Nadie en el pueblo de Torre Pacheco se cree lo que ha ocurrido este fin de semana. Cinco jóvenes de la localidad, cuatro chicos y una chica, de entre 18 y 21 años, perdieron la vida el sábado por la noche en un choque frontal entre dos vehículos.

"No se lo merecían. Aquí hay gente que hace el loco con el coche y no les pasa nada. Y ellos, gente normal...", asegura un vecino de la localidad.

La Guardia Civil baraja un despiste por alta velocidad como la causa principal que habría hecho perder el control al conductor del Renault Clio en el que viajaban los cuatro chicos y que le hizo chocar frontalmente con el C4 donde iban las cuatro chicas.

El pueblo ha decretado tres días de luto y esta tarde se procederá al funeral conjunto de los cinco jóvenes.

Los cuatro chicos eran muy aficionados al Atlético de Madrid. De hecho, habían acudido muchas veces al Estadio Vicente Calderón. José Antonio Martínez Sánchez compaginaba sus estudios de Ingeniería con un trabajo en un almacén y era voluntario de Protección Civil, según publica La Opinión de Murcia.

«Era una persona que siempre que hablabas con él te respondía con una sonrisa en la cara. Nunca tenía ni una mala palabra con nadie. Su madre no se lo creía cuando se ha enterado de la muerte de su hijo», indicó uno de los amigos del chico.

José Salvador Ros Gázquez también colaboraba con Protección Civil y trabajaba en las ambulancias. «Como persona era un encanto, todo un buenazo».

El tercero en perder la vida fue Óscar Alcaraz Galián, que vivía en un piso de estudiantes en Murcia de lunes a viernes y volvía la pueblo los fines de semana. Era estudiante de Ciencias Políticas. Sus tías destacaban su calor humano: "Le encantaba la política, hacía deporte y era un chico muy inteligente».

Del cuarto fallecido, Pedro José Cánovas Juarez, dicen que «era un chico bueno y tranquilo». Trabajaba en un empresa de telecomunicaciones de La Palma tras haber estudiado un módulo de informática. Su pasión eran los videojuegos y se pasaba horas jugando.

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Del vehículo de las chicas, Ana Belén Celdrán Avilés fue la única que murió en el lugar del siniestro pese a los 40 minutos que estuvieron los equipos de emergencias intentando reanimarla.

Había estudiado para ser esteticista, pero trabajaba en un almacén de ensaladas cerca de su casa. «Quería seguir estudiando y ser cirujana plástica. Tenía muchos sueños por cumplir. Era una cría que siempre iba por el camino correcto», apuntó una vecina a La Opinión de Murcia.

Las otras tres ocupantes del C4 están ingresadas, dos de ellas muy graves en la Unidad de Cuidados Intensivos y sólo la conductora ha sido trasladada a planta. Ha dado negativo en alcohol y drogas.

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