Daniel Montero Alejandro Requeijo

Los terroristas que atacaron en diciembre de 2015 la embajada de España en Kabul y causaron la muerte de dos agentes españoles fueron formados por hombres del Gobierno de Pakistán. Así lo refleja el informe que el servicio de Inteligencia afgano (NDS) entregó al CNI español tras el ataque, que identifica a los autores como integrantes de la red Haqqani, adiestrada por el servicio de inteligencia pakistaní (ISI). 

Según ha podido conocer EL ESPAÑOL, las primeras pesquisas sobre las muertes de los dos agentes españoles recayeron en las fuerzas de seguridad afganas. Fueron sus agentes quienes tomaron huellas en el lugar, restos del explosivo, y quienes custodiaron los cadáveres de los asaltantes para confirmar tanto su identidad como su pertenencia al grupo terrorista Haqqani.

A los pocos días, los agentes del servicio secreto local entregaron un informe a sus homólogos españoles en el que alertaban sobre la implicación del gobierno pakistaní en el adiestramiento del grupo. La información concreta ha sido marcada como clasificada por el CNI español y permanece bajo secreto.

Sin embargo, la existencia del informe ha sido confirmada por el viceministro del Interior de Afganistán, el general Ayoub Salangi. En una entrevista para un informe de Inteligencia al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, el mandatario reconoce textualmente que la acción "había sido llevada a cabo por un grupo vinculado a los talibanes de la red Haqqani. Que este grupo estuvo apoyado y entrenado por Pakistán, en concreto por el ISI (Servicio de Inteligencia pakistaní)".

Los informes de los agentes afganos adscriben a los cuatro atacantes de la embajada en la Shura de Quetta, un grupo talibán formado en 2001 y que los servicios secretos afganos conocen bien, ya que han tenido que frenar su expansión desde el país vecino.

El bulo de la versión de Rajoy

En su entrevista con los agentes españoles, Salangi admitió incluso que fue él quien, de forma intencionada, lanzó en las redes sociales el bulo de que el ataque talibán estaba centrado en una casa de huéspedes cercana a la embajada, y no en el edificio diplomático. Un bulo que sirvió a Mariano Rajoy para mantener públicamente que España no era el objetivo del ataque y que, más de un año después, todavía aparece como tesis de varios informes oficiales incluidos en el sumario del caso, respaldando así la versión del presidente aportada minutos antes de un acto electoral en Orihuela (Alicante).

"Preguntado por la confusión que se había producido sobre si el ataque era sobre una guest house o sobre la Embajada de España, [el general afgano] dijo que fue él quien informó a los medios de comunicación que acudieron a cubrir la noticia de que se trataba de una guest house y no de la embajada de España, precisamente para proteger la seguridad de la misión [de rescate]".

Su versión fue confirmada también por el director general de Investigación Criminal de las fuerzas afganas, encargado del asalto a la embajada para liberar al personal español junto a las fuerzas de la OTAN. El militar explica que las armas encontradas (tres fusiles AK-47) tienen una modificación "artesanal" propia del enclave de Torkham, un paso fronterizo entre Pakistán y Afganistán.

Además de eso, los asaltantes llevaban cinco granadas, 14 cargadores de AK-47, tres cuchillos y un subfusil MP-5 con dos cargadores. "Bajo su punto de vista se trataba de terroristas relativamente bien entrenados, por la forma en la que disparaban a las fuerzas afganas. Habrían sido instruidos en Pakistán", refleja el militar. Según estos datos, uno de los asaltantes tenía solo 16 años, y el resto 19 y 23.

"En su opinión -reflejan los agentes españoles en sus informes sobre el terreno- el ataque fue organizado por el grupo talibán de Ahktar Mansoor, en concreto por su ala militar relacionado con la red Haqqani, un grupo que cuenta con el apoyo de Pakistán".

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