Cuanto más cuesta arriba parece el camino para Pedro Sánchez, más determinado a recorrerlo parece el secretario general del PSOE. El secretario general de los socialistas se dispone a negociar un acuerdo de investidura con Podemos y Ciudadanos. 

Se trata de la primera vez que lo explicita y que incluye en la ecuación al partido de Albert Rivera, a quien en campaña llamó "las nuevas generaciones del PP".

"A los tres nos une el cambio. Un cambio progresista, reformista, que regenere nuestra vida democrática, que reconstruya el Estado del bienestar", aseguró este lunes en rueda de prensa. 

Previamente, en una entrevista en la Cadena Ser, Sánchez había dicho que la permanencia de Mariano Rajoy en la Moncloa "agravaría aún más la confrontación" y por eso, tras la investidura de Carles Puigdemont como president de la Generalitat, "es más urgente que nunca propiciar el cambio en España que abra una nueva etapa". 

El líder socialista ha repetido que su partido votará "no" a la continuidad del actual presidente y que no facilitará su investidura, tampoco con una abstención en la segunda votación para la que el candidato sólo necesita mayoría simple. 

Sin embargo, Sánchez no se ha mostrado dispuesto a ceder en los dos asuntos que ahora más le separan de Podemos. El primero es la formación de cuatro grupos parlamentarios que Podemos reclama en el Congreso de los Diputados. Se tratarían de uno liderado por los principales dirigentes de Podemos y otros tres para sus alianzas territoriales en Cataluña, Comunidad Valenciana y Galicia, respectivamente.

No a los grupos de Podemos

"Es muy complicado" que puedan formar cuatro grupos, dijo Sánchez. "El Congreso no es una cámara terrritorial" y el reglamento indica que tal operación no sería posible, según Sánchez. El líder socialista se refirió al artículo 23.2, que indica que "en ningún caso pueden constituir Grupo Parlamentario separado Diputados que pertenezcan a un mismo partido" o que "no se hayan enfrentado ante el electorado". Los diputados de Podemos no se ajustarían pues a esos requisitos ya que todas las candidaturas llevaban el nombre de Podemos y no han competido entre sí en ningún territorio. 

Sánchez ha emplazado a Podemos a expresar sus reivindicaciones "dentro de la reforma" del reglamento que el PSOE quiere impulsar. Pese a esa negativa a Iglesias, que comparte con el PP y Ciudadanos, Sánchez confía en encontrar un acuerdo con los demás grupos para que su candidato, Patxi López, sea elegido presidente de la cámara baja.

El actual líder de la oposición también ha reiterado la oposición del PSOE a un referéndum de autodeterminación en Cataluña, algo explicitado en una declaración formal del Comité Federal socialista tras las elecciones. El llamado derecho a decidir "forma parte del pasado" porque los independentistas "parece que han decidido ya por todos". Según Sánchez, la única solución al desafío territorial es la reforma de la Constitución que defienden los socialistas y que debería ser votada por todos los ciudadanos del país. 

El debate sobre el liderazgo, el día 30 de enero

Sánchez también ha avanzado que el 30 de enero se reunirá el Comité Federal del PSOE, el órgano socialista que más poder tiene entre congresos. Ese foro, que ya celebró una tensa reunión el pasado 28 de diciembre para fijar líneas rojas a la negociación de Sánchez, tendrá que decidir la fecha del próximo congreso socialista. 

La fecha del congreso del PSOE es clave porque en él se renovará el liderazgo y será la oportunidad de Susana Díaz para dar el salto a la política nacional. Pero la pelea está servida. Los estatutos del PSOE indican que el congreso debe convocarse con al menos 60 días de antelación, por lo que al menos no sería hasta principios de abril. Sánchez es además partidario de posponerlo hasta que se resuelva la gobernabilidad del país mientras que Díaz e influyentes dirigentes territoriales lo prefieren cuanto antes, especialmente si Sánchez no logra formar gobierno y se repiten las elecciones. 

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