Hablar con Francisco 'Paco' Luzón (El Cañavate, Cuenca, 1949) no es sencillo. Desde que la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) que padece lo dejó sin voz, tiene que escribir en su smartphone y un software especial convierte el texto en sonidos. Así que el diálogo es lento y engorroso. Pero, además, no es fácil para mí (y pido perdón por la intromisión) porque la primera y única vez que tuve la ocasión de hablar con Paco  él era un hombre sano que estaba a punto de comerse el mundo. Fue en otoño de 1987 y yo era un becario en Diario 16 al que mandaron a entrevistar a un flamante ejecutivo del Banco de Bilbao al que habían trasladado a Madrid.

Recuerdo a ese Paco Luzón en el chalecito que iba a ocupar en Majadahonda con su familia. Recuerdo que Mariluz, su ex mujer, me mostró la casa habitación por habitación, entusiasmada con el cambio. Recuerdo que Luzón me habló de sus valores socialcristianos, de que había estudiado para cura.

Al año siguiente, el Gobierno socialista nombró a Luzón presidente de Argentaria, el banco público. Y no tuve nada más que ver con él durante todos esos años en que fue uno de los banqueros más poderosos de España. A la distancia seguí su peripecia, hasta que ahora, el destino me ha traído a verle otra vez. Hace unas semanas ha presentado en la Feria del Libro de Madrid El viaje es la recompensa. Mi lucha por la vida (La Esfera de los Libros, 2017), una obra testimonial que se apresura a aclarar que no son sus memorias, sino el libro de recortes de un hombre enfermo. En él, sin embargo, revela momentos de su vida como banquero que ha aceptado comentar aquí.

Cogido en el trance de esta grave enfermedad neurodegenerativa, Luzón ha reaccionado como ya hizo en otras ocasiones: luchando. En 2016 creó la Fundación Francisco Luzón "Unidos contra el ELA" a la que dedica todo su tiempo junto a su actual esposa, María José.

-La ciencia hace milagros, mire lo que ha pasado con la hepatitis C… Pero, hay gente que se ahoga a un metro de la playa. ¿Cuál es la actitud que debe tener un emprendedor social? ¿Debe esperar una solución personal en su emprendimiento?

- Un emprendedor social es una persona que cree en lo que hace. Es una persona que cree en el ser humano y en su capacidad de ser solidario y constructivo. ¿Busco algo personal en mi emprendimiento social que es la Fundación? No. Lo hago por responsabilidad social, no por mí.

Llegué muy arriba y me di cuenta del mucho bien que se puede hacer cuando uno tiene poder. Y del mucho mal.

-El título de su libro evoca el poema de Kavafis. ¿Cómo ha sido el viaje de un niño pobre de El Cañavate, hijo de Paco y María, que emigró a Baracaldo, que quiso ponerse a las órdenes de Dios pero vio que no era su camino, que llegó a la Universidad a estudiar económicas gracias a su brillante expediente, que se coló entre los Amos del Universo (los banqueros) y que después se cayó del retablo?

- Intenso, muy intenso. Así ha sido mi viaje. Yo digo que he vivido siete vidas. Con momentos fabulosos y con momentos duros. Pero disfrutando de los esfuerzos y de los logros. Y haciéndolo a mi manera, con mi propia personalidad. Desde muy abajo llegué muy arriba. Y cuando lo logré me di cuenta del mucho bien que se puede hacer cuando se tiene poder. Y también del mucho mal que se puede hacer. ¿Qué siento ahora cuando soy un enfermo de la ELA? Lo mismo. La consciencia, si cabe aún más clara, de que el viaje es la recompensa y no la estación final.

- ¿Cree que hoy algún niño pobre, que esté llegando de Siria o de África, que hable otro idioma, podría repetir su hazaña?



- ¡Sin ninguna duda! La vida les dará oportunidades que algunos aprovecharán. ¡Lo bueno del ser humano es eso! Que nazca donde nazca y viva donde viva nos puede sorprender creando valor para todos.



  • - Hoy tenemos un Estado de Bienestar mucho más desarrollado que el de la década de 1960, pero hay menos historias como la suya. ¿Qué opina?

- ¿Está seguro de que hay menos historias como la mía? Creo que no. No soy un héroe. Soy una persona normal que, eso sí, ha tenido la suerte de sentir lo importante que es la solidaridad. Y estoy seguro de que hoy hay y mañana habrá muchas personas mucho mejores que yo.

Emilio Botín rompió un pacto de caballeros conmigo. Y como hizo eso, yo no acepté ser vicepresidente y consejero delegado sin las responsabilidades que habíamos pactado.

  • - Hablemos de su caída del retablo. En las 216 páginas de la memoria del Banco Santander de 2011, hay tres líneas que dan cuenta de su marcha: “Con fecha 23 de enero de 2012, D. Francisco Luzón López ha renunciado a su cargo de consejero y director general del banco, responsable de la división América”. ¿Por qué ha vinculado su enfermedad con la salida del Banco?

- Yo no la he vinculado. Solo he dicho que varios neurólogos me dijeron -y dicen- que acontecimientos duros de vivencia personal pueden actuar como si fuesen la gota que hace que la enfermedad dé la cara. Y he dicho que esto no está científicamente demostrado.

Francisco Luzón, durante la entrevista. Moeh Atitar



- ¿Qué quiere decir esa expresión suya: “Y cuando Emilio Botín me llevó al límite… y yo me negué a aceptar su propuesta para seguir siendo yo mismo”? ¿Cuál fue la razón por la que Emilio Botín decidió echarlo del banco?

- Emilio Botín no me echó del banco. No he dicho eso. Lo que he dicho es que Emilio Botín rompió un pacto de caballeros conmigo. Y como hizo eso, no acepté ser vicepresidente y consejero delegado del banco sin las responsabilidades que habíamos pactado. Esa fue la razón mayor por la que tomé la decisión de irme en junio del 2011. A eso él añadió otra condición que también rompía lo pactado y fue sacarme del Consejo de Administración, cosa que me comunicó en noviembre de ese año. Esa es la verdad. Y como no acepté nada de eso, ante la oferta suya de diciembre de quedarme en otras posiciones inferiores, fui yo el que decidió irse plenamente del Grupo, cosa que hice formalmente el 23 de enero del 2012.

Quería, sobre todo, cambiar el gobierno corporativo y hacer un banco con un enfoque más solidario y social





- ¿Qué tipo de cambios quería hacer usted en el Santander?



- Quería, sobre todo, cambiar el gobierno corporativo del banco y hacer un banco con un enfoque más solidario y social, sobre todo en España. Así como cambiar definitivamente el banco hacia una banca de clientes y no de productos que tuviese en cuenta la nueva realidad del país, nueva realidad que nadie en la cúspide del banco quería ver.



  • - En el libro cuenta que a finales de 2010 Emilio Botín parecía estar dispuesto a que Ud. reemplazara a Alfredo Saénz como consejero delegado porque se enteró de que éste iba a ser condenado e inhabilitado. Pero después cambió de opinión. En ese pulso por mantener a Sáenz, Botín hizo que Zapatero aprobara un indulto y se evidenciara que el Gobierno estaba a sus órdenes y que, entre el voto del fallo en el Supremo y la redacción del mismo, se rebajara la condena en cinco meses. ¿Tenía sentido exhibir todo ese poderío y poner de rodillas al Estado?

- Le aseguro que ni conocí ni seguí lo que usted me cuenta. Le aseguro que no sé lo que hizo Botín. Solo conozco sus relaciones conmigo, que es lo que trato muy brevemente en el libro. ¿Por qué lo hizo y como lo hizo? No lo sé.





- Dice que sintió decepción cuando Botín explicó que su familia tenía 2.000 millones de euros ocultos en Suiza. ¿Por qué? ¿No le satisfacían sus explicaciones?

- Creo que hoy ya no hace falta explicar mucho las cosas. Para mí conocer que la familia Botín había tenido dinero en el extranjero de una manera no transparente me dolió mucho. ¿Fui un ingenuo? Quizá. Pero nunca lo sospeché.

Espero que el BCE se haya comportado con equidad y profesionalidad en el caso del Popular. De lo que estoy seguro es de que el Santander lo ha hecho muy bien.

- ¿Qué opina del desenlace de la crisis del Banco Popular?

- Creo que es una buena operación para el Banco Santander. Y espero que también lo sea para los españoles. Solo espero que Bankia sea un banco independiente porque sino acabaremos en un oligopolio de tres bancos.

- ¿Cree que se han hecho bien las cosas por parte de los protagonistas?

- Me resulta difícil responder porque ya no estoy en el día a día de la banca. Espero que el Banco Central Europeo se haya comportado con equidad y profesionalidad. Y de lo que estoy seguro es de que el Banco Santander lo ha hecho muy bien.

En su día había siete grandes bancos, ahora vamos camino de que haya tres o cuatro, sin bancos menores significativos.

  • Usted fue el responsable de privatizar el último gran banco público español -Argentaria-, hoy, la crisis de 2008 nos ha vuelto a colocar a todos los contribuyentes un banco: Bankia, los restos del naufragio de las cajas, ¿qué opina de esta situación?

- Esta crisis, como todos sabemos, ha tenido particularidades en nuestro país que se han traducido en una nueva configuración del sector financiero. Estoy preocupado por lo que puede pasar con la banca española. Cada día hay más concentración sin presencia extranjera relevante. Y eso me da miedo porque si en su día había siete grandes bancos, ahora vamos camino de que haya tres o cuatro, sin bancos menores significativos. Si a eso se le une que nuestras empresas y bancos no tienen un buen gobierno corporativo mi preocupación es mayor.





- ¿Que se debería hacer con Bankia?





- No lo sé, pero lo que sí sé es que España no puede convertirse en un oligopolio bancario, máxime cuando algunos de los protagonistas de ese oligopolio pueden acabar en manos extranjeras. Y por eso me inclino porque Bankia haga lo que yo quise hacer con Argentaria y es que se privatice en un 80% y el 20% se quede en manos del Estado, pero no para interferir en la gestión, que debe ser privada, sino para asegurar que Bankia sea un banco ejemplar en su gobierno corporativo y en su gestión.





- Usted era del Vizcaya y Goirigolzarri del Bilbao: ¿cómo lo está haciendo ‘Goiri’ en Bankia?

- Goirigolzarri es un gran profesional de la banca. Siempre lo ha sido. Y le aseguro que hay pocos como él . A mí me une una gran amistad profesional con él y estoy convencido de que si le dejan hacer las cosas, José Ignacio puede convertir Bankia en un referente nacional dentro del sector bancario y en un modelo de buen hacer.



O la banca entiende que debe 'resetearse' e incluye de verdad a la sociedad como uno de los colectivos de atención preferente o no dejará de ser odiada

  • - Ha pasado casi toda su vida en la banca. ¿Es merecido el nivel de desprestigio que tiene hoy?

- La banca nunca fue querida por los ciudadanos. Y por eso, ya en el año 2011, hice una llamada a la banca para que se enfocase más en resolver las demandas sociales y no sólo en conseguir rentabilidad para los accionistas. La misma llamada la hago hoy. O la banca entiende que debe resetearse e incluye de verdad a la sociedad como uno de los colectivos de atención preferente o la banca no dejará de ser odiada, máxime después del enorme desprestigio en el que se ha hundido después de esta crisis bancaria que hemos vivido y cuyos efectos todavía no han acabado.





- Su libro está trufado de anécdotas. La del crédito que Miguel Boyer le aprobó a Javier de la Rosa y que éste devolvió con un talón que arrojó al suelo, es memorable. ¿Por qué las ha revelado en este libro?

- Este es un libro de sentimientos y recuerdos en medio de mi enfermedad. No son mis memorias, que ya tengo escritas. Y en este libro no le dedico más de un 10% a determinados recuerdos de mi vida profesional.

Francisco Luzón, en el centro, junto a Miguel Ángel Revilla, presidente de Cantabria, tras suscribir el acuerdo sobre la ELA.

- Sólo por una cosa. Porque mi memoria las ha seleccionado en medio de los sentimientos de mi enfermedad.

En el terreno fundacional y filantrópico nuestro país se encuentra en la tercera división mundial.

  • - En España, al Estado le cuesta adaptarse a determinadas demandas sociales. La sociedad pide más médicos y enfermeras y la universidad estatal le entrega filólogos y abogados. Algo parecido ocurre con la investigación y el desarrollo. ¿Por qué este desajuste?

- Porque yo creo que la política actúa con una visión cortoplacista y no con un enfoque de futuro. Todo tiene un enfoque interesado y sin una visión de Estado a largo plazo. Es otra cosa que me duele mucho porque a mí siempre me ha gustado gustado viajar con luces cortas y con luces largas.

  • - ¿Cuál es la situación del emprendimiento social o filantrópico en España?



- Nuestro país se encuentra en ese terreno en la tercera división mundial. Hay muchas personas con buena voluntad y dispuestas a ayudar a los demás. Pero hay muy pocas instituciones con potencia económica-financiera para abordar los problemas que determinados colectivos sociales demandan.



- He oído a expertos que nuestra normativa de fundaciones está muy lejos de parecerse a la de otros países donde el sector filantrópico está mucho más desarrollado. ¿Cuál es su experiencia?

- Esa es una de nuestras grandes debilidades. En España, a diferencia de Estados Unidos, hay muy poca involucración de grandes fortunas y empresas en apoyar las necesidades sociales a través de fundaciones. ¡Esa es la realidad! Y eso se debe también en buena parte a que nuestra Ley de Fundaciones no está pensada para que esta realidad vaya cambiando.

Queremos crear una comunidad nacional de la ELA que aglutine a todos los colectivos públicos y privados que puedan aportar valor a nuestros objetivos

- ¿Qué está haciendo su fundación? ¿Cuál es la estrategia que piensa seguir?

- Mi visión y sueño es ayudar a encontrar cura a la enfermedad, lo que haremos tratando de impulsar la investigación, que es uno de nuestros objetivos fundamentales, pero además nuestra meta es ayudar a los enfermos de la ELA y a sus familiares a que vivan con mejor calidad de vida y más dignidad. Esos son nuestros grandes objetivos.



Y esto lo queremos hacer de una forma innovadora que sirva de guía a la solución de otras enfermedades minoritarias: alineando y conjuntando el tratamiento de la ELA en todas las Comunidades Autónomas e implicando a la estructura central del Estado y más en concreto al Ministerio de Sanidad y a la Secretaría de Estado de Investigación. Y haciendo que el sector privado se implique en la tarea. Y consiguiendo acuerdos y alianzas entre el sector público y privado (asociaciones de pacientes, fundaciones y empresas). En definitiva: nuestros objetivos los queremos lograr creando una comunidad nacional de la ELA que aglutine a todos los colectivos públicos y privados que puedan aportar valor a nuestros objetivos alineando y conjuntando sus iniciativas.



Cristina Cifuentes, presidenta de la Comunidad de Madrid, y Francisco Luzón el día que firmaron el convenio sobre la ELA

- ¿Y qué resultados tiene?

  • - Ocurre que en España, con la transferencia de la Sanidad a las comunidades autónomas, eso ha supuesto que la fundación tenga que desarrollar un trabajo dividido por territorios. Hay que llegar a acuerdos autonómicos para que luego a un nivel superior, que es la comisión interterritorial, se le dé forma y el Ministerio de Sanidad pueda aunar esa política para todos.

Cuando la medicina se ha vuelto global, tener 17 países sin coordinación es un disparate. Soy partidario de una modificación sustancial de esta situación.

  • - ¿La burocracia, la división en comunidades autónomas, complica la situación?

- Sí, la complica. Entre ellas no se hablan. Si logro un plan nacional será más fácil movilizar recursos contra la ELA, pero para eso hay que conseguir aunar las voluntades de todas las comunidades. En el fondo, están de acuerdo. Los convenios que estamos logrando a través de la fundación indican que están de acuerdo. Ya hemos firmado cinco convenios. Esta semana hemos firmado con Asturias, y con Galicia el próximo día 19 de junio.



  • - ¿Es optimista?

- Estoy aprovechando mis contactos y reputación para conseguirlo. Pero cuando la medicina se ha vuelto global, tener 17 países sin coordinación es un disparate. Soy partidario de una modificación sustancial de esta situación. Algún partido político debería llevarla al Parlamento. A lo que aspiro es que cualquier enfermo de ELA en el territorio nacional reciba el mismo trato esté donde esté. Esto es mucho más urgente que la ley de educación.

- En su libro rememora los felices años 80, la etapa más brillante de nuestra Transición. Hoy hay una nueva generación de políticos que dice que ése fue el segundo tiempo de la dictadura de Franco. ¿Qué siente cuando oye esto?

-Pues dolor. Porque creo que los que hablan no tienen ni idea de cuál era la situación real de España y los riesgos que corríamos de seguir donde estábamos. Lo que España hizo entonces fue magnífico para mí. ¿Se podían haber hecho más cosas y algunas cosas mejor? Seguro. Pero decir que aquello que se hizo fue el segundo tiempo de la dictadura de Franco es puro populismo y demagogia.

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