de estos artefactos. Si no se les somete a ninguna acción permanecen en estado "latente", pero en caso de cualquier manipulación, por pequeña que sea, el resultado más probable es la explosión.

En muchas ocasiones existe un exceso de confianza debido al aspecto deteriorado del artefacto por la acción del óxido y el paso del tiempo, pero "la mayoría tienen intacta su carga explosiva y son muy peligrosos", han alertado.

RECOMENDACIONES

Por ello, si alguna persona tiene contacto con algún objeto que despierte sospechas de ser un artefacto explosivo se recomienda no tocar, ni mover, ni alterar en modo alguno ese objeto, señalar el lugar para poder reconocerlo posteriormente y dar aviso a la Guardia Civil por los medios que permitan mayor rapidez.

En el caso de que alguna persona tenga en su domicilio algún objeto que considere peligroso también es necesario dar aviso al cuartel de la Guardia Civil más próximo. La atención de estas incidencias es prioritaria y no deben temer ningún tipo de sanción.

Se desaconseja totalmente transportar el objeto hasta un lugar apartado y abandonarlo allí ya que, además del peligro inherente al transporte, "se abandona un objeto peligroso a una situación descontrolada, volviéndose más peligroso", ya que puede sufrir acciones que le hagan explosionar.

Igualmente es importante recordar que estos artefactos no explosionan espontáneamente si no se les somete a alguna acción, como la manipulación o fuego, por lo que, ante su hallazgo, hay que mantener la calma y seguir las recomendaciones dadas.