El expropietario de Marsans y expresidente de la patronal CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, lleva en prisión desde que fue detenido en diciembre de 2012. En estos años ha acumulado dos condenas, una de cinco años y medio de cárcel y el pago de 1,2 millones de euros por el vaciamiento patrimonial de Viajes Marsans, y otra de dos años y dos meses por defraudar 99 millones de euros a Hacienda en la compra de Aerolíneas Argentinas por parte de Air Comet. Ahora se enfrenta a su tercer juicio, en el que le piden cuatro años de cárcel por apropiarse indebidamente de 4,4 millones de euros de clientes de Viajes Marsans.

A pesar de este largo historial, el empresario sigue sin asumir su responsabilidad. Durante su interrogatorio como acusado en el juicio que ha arrancado hoy en la Audiencia Nacional, Díaz Ferrán ha acusado directamente a la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) de llevar a la compañía a la quiebra. “¡Ustedes se cargaron Viajes Marsans! ¡Sois los culpables de que los acreedores estén sin cobrar! Y no voy a contestar ninguna pregunta más!”, espetó al abogado de la asociación.

El 20 de abril de 2010, IATA les retiró la licencia para vender billetes de avión por impagos. Un día antes, el 19 de abril, los directivos de la empresa turística pidieron por correo electrónico a sus oficinas que depositaran el dinero de las reservas en una cuenta de la sociedad Marsans Shooping. Esta cuenta acumuló 2,46 millones de euros, de los que 1,07 fueron traspasados a otras sociedades y 1,14 se retiraron mediante cheques al portador.

Sin embargo, aquel que en su día presidió a los empresarios españoles y fue la imagen del éxito empresarial ha negado por activa y por pasiva que él se quedara con ese dinero. Según su versión, efectivamente Viajes Marsan tenía problemas de Tesorería en 2010 pero consiguieron un crédito de 30 millones de euros que les iba a solucionar aquellos problemas y salir adelante. Y fue justo cuando estaban a punto de salir de aquella mala situación -según ha narrado durante su interrogatorio- cuando IATA cortó la venta de billetes a Viajes Marsans.

Según su versión, la compañía nunca le había dejado de pagar. Fue la decisión de IATA de exigirles un aval -en un momento que sabían que no se podía afrontar- lo que provocó la quiebra de Marsans. “Esto a mi compañero -Gonzalo Pascual- le ha costado la vida. Le dio un infarto en 2012 y murió”, señaló el empresario con actitud tensa y algo chulesca ante el fiscal. Negó tajantemente que él y su socio -el fallecido Gonzalo Pascual- se quedaran con dinero de la empresa y reiteró que ambos, junto a sus respectivas mujeres, pudieron todo su patrimonio a disposición de la compañía. “Si puse mi patrimonio fue porque estaba convencido que salíamos adelante. Si no, no hubiese hipotecado mi casa y ahora mi mujer no viviría en un piso prestado. Nos hemos quedado sin nada”, indicó.

Amores que matan

Durante su interrogatorio, Díaz Ferrán ha utilizado un doble juego respecto de su fallecido socio. Por un lado, ha querido mantener que ambos lucharon por la compañía, ninguno se apropió de dinero de manera indebida y ambos pusieron todo su patrimonio a disposición de Marsans. Ahora bien, quien administraba el negocio, quien ejercía de presidente ejecutivo, quien gestionaba el día a día era Gonzalo Pascual. Él “nunca” dio una orden de Viajes Marsans. Su labor se limitaba a acudir a los consejos de administración para saber como iba la compañía pero quien ejercía de presidente ejecutivo era su socio. “No tengo nada contra él. Perdió todos sus bienes como yo. No hizo nada malo ni hizo ninguna apropiación indebida”, señaló.

A lo largo de toda la instrucción, Díaz Ferrán ha optado por, de manera velada, echar las culpas a Pascual, quien una vez fallecido ya no tiene ninguna responsabilidad penal. Junto al empresario, también se sienta en el banquillo de los acusado el último director general de la empresa turística, Iván Losada, para quien la Fiscalía pide también una pena de cuatro años de prisión. Éste tabién mantiene que Pascual era el único que tenía capacidad ejecutiva, ordenaba y mandaba en Viajes Marsans.

El fiscal solicita que ambos sean condenados a una multa de 12.000 euros cada uno, a razón de una cuota diaria de 50 euros durante ocho meses. La vista tuvo que ser suspendida el pasado noviembre porque el audífono que utiliza Díaz Ferrán no funcionaba, una deficiencia que ha sido resuelta al haberle acercado su familia otro dispositivo a la prisión madrileña de Soto del Real.

El fiscal defiende que ambos se apropiaron indebidamente de las cantidades entregadas por los clientes para la adquisición de billetes y que los usuarios de Viajes Marsans y sus filiales Tiempo Libre, Rural Tours y Viajes Crisol perdieron las cantidades depositadas por sus reservas de viajes cancelados. Según el escrito de acusación, entre el 1 de marzo y el 31 de julio de 2010, el grupo Marsans formalizó reservas que dieron lugar a 7.560 depósitos de clientes, de los que 4.706 no han sido devueltos y se destinaron a fines ajenos a la actividad del grupo. Los consumidores pagaron cantidades que oscilan entre los 130 y los 5.834 euros.

“Los responsables del Grupo Marsans, lejos de destinar los fondos depositados por los clientes al pago de los servicios contratados, los destinaron a otros fines ajenos a la actividad del grupo”. La “desviación” de fondos condujo a que los clientes perdieran el dinero entregado al hacer la reserva o el precio total del servicio contratado.