La enmienda que Cristina Cifuentes va a presentar en el congreso nacional del Partido Popular para que sean los militantes -y no lo compromisarios- los que finalmente elijan con su voto al presidente del partido ha vuelto a poner la lupa sobre el deficitario sistema de elección en la formación de centroderecha.

Los datos recogidos en las últimas elecciones de los compromisarios que acudirán al cónclave de febrero dejan en entredicho el actual sistema de representación que mantiene el PP: solo un 1% (menos de mil militantes) de los 97.000 que hay en toda la Comunidad de Madrid acudió a las urnas para elegir a los compromisarios que votarán en su nombre al presidente del partido.

En Madrid capital, donde se concentran la mayoría de los afiliados de toda la región, solo se votó en urna en ocho de los veintiún distritos. En estos barrios, solo hubo más de cien votos en tres. En los otros cinco la participación no alcanzó el centenar de papeletas. En los trece distritos restantes de la capital se presentó el mismo número de compromisarios que plazas a cubrir, por lo que las plazas se adjudicaron directamente sin que sus nombres se votasen en ninguna urna.

El distrito que más votos recogió fue el de Moncloa-Aravaca que dirige el diputado regional Álvaro Ballarín: 267 de los 3.6000 militantes, incluida Cristina Cifuentes, votó para elegir a sus compromisarios. En otras palabras, en la agrupación donde más papeletas se depositaron hubo un 7,4% de participación. El segundo distrito con más participación fue el del 'aguirrista' Íñigo Henríquez de Luna, firme defensor de que el PP introduzca de una vez por todas las primarias. En el barrio de Salamanca, el feudo del Partido Popular por excelencia, solo votaron 147 militantes de los más de 5.000 afiliados que hay. En el distrito de Fuencarral, con 3.500 afiliados, la participación descendió hasta los 104 votos.

Menos de cien papeletas

En el distrito de Chamberí, que cuenta con 4.000 militantes censados, apenas acudió a la llamada de las urnas 98 personas. En Chamartín, con una afiliación más o menos similar, se congregaron 81 afiliados el día de la votación. Retiro, otro de los barrios donde el PP tiene mayor tirón, solo recogió 96. En La Latina, con unos 2.500 militantes, se contabilizaron 72 papeletas. En Tetuán el número se redujo hasta los 30. En toda España, el Partido Popular convocó 1.200 asambleas, pero apenas se votó en 208.

De los 179 municipios que hay en toda la Comunidad de Madrid, solo votaron en trece sedes: Alcalá de Henares, Alcobendas, Majadahonda, Pozuelo de Alarcón, Las Rozas, Villanueva de la Cañada, San Fernando de Henares, Velilla de San Antonio, Mejorada del Campo, Belmonte de Tajo, Ciempozuelos, Colmenar de Oreja y Valdaracete. 

Ni siquiera la llamada telefónica que Génova hizo a todas las sedes provinciales para que movilizaran a los militantes y pudieran presumir de sistema democrático sirvió para que los afiliados al partido ejercieran su derecho a voto. Los más críticos con el sistema actual de elección justifican precisamente la baja participación con la “desmotivación” que hay en el partido. “No hay democracia interna: todos los compromisarios son personas con cargo orgánico en su agrupación o son asesores, a sueldo del partido. Es gente del aparato que va a votar lo que diga el aparato”, critican en privado los militantes que reclaman una participación directa en la elección de sus líderes.

Sistema de doble vuelta

La apuesta de Cifuentes también recoge un sistema de doble vuelta, pero insiste en que sean siempre los afiliados los que puedan votar. Para contentar las ansias regeneracionistas de barones como la madrileña, en Génova han diseñado un particular sistema de doble vuelta que no ha terminado de contentarles. La propuesta del aparato nacional es que los afiliados que se inscriban como electores elijan en una primera vuelta quién quiere que les represente.

En la segunda vuelta, la que realmente cuenta, votarán los compromisarios. “Es un bluf, es maquillar de renovación el mismo sistema”, alegan las mismas fuentes. Cuando Cifuentes formalice su enmienda este jueves, Génova la negociará con el PP de Madrid y ahí se decidirá si el aparato la incluye en el texto. Las enmiendas que la dirección nacional no esté dispuesta a asumir se podrán debatir en el pleno del congreso siempre y cuando la enmienda reciba al menos el 10% de los apoyos.