Un árbol desnudo recibe al visitante en el recibidor del Hospital Virgen de Altagracia, en Manzanares, Ciudad Real. Los pacientes y sus familiares cuelgan en sus ramas papeletas con sus deseos navideños: la palabra “salud” se repite como un mantra entre las peticiones. Un poco más allá camina una mujer con gesto nervioso. Tiene miedo. Ya son dos personas las que han muerto por un brote de legionela y su esposo también ha sido afectado por la bacteria. En el cielo sobrevuela un helicóptero de Emergencias y los vecinos apuntan hacia él con el dedo.



“A los enfermos graves se los llevan a Ciudad Real. Mi marido no está mal, pero las noticias que llegan no son nada buenas”, advierte la mujer, que opta por no desvelar su identidad. “Hay mucho miedo –dice–. Éste es un pueblo pequeño y no quiero que los vecinos nos señalen. No irás a escribir mi nombre, ¿verdad?”. Se despide inquieta y se marcha del centro.



En el exterior, varias cámaras de televisión enfocan al hospital. Los periodistas tratan de actualizar la cifra de infectados por legionela, que ya es de 171 personas. De ellas, 35 han sido ingresadas; cinco aún permanecen repartidos entre la UCI de Ciudad Real y del Alcázar de San Juan. Uno de los técnicos de televisión lleva puesta una mascarilla como medida de prevención.

Salud por Navidad, la petición en el hospital en el que se han derivado los casos. G. Araluce

En Manzanares viven casi 19.000 personas y en los bares se intercalan los comentarios sobre la Lotería de Navidad con los del brote de legionela. “No nos ha caído el Gordo, pero sí la gorda”, señala un vecino, en un local próximo al ayuntamiento. En los últimos días se han analizado más de cien locales para tratar de averiguar de dónde procede el agua contaminada. Los datos ofrecidos por el laboratorio de Salud Pública de Talavera de la Reina apuntan a dos posibles focos de infección: una fuente ornamental próxima a la estación de autobuses de Manzanares y una torre de refrigeración. Todavía se están analizando estas muestras.

El final del brote, por Navidad

Julián Nieva, alcalde de Manzanares. G. Araluce

Su afirmación se basa en el descenso del número de personas que visitan el hospital temiendo estar afectadas por la bacteria: de las 200 de hace unos días, a las 100 de ahora. “Podemos estar ante el final del brote”, reza el alcalde, que apunta al 25 de diciembre como la fecha en la que podría quedar erradicado.

Rumores en el pueblo

En Manzanares, por el contrario, corren rumores alarmantes. Un helicóptero del SESCAM (Servicio de Salud de Castilla la Mancha) ha sobrevolado la localidad para observar el estado de las torres de refrigeración de las industrias locales. “Pues se han llevado a una mujer de 55 años que estaba muy grave”, apuntaba un hombre en las inmediaciones del Ayuntamiento. Este extremo, no obstante, fue negado por el alcalde: “A veces es peor el exceso de información que la desinformación. En las redes sociales también circulan noticias de que hay que llevar mascarilla. No es verdad”.



Este miedo fue el que empujó a cerca de 300 personas a concentrarse este martes frente al consistorio: exigían más información sobre este brote. Un grupo de mujeres accedió al salón de plenos, donde estaba reunida la corporación, y pidió al alcalde que saliese a la calle a hablar con los manifestantes. Julián Nieva, primer edil por el PSOE, les pidió que les dejaran terminar un pleno en el que continuó la polémica: los concejales del PP abandonaron la sala en protesta por la falta de información y los socialistas los acusaron de utilizar este escenario con fines políticos. El alcalde resume estas semanas de “pesadilla” con un sentencia: “Que acabe lo antes posible”.

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