Las ames o las odies, lo que es innegable es que las pantallas táctiles han conquistado todas las gamas de coches, sin importar el precio que tengan; de hecho, las pantallas son más baratas para los fabricantes que los botones.
Sin embargo, después de un buen recibimiento de los conductores, con marcas como Tesla demostrando el potencial que tienen las pantallas en el interior de los coches, poco a poco este espejismo se está rompiendo, igual que muchas pantallas.
¿Y qué pasa cuando una pantalla se rompe? Hay que cambiarla. En un smartphone, este proceso es relativamente sencillo, aunque la mayoría de los usuarios prefiere acudir al servicio técnico y pagar para que un experto lo haga.
Pero en un coche, cambiar una pantalla no es tan sencillo, ni tan barato. Es algo que están empezando a descubrir los conductores, y da la sensación de que la industria se encuentra a las puertas de una crisis de confianza si la cosa sigue así.
Uno de los casos virales (vía motor.es) que más ha dado que hablar es el de un conductor italiano que se sorprendió cuando pidió un presupuesto para cambiar la pantalla de su Kia Sportage, y se encontró con una cifra astronómica.
El presupuesto para cambiar la pantalla fue de nada menos que 13.075 euros. Lo chocante es que la mayor parte del presupuesto se lo 'come' la susodicha pantalla, ya que la mano de obra apenas salió por 49 euros sin IVA.
Pantallas en el Kia Sportage 2025
Son cifras ridículas, hasta tal punto de que el propietario del coche compartió el presupuesto con una página especializada asumiendo que se trataba de un error de impresión o una confusión con los componentes.
Pero no, el presupuesto es completamente real, y esos son los precios reales para cambiar la pantalla (o mejor dicho, por la pantalla en sí). Y ahora, la gran pregunta es, si el conductor lo hubiese sabido ¿se hubiera comprado ese coche?
El gran problema de las pantallas táctiles no es que se rompan. Todo se rompe en esta vida, incluso los preciados botones que ahora los conductores quieren recuperar. La diferencia es que cambiar un botón es mucho más barato.
Cuesta casi la mitad que el coche
A la hora de comprar un coche nuevo, los fabricantes y los concesionarios presumen de la gran cantidad de funciones que alojan las pantallas táctiles, y las ventajas que tienen; pero no hablan de los costes de reparación.
En cierta parte, es comprensible que cambiar una pantalla de coche sea tan caro; todas las tecnologías son caras en sus inicios, y no dudamos que con el paso del tiempo y los avances en producción, estos costes bajarán.
Hasta los coches más baratos vendidos en España, como el Renault Clio, vienen con pantallas
Pero hasta entonces, ¿tiene sentido meter pantallas táctiles en coches baratos? El Kia Sportage tiene un precio de partida en España de 33.867 euros; eso significa que el conductor tendrá que pagar casi la mitad de lo que cuesta el coche en cambiar la pantalla.
Por supuesto, estos precios varían mucho de una localización a otra, de un taller a otro, y de un fabricante a otro. Es muy probable que el precio de cambiar la pantalla en España sea diferente. Pero seguro que no es barato.
Por el momento, ya hay voces que piden que los coches sigan las mismas leyes que los smartphones. Recordemos que hace poco se puso en marcha una nueva etiqueta para smartphones que revela más datos sobre los dispositivos.
En esta etiqueta, además de datos sobre el consumo energético, se encuentra un índice de reparabilidad, determinado por detalles como el acceso a las piezas y la facilidad de desmontar el dispositivo.
El objetivo de la Unión Europea con esta nueva etiqueta está en reducir la basura electrónica, además de fomentar la reparación de dispositivos y obligar a las marcas a ofrecer acceso a los componentes.
Tal vez los nuevos coches necesitan una etiqueta semejante, que deje bien claro qué facturas nos podemos esperar cuando algo se rompa, ya sea una pantalla que ha recibido un golpe, o una batería que ha llegado al final de su vida útil.