Arda Turan es un caso aparte. Aquel jugador que dio muestras de calidad en su etapa en la capital de España vive un declive absoluto desde que firmó por el Barcelona, a petición de Luis Enrique. Su fútbol hace tiempo que dejó de ser noticia. Su imaginación se ha ido diluyendo y ha pasado de ser un jugador diferencial a una medianía en el Estambul Basaksehir de la Superliga Turca. Después de salir por la puerta de atrás de la entidad culé apura como pensionista sus últimos coletazos en su país. Allí, ha vuelto a sacar a la luz su lado más negativo.

En el encuentro disputado contra el Sivasspor, Turan perdió los nervios y llegó a agredir a uno de los linieres encargados de dirigir el encuentro. Le empujó, agarró del pecho, zarandeó y, además, le insultó. El volcán que lleva dentro entró en erupción al sentirse perjudicado en una jugada por la banda. No la concedieron y fue entonces cuando el turco explotó por completo hasta este punto.

16 PARTIDOS DE SANCIÓN

Ahora, la Federación Turca ha estudiado los hechos y ha decidido que su sanción tenga un carácter ejemplarizante. Le han impuesto un castigo de dieciséis partidos sin jugar. Diez de ellos por agredir al linier, y los seis restantes por insultarle y amenazarle. A juzgar por los hechos, parece la única manera de conseguir que Arda entre, de una vez por todas, en razón y se ajuste a los límites de comportamiento. En España todavía se recuerda aquel lanzamiento de bota, también a un linier, que hizo cuando vestía la elástica colchonera.

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