Que los políticos son muy de 'Donde dije digo... digo Diego' era algo sabido pero si a eso se le suma la guerra entre 'Haz lo que yo digo pero no lo que yo hago', la polémica esta servida.

Al presidente de la Xunta gallega, Alberto Núñez Feijóo, se le ha amargado políticamente el nacimiento de su primer hijo, Alberto. El popular aseguró en un programa de televisión el pasado mes de diciembre que "el hijo de un presidente de la Xunta tenía que nacer en un hospital público".

"O mellor sitio para parir son os hospitais públicos"

Sin embargo, el hijo de Alberto Nuñez Feijóo y de su pareja, Eva Cárdenas, nació en la Maternidad del HM de Belén, un centro privado, el pasado miércoles. De hecho, Cárdenas ingresó a las ocho de la mañana para un parto que ya estaba programado puesto que era un embarazo de riesgo por su edad, 51 años.

Por eso, es llamativo que Feijoo ahondara en el programa en la defensa de los buenos profesionales y paritorios que hay en los centros públicos sino que se vanagloria de que siendo él responsable del INSALUD se empezó a generalizar la epidural en los hospitales de la Seguridad Social. 

Así que concluye: "En mi opinión, el mejor sitio para parir es un hospital público".

Los primeros en criticar su decisión ha sido el portavoz parlamentario de En Marea, Luís Villares, quien ha asegurado que "que Feijóo falte a su palabra es algo que no nos sorprende".

"Es algo a lo que nos tiene acostumbrados", ha incidido, para hacer alusión así a que "también el AVE iba a llegar en 2018" y a que "también la AP-9 iba a ser gallega". "En fin, una mentira más no es algo que nos sorprenda", ha resuelto.

También a través de Twitter ha tenido una reacción similar el BNG, que ha parafraseado, a modo de crítica, al mandatario autonómico en la misma intervención a la que se refería Villares. "Eso era en campaña (que el mejor sitio para dar a luz son los hospitales públicos), ahora Feijóo prefiere la privada", apunta en su cuenta.

Las manifestaciones realizadas por el portavoz parlamentario de En Marea han sido censuradas por dirigentes populares, como el secretario general gallego, Miguel Tellado, y la diputada autonómica Paula Prado.

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