El compañero de celda de Antonio Ojeda, El Rubio, en la cárcel de Gran Canaria ha relatado al juez que éste acaba de confesarle que mató a Yéremi Vargas, en una confidencia hecha cuando estaba apesadumbrado por la condena que acaban de imponerle por abusar de otro niño.





"Se me fue de las manos, echó a correr y tuve que desaparecerlo", dijo El Rubio cuando su compañero le preguntó por Yéremi, según ha contado este último recluso al Juzgado que desde hace casi diez años investiga la desaparición del niño de Vecindario, en una declaración que adelantan hoy en portada Canarias 7 y La Provincia.





Ojeda se convirtió hace meses en el principal sospechoso del posible homicidio del pequeño Vargas, por una serie de indicios que lo sitúan en el mismo lugar donde se perdió su rastro el 10 de marzo de 2007 y por varios comentarios que había hecho en la prisión de Algeciras, alardeando de saber lo que pasó.





Sin embargo, El Rubio nunca ha admitido hasta ahora ser el responsable de lo que le pasó al niño.

El Juzgado de Instrucción número 2 de San Bartolomé de Tirajana lleva dos semanas tomando declaraciones a nuevos testigos del caso Yéremi Vargas, la mayoría relacionados con Antonio Ojeda, al que la Guardia Civil puso a su disposición el pasado mes de julio.

Desde entonces, El Rubio está imputado en delitos de homicidio y detención ilegal por el “caso Yéremi”, pero hasta el momento se ha negado a declarar e, incluso, ha intentado involucrar a terceras personas en esos hechos, mediante comentarios a otros presos.

Culpable de abusos a otro menor

Al parecer, su estado de ánimo cambió el 5 de diciembre, cuando le comunicaron que la Audiencia de Las Palmas lo declaraba culpable de haber abusado de otro niño en 2012 en El Doctoral, localidad colindante con Vecindario, y le imponía cinco años de cárcel.

Su compañero en la cárcel de Juan Grande contó ayer al juez que esa misma noche Ojeda regresó a la celda muy nervioso y abatido, defendiendo que era inocente, que no conocía al niño de El Doctoral y que ese era “un marrón” que quería endosarle la Guardia Civil.

“Entonces yo le dije: ¿y el otro niño, Antonio? Y me contestó que ese era un tema que se le había ido de las manos, que el niño había intentado correr, que él había intentado agarrarlo, que se había dado un golpe en la cabeza y que tuvo que desaparecerlo”, testificó este recluso ante el juez.

Este preso dice que volvió a interpelar a Ojeda para que le dijera dónde estaba Yéremi, pero este le respondió que dejara el tema y, muy nervioso, le pidió que no se lo contara a nadie.

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