El equipo de Zidane sabe de los peligros que conlleva jugar al ataque frente a un equipo como el Nápoles. El conjunto napolitano es uno de los clubes que mejor contragolpe tienen de toda Europa, contragolpes construidos poco a poco sobre Mertens, Insigne y Callejón y que rara vez no termina con el balón dentro de la portería rival.

Para evitar que se puedan dar este tipo de situaciones, el entrenador francés del Real Madrid lleva días estudiando cómo impedir que puedan llegar a provocarse estos contragolpes en fases puntuales del partido donde el equipo blanco puede verse sobrepasado por los jugadores atacantes del Nápoles.

La misión de Zidane es concienciar a su plantilla de que deben ser un equipo unido, sin dejar huecos entre el centro del campo y la delantera, cuidando la pelota en líneas defensivas e intentar en la mayor medida posible no permitir que el equipo italiano pueda salir con el balón jugado desde atrás en una posición de superioridad, situación que podría desembocar en una de las temidas contras del Nápoles.

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