El Real Madrid no recordará el 2019 como un buen año en lo deportivo. No se ganó ningún título y se perdió totalmente la sintonía con el Santiago Bernabéu, que se ha ido recuperando en este cierre de año. Pero el 2019 sí fue el año en el que se sentaron las bases del cambio generacional entre el equipo que ganó las tres Champions seguidas y el que tratará de igualar sus logros en la próxima década.

Este año ha sido en el que varias caras jóvenes que apenas superan los 20 años -y en algunos caso ni eso- se han ido haciendo su hueco en el primer equipo. Dos de ellos son los 'brasiniños' (brasileños y niños) Vinicius y Rodrygo. Vinicius, que ya había debutado en 2018 con Lopetegui, tiró la puerta abajo en el arranque de año. Fue ganando peso en el equipo con Solari hasta convertirse en el único resquicio de ilusión que quedaba en el Madrid tras una temporada nefasta. Vinicius puso la alegría en la primera mitad de año en sus primeros meses de blanco hasta que una lesión contra el Ajax le frenó.

Vinicius reaparecería a final de temporada y Rodrygo, que ya visitó el coliseo blanco en diciembre, aterrizaba en Madrid. Bajo la mano de Zidane, ambos sabían el rol que les correspondía. Vinicius daría un paso atrás por el fichaje de Hazard y Rodrygo, como su compatriota en su día, incluso tendría que empezar en el Castilla. Con ambos de blanco, daría comienzo una carrera entre los dos brasileños del futuro por un sitio en el equipo.

Los picos de Vinicius y Rodrygo

Tras el partido del Athletic, el último del año, la sensación es que ambos acaban en tablas. La tendencia de los dos ha sido diferente, eso sí. Vinicius pasó durante semanas por su peor momento, quedándose fuera de varias convocatorias, pero bajó la cabeza y obtuvo su recompensa en los últimos partido del año. Rodrygo, cuyo pico más alto tuvo lugar entre finales de octubre y principios de noviembre, ha dado un pequeño bajón en el último tramo del año fruto de la irregularidad de su juventud e inexperiencia

Rodrygo Goes, Eder Militao y Vinicius Junior EFE

La realidad es que ambos acabaron siendo titulares en el último partido del año. Vinicius desequilibró y brilló desde la izquierda. El gol se le sigue atascando, pero desde su lágrimas tras marcar ante Osasuna el Bernabéu ha entendido más a su joven talento. Su atrevimiento y su entrega gustan y por ello se llevó los aplausos del público el pasado domingo por la noche. Solo le frenaron unas molestias musculares.

El partido de Rodrygo fue más soso. Quizás sea porque el lado derecho también es su peor sitio como le ocurre a Vinicius. Eso no quita que el Bernabéu también celebre cada buena acción suya. No es tan eléctrico como Vinicius, pero sí tiene esa pausa con la que adereza su calidad y su buena definición de cara a puerta que le falta a su compatriota. Seis goles esta temporada son la prueba.

Hasta que vuelva Hazard

Si 2019 cerró con ellos en el once, 2020 lo hará con una batalla exprés ya que el regreso de Hazard a los terrenos de juego está a la vuelta de la esquina. Los partidos que dé tiempo a que jueguen serán claves para que Zidane se vuelva a decantar por uno más que otro. Primero lo hizo por Rodrygo y los últimos partidos de Vinicius han ido inclinando la balanza de su lado.

En el club están tranquilos. Esta batalla queda meramente en lo competitivo y es sana. Zidane mima a los dos y les ha dado tantas oportunidades como les seguirá dando. Tiene claro que ninguno de ellos debe asumir galones que todavía no les corresponden, pero no obvia el fútbol que atesoran y que debe explotar. En 2019 Vinicius y Rodrygo se presentaron por la puerta grande, en 2020 prometen dar mucho más.

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