La Policía Nacional ha desarticulado una red de explotación sexual de mujeres en clubes de alterne de Bilbao y Benidorm (Alicante) en una operación que se ha saldado con nueve detenidos y la liberación de siete jóvenes nigerianas obligadas a ejercer la prostitución.



Según ha informado este Cuerpo, la organización era dirigida por tres mujeres también de origen nigeriano que privaban a las víctimas de libertad y las obligaban a prostituirse todos los días de la semana en jornadas de más de 14 horas hasta que saldaban una supuesta deuda de entre 40.000 y 45.000 euros contraída con la red. De los nueve detenidos, seis han sido arrestados en Bilbao y tres en Alicante.

Desarticulada una red de explotación sexual de mujeres.





Fue una de las víctimas la que alertó a la Policía de su situación una vez que los agentes establecieron un dispositivo para la detección de posibles víctimas de trata de seres humanos en las zonas habituales de prostitución de Bilbao.

Víctimas muy pobres





Las víctimas, muy jóvenes y que vivían "en la más absoluta pobreza", eran captadas con falsas promesas de trabajo en Europa y sometidas a rituales de vudú para que prometiesen fidelidad a la organización que, en caso de incumplimiento, les acarrearía "terribles consecuencias e incluso la muerte, tanto a ellas como a su familia".





Tras estos rituales, las mujeres eran trasladadas hasta Italia pasando por Níger y Libia a través de embarcaciones carentes de seguridad en la mayoría de los casos. De hecho, en una ocasión, la nave que transportaba a dos de las víctimas se hundió y en ella fallecieron varios inmigrantes.





Una vez en Italia y después de ser alojadas en centros de acogida para inmigrantes, eran trasladadas a España en avión y para evitar su detención, utilizaban documentos de otras mujeres de origen nigeriano en situación legal en el país.





Cuando llegaban a España, eran alojadas en pisos de la organización y obligadas a solicitar asilo para evitar así su posible expulsión del país.





Las víctimas eran sometidas a un excesivo control diario e incluso una de ellas fue obligada a seguir ejerciendo la prostitución después de haber sufrido un aborto para que las demás no se enterasen.





La red de trata estaba formada por ciudadanos de origen nigeriano con recursos en diversos países, tanto africanos como europeos, y una estructura piramidal perfectamente definida.





Contaba con pisos donde poco a poco se iba alojando a las víctimas hasta el lugar de su explotación y también con suficiente personal dedicado al control y traslado de las jóvenes.





Parte de los cuantiosos beneficios reportados por esta actividad permitían a la organización blanquear importantes cantidades de dinero para enviarlo a Nigeria e invertirlo de nuevo en la trata de seres humanos.





Fruto de la investigación, se practicaron cinco registros en los que se intervinieron de unos 20.000 euros en efectivo, importante documentación contable.





También se incautaron de varios justificantes de envíos de dinero y anotaciones de los principales países que forman parte de las rutas migratorias empleadas, además de abundante material informático y terminales de telefonía móvil, que están siendo analizados por expertos.