Las órdenes que había recibido el comando Katu eran claras: debían atentar contra el rey Juan Carlos I costase lo que costase, siempre que no pusieran en riesgo su propia seguridad. El escenario elegido fue la inauguración del museo Guggenheim, en Bilbao, en octubre de 1997. El medio, aunque rudimentario, sería letal: los terroristas iban a arrojar tres jardineras sobre las escaleras de acceso a las instalaciones con varios artefactos explosivos en su interior. Allí se encontraban, además, el entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, y el lehendakari José Antonio Ardanza. Pero dos ertzainas que controlaban las inmediaciones frustraron el atentado al descubrirles en el intento. Se produjo un tiroteo y el agente José María Aguirre Larraona murió alcanzado por las balas. Uno de los etarras fue detenido y los otros dos escaparon.

"El objetivo era atentar contra el Museo", ha asegurado este jueves en la Audiencia Nacional Eneko Gogeaskoetxea, exdirigente de la banda y miembro de aquel comando que intentó perpetrar el ataque. Con esta afirmación, Gogeaskoetxea pretende evitar ser condenado por un delito contra la Corona. El fiscal al frente del caso, Marcelo de Azcárraga, ha solicitado una pena total de 95 años de cárcel para el etarra: 30 por el asesinato del ertzaina Aguirre, 19 por un delito contra la Corona, y un total de 46 por pertenencia a banda armada, tenencia ilícita de armas y depósito de armas de guerra.

Kepa Arronategi, también miembro del comando Katu -junto a Soledad Iparagirre e Ibón Gogeaskoetxea-, ha testificado en el juicio sobre el exdirigente de la banda. Arronategi ha asegurado que éste no participó en el atentado y ha respaldado la idea de que el objetivo era el Museo Guggenheim, y no el rey Juan Carlos. 

Eneko Gogeaskoetxea, nacido en Guernica en 1967, logró escapar de aquel intentado frustrado robando un coche a punta de pistola. Una vez en Francia, junto a su hermano Ibon, siguió integrado en la estructura de ETA. Con Mikel Garikoitz Aspiazu, Txeroki, al frente de la banda, se encargó de perfeccionar los artefactos explosivos con los que la organización perpetraba sus atentados. Fue detenido en Cambridge en 2011.