Pedro Sánchez mira a las comunidades autónomas, pero los dirigentes territoriales han vuelto a mirar a Susana Díaz. Y ella nunca ha dejado de divisar Madrid. El secretario general del PSOE cree que su partido vive una relativa paz interna, pero no es más que aparente, según fuentes socialistas consultadas por EL ESPAÑOL. Su doble naufragio en la investidura ha reactivado las conversaciones entre líderes territoriales y la presidenta de Andalucía para dar el salto a Madrid.

El doble "no" del Congreso a Pedro Sánchez, que sólo ha podido sumar a la diputada de Coalición Canaria a su pacto con Ciudadanos, y la falta de expectativa de un acuerdo han vuelto a poner sobre la mesa las opciones de la presidenta de Andalucía. Sus posibilidades fueron eclipsadas, primero, en la noche electoral cuando Sánchez sugirió que trataría de formar Gobierno y, después, aparcadas cuando el rey le hizo el encargo el día 2 de febrero tras un mes de llamadas e intrigas en el seno del PSOE.

"Susana ha sido leal hasta ahora. No cree que sea lo que necesita el PSOE, pero ha defendido públicamente a Pedro Sánchez y ha pedido a los demás partidos que lo apoyasen. Nadie le puede reprochar nada. Pues bien, no ha logrado los votos suficientes para ser investido", argumentan fuentes cercanas a los barones. "Ella lo tiene decidido porque tenemos 90 diputados y Sánchez los ha vendido como un resultado "histórico". Si volvemos a las elecciones sin cambiar nada, sería un desastre", añaden. Los argumentos de los críticos con Sánchez no han cambiado en estas semanas. La desconfianza entre Sánchez y los principales barones, que llega hasta el terreno personal, es un abismo.

"Hasta ahora [Díaz] ha sido muy prudente, pero ha llegado el momento de dar el paso por responsabilidad. O se decide y lo dice o Pedro podría consolidarse", según las mismas fuentes.

El congreso del PSOE apura los plazos

En los planes de la presidenta tienen mucho que ver los plazos del congreso interno del PSOE, convocado el pasado día 30 de enero. Según el calendario previsto, los militantes del PSOE deberían elegir en primarias a su nuevo líder el 8 de mayo, pero el proceso se pondría en marcha mucho antes, con las precandidaturas (11 de abril) y la recogida de avales (15 de abril). Es decir, que los tiempos del PSOE son mucho más rápidos que los de un acuerdo de investidura, para el que legalmente hay tiempo hasta el 3 de mayo. En otras palabras: si Díaz u otro candidato quiere disputar a Sánchez el liderazgo del PSOE, probablemente se vería obligado a hacerlo antes de saber si habrá o no pacto de Gobierno.

Preguntado por el congreso interno, Sánchez eludió este lunes responder con claridad. "No le he dedicado ni un segundo de mi tiempo", dijo en una rueda de prensa. Según fuentes de Ferraz, lo deseable es retrasar el congreso del PSOE por si Sánchez es capaz de superar una nueva investidura, aunque el aplazamiento necesita contar con el apoyo de los barones. En caso de que el 3 de mayo Sánchez no sea presidente, el líder del PSOE confía en salir reforzado de las negociaciones como para ser el candidato sin necesidad de que se celebren las primarias a la presidencia del Gobierno que también fijan los estatutos.

Para el equipo de Sánchez, la estrategia diseñada por Ferraz está funcionando porque creen que el líder del PSOE sigue siendo el principal favorito para la investidura y Podemos está acusando un importante desgaste. "¡Da gusto leer los periódicos estos días!", exclamó Patxi López, el presidente del Congreso, en la última Ejecutiva de este lunes.

Sánchez prepara una gira por las comunidades

Para destacar la consolidación del PSOE, Ferraz trabaja en el diseño de un calendario de actos por varias comunidades autónomas. Tendrían un objetivo doble: potenciar la imagen de Sánchez puertas adentro y mantener el clima de precampaña electoral en el que parecen instalados la mayoría de partidos. Ferraz ha contactado ya con varios federaciones, incluyendo algunas críticas con el líder del PSOE, para buscar fecha, hora y asistentes.

La presidenta de Andalucía, estos días con su equipo en Berlín, estuvo el lunes de visita oficial en Badajoz. Allí coincidió con el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, uno de sus principales apoyos, aunque durante las últimas semanas se ha acercado a Sánchez y su equipo, con el que se reunió en varias ocasiones.

Díaz y Vara hablaron de la situación del partido y la presidenta ha hecho lo propio recientemente con otros de sus aliados, entre ellos Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha), Javier Lambán (Aragón) o Ximo Puig (Comunidad Valenciana). Parte de las federaciones castellano leonesa, murciana y gallega la apoyarían, según estas fuentes. Los líderes del PSC, Miquel Iceta, y la presidenta de Baleares, Francina Armengol, siguen siendo fieles a Sánchez.

Díaz confía en que en las próximas semanas, cada vez más cargos orgánicos y referentes socialistas muestren su disconformidad con Sánchez y allanen su camino a la secretaría general. Ella se juega mucho, ya que su incierto asalto al timón del PSOE supondría abandonar Andalucía, donde gobierna cómodamente la principal comunidad autónoma. Sin embargo, ese sacrificio sería uno de sus reclamos y ayudaría a acompañar el argumento de un PSOE ganador que no se conforme con el peor resultado de su historia en unas elecciones generales. Además, sus apoyos entre los principales dirigentes territoriales parecen seguir intactos.

Mientras, Sánchez confía en que su gestión desde el 20-D le haya granjeado un claro apoyo de la calle y también de la militancia, que respaldó con casi un 80% su pacto con Ciudadanos. Con un ojo en Sevilla, Sánchez pretende ser presidente o volver a presentarse a las elecciones.

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