El escenario ha cambiado demasiado desde que los barcos españoles Alakrana y Playa de Bakio fueron secuestrados, en 2009 y 2008, en aguas frente a Somalia. Los piratas, tras el despliegue de una misión militar liderada por la Unión Europea, no han asaltado ninguna embarcación desde hace casi cuatro años. Pero los expertos advierten que el peligro, lejos de desaparecer, "está durmiente": en cuanto desaparezca el operativo -en el que participa la Armada y del que pronto asumirá su liderazgo-, los piratas volverán a actuar. Por eso, se ha decidido prolongar la presencia de efectivos en la zona, al menos, hasta diciembre de 2018, y España, como miembro activo del dispositivo, asumirá el mismo calendario.

"La piratería en Somalia es un riesgo que apunta directamente a España", explicaba recientemente el comandante Salvador Moreno, al frente del Buque de Acción Marítima (BAM) Tornado desplegado en la misión de lucha contra la piratería. Según advertía, la inestabilidad en el Índico se contagiaba directamente de la inseguridad de tierras somalíes, ejemplo de Estado fallido.

La fragata Santa María tomó el relevo al Tornado y, actualmente, en el lugar están desplegados el BAM Relámpago y un avión P-3 Orión. Además está previsto que España asuma durante 2017 el mando en el escenario marítimo.

Armada en el Índico

*Vídeo difundido por el Estado Mayor de la Defensa de la actividad del Tornado en la operación Atalanta.

Todo ello se enmarca en la operación Atalanta desplegada por la Unión Europea. Los 28 países miembros han acordado esta semana destinar 11 millones de euros que servirán para prolongar la misión hasta el 31 de diciembre de 2018.

En esas fechas se cumplirán diez años del comienzo del operativo y también de la participación en el mismo de España, que se sumó desde su puesta en marcha.

La situación de Turquía e Irak

En otros lugares en los que participan las Fuerzas Armadas existen otros problemas de calendario, en algún caso agravado por la imposibilidad de tomar una decisión tras casi un año de Gobierno en funciones. Turquía e Irak, aunque con matices diferentes, suponen los casos más representativos.

Las Fuerzas Armadas participan en el despliegue de un escudo antimisiles de la OTAN en Turquía, concretamente en el aeropuerto de Adana. Esta implicación concluía a finales de 2016. En Irak, mientras, el plan es ampliar el número de efectivos desplegados que forman a las tropas locales en la lucha contra el yihadismo.

El exministro Pedro Morenés advirtió del problema que casos suponen para las FAS en una de sus últimas visitas como titular de Defensa, en Líbano: "Cuando llegue ese puente, ya veremos cómo cruzarlo".

Ese puente ya ha llegado, pero la resolución de cada uno de los casos es distinta. La prolongación de la misión en Turquía debe ser aprobada por el Consejo de Ministros pero no por el Congreso.

Sin embargo, para ampliar el número de tropas en Irak sí requiere el visto bueno de la Cámara, al suponer una modificación de mayor envergadura respecto a una de las misiones en el exterior. Esta decisión, postergada por la situación política, podrá resolverse en fechas próximas: Mariano Rajoy ha asegurado en una entrevista en la Cadena COPE que "pronto" solicitará al Parlamento que se amplíe el contingente de 300 a 400 efectivos.