El 27 de agosto de 2012, Luka Modric aterrizaba en el Santiago Bernabéu procedente del Tottenham por 30 millones de euros. Un desembolso que muchos criticaron en su día. Se decía que el centrocampista no tenía la calidad suficiente para jugar en el equipo blanco y que en su lugar debió haber llegado Cazorla, Mata o Miguel de las Cuevas. Cinco años después todos ellos han quedado retratados.

Parte de culpa de estas críticas feroces sin ni siquiera haberle visto jugar en España fueron porque su fichaje lo avalaba un José Mourinho al que muchos ya comenzaban a mirar con malos ojos. Sin embargo, el entrenador portugués se salió con la suya para enhorabuena del club y del madridismo.

INDISCUTIBLE PARA TODOS LOS ENTRENADORES MERENGUES

A Modric le ha bastado su calidad y paciencia para convertir esas críticas en elogios. Tanto para Mou, como para Ancelotti, Rafa Benítez y Zinedine Zidane, el internacional croata ha sido indiscutible en la medular. Todos y cada uno de ellos han confiado las manijas del equipo a Luka, y este nunca los ha defraudado. Cuando Modric no está al cien por cien, el equipo se resiente, al igual que cuando es baja por lesión. A sus 31 años la afición madridista ha convertido al centrocampista en uno de sus ídolos, uno de los jugadores más queridos por los seguidores y también dentro del vestuario. Y es que Luka está hecho de una pasta especial.

Modric e Isco se lucen durante el entrenamiento previo al partido ante el Celta by footbie.com

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