Caos, violencia y la dictadura del terror. Afganistán ha reunido en su historia reciente algunos de los elementos que lo han condenado al infierno. Impera la ley del más fuerte, en el que los talibanes tienen mucho que decir, especialmente en las zonas rurales. De eso pueden dar buena cuenta los más de 17.000 efectivos españoles que han participado en las misiones de pacificación del país desde el año 2003; 102 de ellos perdieron la vida, ya fuese por accidentes, ataques o causas naturales.

El grueso del contingente español abandonó el territorio afgano en octubre de 2015. Pero un puñado de soldados -20- permanece allí en labores de asesoramiento y adiestramiento. El coronel Rafael Ocaña está al frente de esta fuerza militar. Habla de inestabilidad, de la tiranía talibán y de la influencia de Rusia en un país que, para España, representa un “centro neurálgico”: “Luchamos en el frente contra el terrorismo mundial”. Y es optimista. No se atreve a dibujar plazos, pero sí habla de un horizonte que asegure la pacificación “en pocos años”; una misión que exige la armonía entre las fuerzas extranjeras y las afganas, tal y como describe en conversación con EL ESPAÑOL.

¿Cómo es la relación entre autoridades españolas y afganas?

Francamente creo que son muy cordiales. Yo le puedo hablar de mi experiencia. Varias veces a la semana mantengo reuniones con generales del ejército y de la policía afgana, y mi impresión es que tienen mucho afecto y admiración a España. Nos consideran muy próximos a ellos. También ayuda que España sea muy cuidadosa en sus relaciones internacionales, por lo que esa sensación de respeto mutuo y confianza se aprecia desde el principio.

Base militar en la que están desplegados los soldados españoles. EMAD

¿Qué lecciones se puede aplicar al escenario actual en Afganistán de otras?

intervenciones españolas, ya sea en el mismo país o en otros próximos como Irak?

La principal lección que se puede aplicar es que la forma de ser de los españoles y el respeto a las costumbres locales nos acerca mucho a la población y eso nos ayuda a tener un considerable control sobre la seguridad de las zonas sobre las que actuamos. La profesionalidad de los militares españoles es clave en el éxito de nuestras misiones.

¿Cómo se puede explicar a la sociedad española la presencia española en Afganistán?

Afganistán es un centro neurálgico sobre el que se centran numerosos intereses tanto globales como regionales de tipo religioso, económico, político y estratégico. Y, por lo tanto, la inestabilidad de este país repercute en la seguridad mundial. En cierto modo, Afganistán ha sido considerado el foco principal del terrorismo fundamentalista, por lo que estabilizar este país permitirá disminuir la amenaza en los países occidentales, España incluida. España lucha aquí, en coalición con muchos otros países, en el frente contra el terrorismo mundial.

En Siria se habla a menudo del papel que juegan potencias como Rusia. En un país como Afganistán -con la tradición histórica de la presencia rusa-, ¿siguen teniendo peso las decisiones que se toman desde el Kremlin?

Rusia sigue teniendo una gran influencia en Afganistán, pero las relaciones con el Gobierno de Afganistán no son tan estrechas como sería deseable. Lo que es evidente es que una solución diplomática o pacífica al conflicto debe contar con el beneplácito de Rusia.

Un miembro de las Fuerzas de Seguridad de Afganistán vigila en las inmediaciones del hospital de Sardar Daud Khan, en Kabul. HEDAYATULLAH AMID EFE

En las últimas semanas se ha registrado una oleada de nuevos atentados en Afganistán -este 8 de marzo, los talibanes mataron a 50 personas tras bombardear un hospital en Kabul-. ¿Están ganando los terroristas poder en el país?

En mi opinión, los terroristas están perdiendo la batalla en todo el país aunque aún cuentan con numerosos apoyos en algunas zonas rurales. Las oleadas de atentados tratan de llamar la atención de los medios, pero estos ataques les restan apoyos sobre todo en las ciudades. A medida que el progreso y el bienestar social son mejor percibidos por la población, la actuación de los grupos terroristas son contestados con mayor fuerza.

¿De qué capacidades dispone el Gobierno afgano para hacer frente a las amenazas del país?

El Gobierno de Afganistán cuenta unas Fuerzas de Seguridad y Defensa totalmente establecidas y que, día a día, con el apoyo y asesoramiento de la Coalición Internacional, siguen aumentando sus capacidades logísticas, de combate y de mando y control.

¿Son los talibanes la principal amenaza para la estabilidad en la región?

Actualmente esa es la realidad, aunque se le han sumado distintos grupos de insurgentes como elementos del Estado Islámico y otras redes terroristas que tratan de cobrar mayor relevancia.

¿De qué fuerzas y estructura disponen los talibán?

Es difícil evaluar el número de fuerzas que tienen los talibanes en todo el país. Actualmente los talibanes están divididos en diversos grupos, algunos proclives a negociar con el Gobierno y otros totalmente opuestos. Lo que es evidente es que su cadena de mando se ve regularmente mutilada por la acción de las fuerzas afganas y de la coalición guiadas por la labor de inteligencia. Y este hecho está produciendo un gran desgaste en los grupos insurgentes que, a menudo, buscan refugio y apoyo en Pakistán.

¿Existe algún horizonte en el tiempo para acabar con la influencia de los talibán? ¿Cómo se puede hacer?

Es difícil aventurar un horizonte para acabar con el conflicto ya que existen múltiples elementos a considerar. Pero estoy seguro de que en pocos años la estabilidad del país estará asegurada y, con ello, la resolución del conflicto, siempre que se cumplan varias condiciones: que los países limítrofes y las potencias involucradas en el conflicto apoyen decididamente al Gobierno legalmente establecido, que la Coalición Internacional mantiene su esfuerzo a las fuerzas de seguridad y defensa, y que el Gobierno consiga avances significativos en la lucha contra la corrupción y permita el acceso de la población a mejores servicios reduciendo la pobreza.

La misión española en Afganistán se ha extendido durante 13 años.

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