Mariano Rajoy guardará hasta el Congreso Nacional del Partido Popular el secreto de si mantiene o no a María Dolores de Cospedal como secretaria general del PP. Sin embargo, reelegir a su Comité de Dirección no es el único rompecabezas que tiene que descifrar. Cuando los 3.128 compromisarios voten su candidatura, el líder del PP tendrá que presentar ante el cónclave a los miembros de su nuevo Comité Ejecutivo Nacional, un órgano que actualmente está formado por una treintena de vocales de los cuales un tercio está procesados o quemados políticamente.

Cuando el líder del PP presentó los representantes de sus órganos en el congreso de Sevilla, incluyó como vocales electos Ana Botella y a los exministros Jorge Fernández Díaz y José Manuel García Margallo. La entonces alcaldesa de Madrid optó por renunciar a presentarse a la candidatura del PP por Madrid en las elecciones de 2015 y desde entonces solo se le ve en los actos que protagoniza su marido, José María Aznar, que acaba de renunciar a la presidencia de honor del partido. 

En el caso de los ministros Fernández y Margallo, Rajoy no contó con ellos para su Ejecutivo en la presente legislatura. Desde entonces, el exministro del Interior está en un segundo plano aquejado de una grave enfermedad. Su compañero de Exteriores se ha reconvertido en tertuliano. En el PP, altos cargos confían en que el presidente "deje ese hueco" para otros compañeros del partido. 

Otro nombre que tiene que 'jubilar' de este órgano de dirección del Partido Popular es Ignacio González, el expresidente de la Comunidad de Madrid que no ha puesto un pie en Génova desde que Rajoy eligió a Cristina Cifuentes como candidata del partido al Ejecutivo madrileño en su lugar, tras saltar el escándalo de su ático en Marbella. Lucía Figar, la consejera de Educación de Madrid que tuvo que dimitir justo cuando Cifuentes negociaba su investidura por el caso Púnica, también es otra de las 'bajas programadas'.

La baja de Trillo

Fuentes internas del Partido Popular reconocen que Mariano Rajoy dará carpetazo a todos estos altos cargos que, por un motivo u otro, ya no forman parte de la política activa y que “fueron incluidos entonces por estar en un puesto de relevancia”. Además de los nombres arriba citados, hay uno que irrita especialmente a cuadros intermedios del partido: el de Federico Trillo, que fue uno de los cuatro vocales asignados a dedo por el presidente del partido y que acaba de abandonar la embajada de Londres tras reactivarse el accidente del Yak-42 que se produjo con graves incidencias cuando él era ministro. 

“Es el nombre que todo el mundo espera que Rajoy borre para siempre del Partido Popular”, defienden las mismas fuentes. En el Comité Ejecutivo que Rajoy tiene que actualizar ya se han dado de baja nombres de relumbrón como son los exministros Ana Mato y Alberto Ruiz-Gallardón. Ella dimitió arrastrada por el caso Gürtel que hoy tiene sentado en el banquillo a su exmarido, Jesús Sepúlveda. El exalcalde de Madrid se fue cuando Rajoy le tumbó la ley del aborto que quería llevar al Congreso.

Barberá, Gallardón, Mato

El que fue diputado del PP Vicente Martínez Pujalte, denunciado por Fiscalía por falsedad y cohecho presuntamente cometidos cuando era diputado al simular pagos de diferentes empresas por trabajos inexistentes, fue retirado también de la página web del PP cuando saltó el escándalo. Rosa Valdeón, la vicepresidenta de la Junta de Castilla y León que tuvo que dimitir por triplicar la tasa de alcoholemia, también se dio de baja de este órgano de dirección cuando saltó su caso. Rita Barberá, que rompió su carné de afiliada meses antes de fallecer, fue dada de baja de este órgano al mismo tiempo.