Lisboa

Primero el encuentro político, después la cena con unas 80 personas, la mayoría políticos portugueses pero también algún empresario español como Borja Prado, el presidente de Endesa, que también estuvo en el almuerzo con los reyes en Oporto. El escenario nocturno de la segunda parte del viaje de Estado, ahora en Lisboa, ha tenido lugar al completo este martes en el Palacio de las Necesidades, sede del Ministerio de Asuntos Exteriores de Portugal y también de la Escuela Diplomática.

Felipe VI ha llegado primero con el ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis, para mantener el encuentro político con el primer ministro, el socialista Antonio Costa, que gobierna desde el año pasado en coalición con el Bloque de Izquierda, los comunistas y los verdes. Nada enturbia las excelentes relaciones entre España y Portugal, ni siquiera la preocupación por la central nuclear de Almaraz, que no ha salido a relucir en las conversaciones entre delegaciones. El futuro del proyecto europeo es la principal preocupación de ambos países, y la manera en la que Madrid y Lisboa pueden cooperar para sacar adelante una historia de éxito que ahora se enfrenta a serios problemas.

“Necesitamos una Europa más fuerte y más solidaria”, ha dicho Felipe VI antes de brindar con Costa por la “permanente amistad” entre ambos países. “Una Europa que impulse el crecimiento económico y la creación de empleo; que sepa dar respuestas concretas a los ciudadanos; una Europa unida en torno a los valores y principios fundacionales que nos han permitido durante muchas décadas vivir en paz, libertad y prosperidad”.

Costa le ha respondido poniendo énfasis en la cooperación transfronteriza, que es el asunto estrella de la cumbre bilateral que se celebra esta primavera tras el largo año de interinidad política en España. El primer ministro portugués ha puesto el acento en los dos temas centrales de la cooperación bilateral: los enlaces ferroviarios y la seguridad en el sur de Europa.

La reina Letizia ha llegado sola media hora más tarde para unirse a la cena, un acontecimiento de más bajo perfil que el de la noche anterior en Guimaraes, al norte de Portugal. La ha recibido Fernanda Gonçalves, la mujer de Costa, a la entrada de un patio empredrado que ha dificultado el paso de la reina sobre sus altos tacones. Esta noche el vestido era corto, uno verde de Felipe Varela que usó hace tres años en Oviedo en la entrega de los premios Princesa de Asturias.

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