Mariano Rajoy ha aceptado a medias el encargo del Rey de ir a una sesión de investidura. Felipe VI le ha propuesto ser el candidato a la presidencia del Gobierno y el líder del PP le ha contestado que "lo intentará", pero que de momento no cuenta "con los apoyos para ello". Es decir: el ahora candidato se ha comprometido ante el monarca a abrir un período de reflexión para intentar convencer a sus rivales políticos de que le ayuden a sacar adelante una hipotética sesión de investidura a la que tampoco se ha comprometido a ir, aunque la Constitución así lo exija.

Ronda de consultas - Rajoy

Según el artículo 99.2 de la Carta Magna, "el candidato expondrá ante el Congreso su programa político del Gobierno y solicitará la confianza de la Cámara". Fuentes cercanas al presidente argumentan, sin embargo, que "este punto es otro momento procesal que afecta a las dinámicas parlamentarias" y que no obliga a un candidato a ir al Parlamento.

Rajoy, por su parte, se ha resistido a aclarar si pedirá la confianza a la Cámara Baja aunque no consiga previamente los apoyos que aún necesita, como hizo Pedro Sánchez en la legislatura fallida. "El rey me ha encargado que intente la investidura. Le he explicado que hasta el momento no cuento con los apoyos para ello, pero acepto el encargo. Buscaré esos apoyos. Lo he estado haciendo hasta hoy y a partir de ahora lo haré con el encargo del jefe del Estado". En su comparecencia, junto al presidente, estaban presentes en la sala de Moncloa Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal, para escenificar una vez más que Gobierno y partido respaldan al candidato en su última decisión. 

En conversación informal con periodistas minutos después de su comparecencia, Rajoy ha reconocido que en este paréntesis inédito que se abre pueden pasar dos cosas: "Si tengo los apoyos puede pasar una cosa (que se someta a la sesión). Si no los tengo, pueden pasar dos cosas". Una es que pida la confianza de la Cámara sin apoyos suficientes, inviable a día de hoy. Y la segunda vía es que, por primera vez en la historia de la democracia, el candidato propuesto por el rey renuncie a ir a esa sesión parlamentaria imprescindible para que se ponga en marcha el reloj hacia las terceras elecciones.

Mecanismo de presión

El líder del PP utiliza así el encargo real como mecanismo de presión contra sus contrincantes políticos que se resisten a brindarle ayuda para sacar adelante una investidura. "Quiero un gobierno moderado y estable, pero si no es posible esta opción, también estoy dispuesto a explorar la posibilidad de un gobierno en minoría. El resto de grupos debería garantizar una lealtad mínima en las cuestiones fundamentales". La nueva ronda de consultas para buscar de nuevo apoyos se iniciará "mañana mismo". Además, ha recordado que ya ha mantenido contactos "pública y privadamente" con otros líderes políticos pero que con el encargo del rey va a "redoblar los esfuerzos de negociación" y a abrir "una ronda de contactos con los partidos constitucionalistas".

Aunque el candidato anunció de nuevo que quiere formar un gobierno cuanto antes, evitó dar un calendario posible para celebrar el debate de investidura, si es que al final lo hay. La única fecha límite que dio es el 15 de octubre, el día en el que ya tiene que estar aprobada la senda del déficit público, el techo de gasto y los Presupuestos Generales del Estado. Mariano Rajoy y su equipo más cercano se quedarán todo el mes de agosto trabajando para buscar esos apoyos que a día de hoy siguen sin tener.

Una vía inconstitucional

Antes de que el presidente del Gobierno en funciones cerrara la ronda de consultas con el rey, Felipe VI ya conocía de antemano que ningún líder político iba a facilitar su investidura. Albert Rivera acudió el primero en la última jornada de contactos con el rey y propuso al monarca dos soluciones. La primera, un gobierno de partidos constitucionalistas sin Mariano Rajoy al frente. La segunda, que gobierne el PP de Rajoy en minoría. Mucho más taxativo en las formas fue Pedro Sánchez, que dijo de todas las maneras posibles que su partido deniega y denegará cualquier tipo de apoyo al líder conservador y que su deber es presentarse ante el Parlamento para intentar sacar adelante la investidura, como hizo él sin éxito.

Mientras todos los rivales políticos reprochan al unísono a Rajoy que no ir a una investidura si eres candidato es inconstitucional, el presidente del Gobierno en funciones consigue dos cosas: tiempo para conseguir su objetivo y mantener paralizar del todo el reloj de la democracia. Quién ganará la partida todavía es una incógnita.