Sevilla

No por menos esperado, el auto de procesamiento de los expresidentes andaluces Manuel Chaves y José Antonio Griñán y otros seis exconsejeros de la Junta es un mal trago para el PSOE en plena precampaña electoral. Ya fueron apartados políticamente cuando hace justo un año dejaron sus escaños en el Congreso y en el Senado, respectivamente, y ya no se les ve por ningún acto público de partido. Ahora han dado un paso más para no contaminar, y quizás el más doloroso, dejar la militancia en su partido.



Con esta decisión, se adelantan a que les sea aplicado el código ético socialista: los militantes a los que se les abra juicio oral por un delito relacionado con la corrupción serán suspendidos cautelarmente de militancia. Ambos comunicaron ya hace días al número dos del PSOE andaluz, Juan Cornejo, su intención de darse de baja como militantes a través de un escrito.También se ha dejado claro desde el partido que a ninguno de los dos “nunca” se les ha dicho lo que tenían qué hacer en sus “actuaciones y manifestaciones”.

Cuando dejaron sus escaños sí hubo más tensiones. El gesto, aunque voluntario, fue forzado por la presidenta andaluza y secretaria general del PSOE-A, Susana Díaz. Esta, para demostrar su contundencia contra la corrupción, dijo que no mantendría a imputados en el Parlamento ni los llevaría en las listas. Sus palabras molestaron mucho a sus predecesores. Pero Griñán fue más comprensivo. Fue el primero en dar el paso y aseguró que abandonaba la política activa, pero no la militancia, para no ser un “obstáculo” ni un elemento de “presión” para el partido. Aquello lo dijo en un contexto en el que a Díaz se le resistía su investidura y era un requisito que se le exigía desde Podemos, Ciudadanos y PP. También dijo que se iba con el “absoluto convencimiento” en su inocencia y la de Chaves.

Díaz luego ha intentado corregir ese distanciamiento defendiendo siempre que ha podido su honestidad y su convencimiento en su inocencia. Pero el cordón sanitario que el PSOE y, en especial, Díaz han puesto en torno a los dos ex presidentes tuvo su máxima expresión el pasado 28 de febrero. El PSOE conmemoraba el Día de Andalucía con un gran acto político al que acudieron los dos primeros presidentes andaluces, Rafael Escuredo y José Rodríguez de la Borbolla, mientras Chaves y Griñán, que entre los dos suman 23 años de gobierno no sólo no estuvieron, sino que se les mencionó de pasada.

En esta misma línea, ha insistido tras conocer el auto el portavoz parlamentario del PSOE-A, Mario Jiménez: mostrar la “confianza” del partido en la “honestidad y honorabilidad” de Chaves y Griñán y el “respeto” a los procedimientos judiciales. “Cuando por fin culmine este procedimiento, los expresidentes de la Junta quedarán libres de cualquier atribución de una conducta reprochable desde el punto de vista penal, libres de cualquier delito”, ha recalcado, lamentando el “calvario” por el que están pasando.

La reacción del PP ha sido parafrasear al propio Griñán, cuando dijo que el supuesto fraude de los ERE quedaría en una cosa de “cuatro golfos”. “Ya se está viendo en qué está acabando los cuatro golfos. Ya tenemos a los expresidentes imputados. A ver ahora en qué termina el pequeño fraude de los fondos de formación”, ha dicho la portavoz del PP, Carmen Crespo.

El presidente del PP-A, Juan Manuel Moreno Bonilla, ha abundado en esa idea. Ha reprochado al PSOE y a Díaz que, durante los cinco años de instrucción, hayan estado intentando que “no se supiera la verdad” y “quitar trascendencia al caso”. Agregó que con este auto “se demuestra que el caso de los ERES era una trama perfectamente creada, organizada y orquestada para crear una red clientelar en Andalucía en beneficio del PSOE”.

Para la líder de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, que Chaves y Griñán acabe en un banquillo es una “vergüenza”, porque “asocia” a Andalucía con la corrupción. Rodríguez ha lamentado la gravedad del caso tanto por lo “hediondo” que supone tener dos expresidentes procesados por prevaricación y malversación de fondos públicos, como por el dinero que “ha sido desaprovechado para cambiar el modelo productivo andaluz, para generar empleo, en definitiva, para cambiar Andalucía para que tenga un futuro”.

“Los dos presidentes que han gobernado el mayor tiempo en Andalucía que se van a sentar en un banquillo por prevaricar con un dinero que iba para los parados y eso es un escándalo”, ha concluido.

La última vez que se ha visto en público a Chaves y a Griñán ha sido el pasado martes. Los dos acudieron al Parlamento andaluz para comparecer ante la comisión de investigación por el presunto fraude de los cursos de formación para el empleo. Otro escándalo más de corrupción que les unes al afectar a la Administración andaluza durante los años que estuvieron al frente. Con anterioridad, en marzo, se les pudo ver cuando fueron citados por el instructor de la pieza política del caso de los ERE, ocasión en la que no declararon amparándose en que ya lo habían hecho ante el Tribunal Supremo un año antes.

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