Dieciocho días sin Satur. Se escapó de la residencia Los Peñascales (Torrelodones) el pasado 26 de diciembre. Desde entonces, nada. Niebla, lluvia, barro y batidas sin éxito de la Guardia Civil. Saturnino Garzas, de 67 años, con párkinson y principios de alzhéimer, abrió la puerta de emergencia del salón en un momento de despiste de los trabajadores del centro. Esa fue la última vez que se le vio. Su familia asegura que el la residencia rechazó el GPS que portaba hasta en dos ocasiones. Tras las informaciones publicadas por este diario, la directora de Los Peñascales, María Jesús González, niega este extremo en un comunicado: "No se puso en conocimiento del centro que debiera utilizar algún dispositivo de localización", explica.

Una palabra contra la otra. En esta tesitura ha llegado la investigación de la Comunidad de Madrid, dado que la residencia es de carácter concertado y que Satur logró su plaza a través de la Administración. "Estamos revisando los plieges del contrato y las condiciones", explica un portavoz del Ejecutivo regional, que confirma que ya han visitado el local. En Los Peñascales -han emitido una misiva para "puntualizar" algunas de las cuestiones publicadas- aseguran "cumplir todas las medidas de seguridad", pero apostillan: "Este no es un centro psiquiátrico ni penitenciario y, por lo tanto, si una persona se empeña en escapar, lo más probable es que acabe escapándose".

"No se nos dijo nada del GPS"

En esta línea, la directora de Los Peñascales reitera que la familia Garzas no les alertó del riesgo de fuga de Satur: "En ningún momento se informó al centro ni al facultativo que lo atendió que tuviese esa tendencia o se hubiese intentado escapar de algún sitio". Palabras que, una vez más, difieren de lo expresado por la familia de Satur, que aporta un informe a este diario a modo de prueba. Fue expedido por el centro de día en el que estuvo Satur antes de ingresar en Los Peñascales.

Informe facilitado por la familia Garzas. El Español

En él queda recogido un intento de fuga y los Garzas aseguran que el personal de Los Peñascales leyó este apartado. En otro documento al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL se mencionan "intentos de salir del centro" y "desplazamientos de forma continua por los distintos espacios". "No permanece sentado mucho tiempo", concluye.

Precisamente, la directora de Los Peñascales se refiere en el comunicado a un intento de fuga de Satur que tuvo lugar el 18 de diciembre, tan sólo un día después de su ingreso: "Una trabajadora del centro lo encontró encaramado a la tapia". A partir de ahí, "se acordó el traslado inmediato a la primera planta, una zona de seguridad vigilada donde se ubica a aquellos residentes que necesitan una mayor atención, bien por ser dependiente, por estar agitado o porque tenga tendencia a la fuga, como parece que era el caso".

No saltó la alarma

En ese salón, al que sólo se puede acceder mediante una clave numérica, explican los Garzas, hay una puerta de emergencia. "Se escapó por ahí. Al contrario de lo que sucede en los centros comerciales, por poner un ejemplo, esa puerta no alerta acústicamente cuando se abre".

David, hijo de Satur, ve en ese traslado a la "sala de seniles" una de las razones de su posible fuga: "Mi padre todavía se mueve, razona -aunque como si viviera hace veinte años- y tiene un mínimo de capacidad cognitiva. Allí, todos están sentados, nadie se mueve... No aguantó mucho, parece".

"Es la primera vez que nos enfrentamos a algo así en nuestros 24 años de historia", se defiende la residencia. Han pasado 18 días. Satur no aparece. El último testigo fiable, cuenta su hijo, lo localizó el día de su huida en la estación de Las Matas, a dos kilómetros de la residencia. "Estamos planeando una batida en esa zona para el sábado que viene".

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