Gorka Maneiro (San Sebastián, 1974) es oficialmente desde este sábado el nuevo líder de UPyD, tras ser elegido portavoz de un partido que está prácticamente al borde de la extinción desde que Rosa Díez y otros fundadores, como Carlos Martínez Gorriarán, lo abandonaran el pasado febrero abogando por su desaparición.

La crisis abierta en la formación magenta ha impulsado al parlamentario vasco a la cabeza de una organización, creada tan solo hace nueve años, que en las últimas convocatorias electorales ha perdido toda su fuerza y presencia institucional. Las sucesivas derrotas cosechadas en 2015 la han convertido en residual, desalojado de las Cortes y de todos los parlamentos autonómicos, excepto del vasco - donde no habido elecciones- y se han llevado consigo a sus principales referentes; el último de ellos el abogado Andrés Herzog, que dimitió de portavoz a raíz de los malos resultados del 20-D, donde UPyD se dejó casi un millón de votos y obtuvo sólo el 0,61% de los sufragios.

La sangría de bajas no se ha detenido. En la víspera del Congreso extraordinario que ha elegido a Maneiro, una treintena de cargos y militantes –y entre ellos la eurodiputada Beatriz Becerra- anunciaba también su marcha por las mismas razones. “El partido ha dejado de ser útil a la sociedad”, aseguraban los 29 firmantes en un comunicado en el que mantenían que en vez de elegir a una nueva dirección el congreso a celebrar tendría que ser de disolución.

Maneiro y los afiliados que le han dado su apoyo sostienen lo contrario y persiguen la revitalización de la formación magenta a través de un nuevo Consejo de Dirección, con 21 personas, que logre recuperar proyección pública y mediática y conectar de nuevo con el electorado. “Aún hay hueco”, opinan, a pesar de que su espacio político ha sido invadido por Ciudadanos.

¿Conseguirá Maneiro su objetivo o pasará a la historia como el ‘último de UPyD’?

RESISTENCIA Y SOLEDAD 

Cuando las urnas no acompañan y hasta los fundadores han abandonado el proyecto, su mantenimiento se forja en el ámbito de la resistencia y la soledad, dos circunstancias con las que el aspirante a liderar UPyD está acostumbrado a bregar a diario en el País Vasco, donde ocupa un escaño en el Parlamento desde 2009.

Su labor de oposición no ha sido fácil. Único representante de su partido, ha tenido que lidiar en solitario y siempre lo ha hecho clamando contra el poder, contra el Gobierno, y en especial contra el nacionalismo, cumpliendo a rajatabla el ideario de la formación magenta y pidiendo en ocasiones lo imposible en el actual contexto, como la supresión del Concierto Económico y de las poderosas Diputaciones forales, entre la absoluta incomprensión y rechazo de 74 de los 75 integrantes de la Cámara vasca.

Desde la tribuna parlamentaria ha impulsado comisiones de investigación para combatir la corrupción en la vida pública y ha luchado contra el derecho a decidir, el independentismo y el “adoctrinamiento nacionalista” de EiTB. Ha denunciado el sobredimensionamiento del entramado institucional vasco y las duplicidades de gasto que conlleva, así como las “embajadas” en el exterior y los recortes sociales en los que se incurría por falta de presupuesto. Y ha defendido a las víctimas del terrorismo frente a las cesiones a los presos, tantas veces como ha emplazado a la izquierda abertzale a condenar a ETA y a asumir su responsabilidad por el apoyo prestado a la banda terrorista.

En esos ámbitos, prioritarios para Maneiro, su discurso permanece inalterable, sin fisuras. Como también resulta inamovible en su defensa de la libertad lingüística, frente a la euskaldunización obligatoria de escolares y funcionarios, de la que hace gala en la tribuna. Él es euskaldun pero emplea fundamentalmente el castellano en sus intervenciones, mientras algunos compañeros constitucionalistas que no son bilingües se esfuerzan en hacer “pinitos” con el euskera.

Los periodistas parlamentarios le concedieron en 2013 la distinción “azote del Gobierno” en la primera edición de sus premios anuales. Una definición que ha hecho suya y que sustenta en las numerosas iniciativas -1.025 registradas hasta el último agosto - que llevan su firma esta legislatura y que le convierten en el diputado más activo de la Cámara. Él mismo ha cedido y extendido su título al partido, reivindicando la labor llevada a cabo y presentando a UPyD en campaña como la “mosca cojonera” y el “azote de corruptos, recortadores sociales y nacionalistas que quieren separar a unos vascos de otros vascos, o a los vascos del resto de los españoles”.

Andrés Herzog y Gorka Maneiro. EP

LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN

Su oposición al derecho a decidir –“una falacia”- o a la celebración de una consulta - “una aspiración inaceptable”- , o sus críticas a las políticas de víctimas y de reinserción de presos de ETA, no han enfadado tanto al Gobierno y al partido de Urkullu como lo han hecho sus denuncias sobre los casos de presunta corrupción o mala gestión en los que se ve involucrado el PNV.

Si algo le reconocen sus adversarios políticos a Maneiro es su capacidad de trabajo y su persistencia en no soltar un tema hasta el final. Por su insistencia en depurar responsabilidades políticas por los fiascos de Hiriko y Epsilon, -dos proyectos automovilísticos en los que se perdieron sumas millonarias-, se ganó nada menos que los gruesos descalificativos de “alumno aventajado de Goebbels “ y “termita carroñera”.

El PNV le acusa de esparcir sospechas sin fundamento, de tirar a bulto por si acaso hace diana, como cuando pidió sin éxito a la Fiscalía investigar las retribuciones y gastos de representación de los consejeros de las antiguas cajas vascas al amparo del escándalo de las tarjetas opacas de Bankia.

Hay otras ocasiones en las que aparentemente da el blanco. Fruto de su actuación un juzgado de Vitoria analiza la presunta compra de noticias del Gobierno vasco a medios informativos afines, por los que hay ya cuatro responsables de distintos departamentos que están siendo investigados y han sido llamados a declarar. UPyD, que se ha retirado de importantes causas nacionales, persiste en este caso en mantener su denuncia.

La tenacidad está fuera de toda duda en un hombre de 42 años que se define como “tímido” y quizás por ello fuera del escaño proyecta desde la altura de un jugador de baloncesto una actitud fría y distante, aunque cortés, que casa a la perfección con el tono duro pero sosegado, claro y cerebral de su oratoria, poco invadida por los altibajos de la vehemencia y las emociones. Rara vez pierde los papeles.

ENFRENTAMIENTOS CON EH BILDU

Maneiro, que está casado y tiene una hija y es diplomado en Empresariales y Administración de Empresas, ha mencionado más de una vez su interés por la política desde niño.

Militó en el PSE-EE entre 2002 y 2006 y llegó a UPyD desde el movimiento Basta Ya! de resistencia activa frente a ETA, impulsado por el filósofo Fernando Savater, uno de sus referentes. Hasta el punto de que no dudó en regalarle y aconsejarle la lectura de su libro “Defensa de la Ciudadanía “ al lehendakari Urkullu, cuando éste acuñó el concepto de “nación foral” en el último pleno de política general el pasado otoño. Un gesto debido a que la igualdad de todos los ciudadanos es una de las ideas que contrapone a cada momento a los derechos históricos, que considera una “antigualla” discriminatoria.

De su activismo en Basta Ya! conserva la memoria de un pasado contra ETA que en ocasiones choca incluso con los partidos constitucionalistas, sobre todo con el PSE. Contrario, como su partido, al regreso de la izquierda abertzale a las instituciones, no ha transigido en llegar a acuerdos con EH Bildu en el Parlamento Vasco, con el que sí ha coincidido en algunas votaciones, y lejos de normalizar sus relaciones con sus dirigentes sus enfrentamientos son continuos, sobre todo con el portavoz Julen Arzuaga, a quien no deja de recordarle que la banda terrorista aún no se ha disuelto y que Sortu ha de asumir su responsabilidad en el daño causado por la violencia etarra.

Por sus orígenes socialistas las propuestas en materia social del partido de Idoia Mendia, como la Ley de Vivienda, suelen salir adelante con su voto, mientras que en aspectos relacionados con la política de víctimas y la articulación de la convivencia en la etapa post-ETA su postura se suma a la del PP. También ha llegado a pactar con el PNV asuntos sectoriales, como la ley de custodia compartida, pero nunca en temas identitarios , de autogobierno o nuevo estatus, donde sus planteamientos son radicalmente opuestos.

Frente a algunas reticencias iniciales de Rosa Díez, Maneiro apoyó convencido la investidura de Patxi López como lehendakari en 2009 y apostó claramente por el Gobierno socialista del cambio en el País Vasco, aunque PSE y PP acabaron por decepcionarle y terminó acusando a ambos partidos de haberse dejado asimilar por el nacionalismo y perdido una oportunidad de oro para introducir reformas de calado, como la reducción del vasto entramado de la Administración vasca o la modificación de raíz de la política lingüística.

BELIGERANTE CON CIUDADANOS

El parlamentario vasco se unió a UPyD desde su creación en 2007 de la mano de Carlos Martínez Gorriarán, uno de sus fundadores, y a través de él estableció un sólido contacto con Rosa Díez, con la que trabajó en armonía desde el País Vasco y el Consejo de Dirección nacional hasta que la líder de la formación decidió abandonar el partido y postular su desaparición.

Él afirmó haberse enterado de la marcha de Diez, y también de la de Herzog, -al que sustituyó al frente de una gestora-, a través de las redes sociales en las que se prodiga. Firme en su convicción de que aún hay futuro para UPyD ha mantenido abierta la puerta de la organización desde mediados de enero en que asumió su dirección de forma interina.

La decisión de seguir adelante y su elección como portavoz oficial, adoptadas en este Congreso extraordinario, no garantizan la supervivencia de la formación de centro, que ha visto su espacio invadido por Ciudadanos. Esta realidad no ha alterado el rechazo inicial de Maneiro, similar al de Díez, a confluir con la formación de Albert Rivera, pese a los descalabros electorales y al trasvase de cuadros y afiliación de UPyD a la fuerza naranja.

Maneiro sigue apostando por un partido autónomo y confía en que las elecciones vascas, previstas para otoño, permitan mantener de nuevo el escaño conquistado en el Parlamento Vasco y marquen el inicio de la revitalización del partido. A día de hoy su objetivo no parece factible: las últimas encuestas no premian su trabajo parlamentario sino que es Ciudadanos quien tiene opciones de entrar en la Cámara, y para volver a presentarse él, el único que sustenta la marca del partido, tendría que sortear la disposición estatutaria que como norma general establece dos únicas legislaturas para sus cargos públicos.

Todo parece estar en su contra, pero él insiste en plantar cara al futuro y luchar por preservar las siglas del partido que, afirma, “pertenece a sus afiliados”.

Cuando anunció en su blog su candidatura a pilotar una nueva etapa de UPyD, con una organización más abierta y cercana a la calle, mantuvo que el partido sigue siendo “necesario” porque los objetivos con los que se fundó aún no ha sido alcanzados y nadie defiende sus mismos principios “con la misma profundidad, claridad y coherencia”.

En su inequívoca alusión a Ciudadanos ponía como ejemplo el acuerdo alcanzado entre el PSOE y la formación de Rivera para la investidura de Pedro Sánchez, en el que, criticaba, “descartan” reformar el Estado autonómico y “blindar” la igualdad de todos los españoles. Denunciaba asimismo el “reconocimiento” de los hechos diferenciales , así como “ la “salvaguarda “ de las diputaciones vascas y los privilegios fiscales del País Vasco y Navarra.

Basaba en esas razones “la evidencia” de que aún exista “espacio” en la política española para un partido “inequívocamente nacional, laico y profundamente progresista que defienda la igualdad en España y más bienestar para todos”.

El tiempo para demostrar que no está equivocado, de que UPyD sigue teniendo razón de ser, ha empezado a contar ya para Gorka Maneiro, que si no hay elecciones generales en junio tendrá en los comicios vascos su primera e inequívoca prueba.

Noticias relacionadas