El sector del motor se encuentra en un punto de inflexión dentro de su historia por muchos motivos. Tesla es el ejemplo de todo lo que está cambiando, llegando incluso a penetrar en mercados tan consolidados como Alemania, donde tiene su propia fábrica y también en España, donde parece que estudia crear otra, concretamente en Valencia. El coche eléctrico, y la apuesta tan fuerte que está realizando Europa, pero también Estados Unidos y gran parte de Asia, es el protagonista de la reconversión de una de las mayores industrias del planeta, una que afecta especialmente a países como España, que tienen en las empresas del motor gran parte de su PIB.

Pero la total conversión del parqué automovilístico de coches de combustión en coches eléctricos (o con otros motores igualmente menos contaminantes) es algo que llevará décadas. Aunque a partir de 2035 no se vendan coches de combustión faltarán al menos 15 años más, si no hay retrasos, para que se prohíba la circulación general de este tipo de vehículos.

Lo que no tardará tanto es la implantación masiva de los coches conectados. No los coches autónomos, sino los coches conectados, coches con acceso a Internet capaces de ser controlados o monitorizados a distancia. Y aquí es donde los fabricantes han de cambiar el paradigma, no tanto por el sistema operativo que se integre dentro de los coches, sino por la forma en la que se relacione con nuestros móviles.

Las apps son cruciales

Hace unos días Apple anunció las Vision Pro, su nuevo sistema de computación espacial, como lo han denominado. Se especula con que este pueda ser el próximo salto en la computación personal, pasando de los móviles a las gafas como pasamos de los ordenadores de escritorio a los portátiles y de ellos a los móviles.

Incluso si eso fuera así, faltarían décadas para un salto completo y, mientras tanto, los smartphones seguirán siendo la pieza central de nuestra vida conectada. Desde ellos nos hemos acostumbrado a comunicarnos, divertirnos, ligar, trabajar e incluso controlar otros dispositivos, como los aparatos de casa, el reloj o el coche.

Aplicación de MG

Y ahí es donde entran en juego las grandes marcas del sector de la automoción. El incremento de los precios de los coches que se ha vivido en los últimos años, por la inflación, las normativas europeas y otros motivos, ha llevado a que los usuarios, con lógica, cada vez pidan más, ya que van a tener que pagar más. Esto ha hecho que la inmensa mayoría de vehículos ya sean compatibles con Android Auto y con Apple CarPlay, pero el siguiente nivel ya se está experimentando en los coches eléctricos. Incluso el Dacia Spring, el más económico de ellos, dispone de una aplicación que permite controlar ciertos parámetros del mismo desde el teléfono, sin tener que estar cerca del coche.

Al igual que pasó con los relojes inteligentes, cuando uno se acostumbra a que algo le facilite la vida, no quiere dar marcha atrás. Muchas marcas de coches, como Tesla, han sabido ver que la integración de los móviles con los coches era algo que podía mejorar mucho la experiencia de usuario. Gracias a eso podemos saber dónde se encuentra nuestro coche, la cantidad de combustible o energía que tiene, la autonomía y mucho más.

Qué funciones son clave

Pasar de tener un coche normal a tener un coche conectado es parecido a lo que se vivió en el mundo de los smartphones en la primera década de este año. Con todo, la vinculación del coche con el móvil abre un mundo de posibilidades que seguro que muchos conductores acabarán queriendo. Listamos las principales:

  • El móvil es la llave: No necesitar una llave física para abrir el coche, eliminando así la opción de perderla, es atractivo. Saber que el coche se abrirá cuando te acerques y se cerrará cuando te vayas es tan cómodo que, cuando uno se acostumbra, es fácil no querer volver atrás.
  • Reconocimiento del conductor: Muchos coches ya tienen perfiles de conducción, permitiendo cambiar la posición del volante, los espejos o el asiento. Hacer esto simplemente por la detección del móvil es mucho más conveniente.
  • Posición del coche: muchos vehículos ya cuentan con un GPS para la navegación en carretera. Poder saber la localización de un coche desde el móvil permite estar seguro de que sabemos dónde esta y, si es robado, saber dónde se encuentra igualmente.
  • Climatización: poder activar el aire acondicionado o la calefacción antes de entrar en el coche es otra de las ventajas de tener una aplicación móvil bien diseñada.
  • Arranque en remoto: una opción poco conocida es la de poder arrancar y parar el coche en remoto, perfecto si se quiere dejar el vehículo a alguien pero no dejar la llave.
  • Control de cámaras: La mayoría de coches incluye ya un sistema de cámaras para conducir. Poder usar esas cámaras como sistema de seguridad también es algo práctico, sobre todo cuando lo aparcamos en lugares que no son los que normalmente visitamos.
  • Carga eléctrica: En los vehículos eléctricos, o híbridos enchufables, podemos controlar la entrega de energía al coche, la potencia de la misma, el momento de la carga, la programación...

Estas funciones se pueden complementar con muchas otras, como la apertura del maletero para permitir que un mensajero deje un paquete en un momento dado, el poder hacer sonar el claxon (o incluso hablar por un altavoz en algunos modelos), limitar la velocidad máxima del coche...

Los usuarios pedirán más

A medida que se empiece a ver como normal que alguien pueda controlar ciertos parámetros del coche desde el móvil más usuarios lo demandarán, y más marcas deberán ponerse las pilas para ofrecer algo que su competencia también dará. La integración del móvil con el coche será una de las cosas a considerar a la hora de comprarse un coche, como lo es el diseño o la autonomía.

El motivo es simple: facilita la vida. En el caso de los coches eléctricos más que en los de combustión porque incluso permite cargar el vehículo, cambiar la potencia de la red destinada al mismo, programar dicha carga para que se realice en el momento en el que la luz sea más barata...

Aplicacion de Volkswagen

Como se puede apreciar, en el caso de los coches eléctricos, además de poder aportar comodidad este tipo de aplicaciones permiten ahorrarnos dinero, en función de la tarifa de luz que tengamos. Obviamente esto se aplica a las cargas que realizamos en casa, o instalaciones en el trabajo, pero no a las electrolineras que están repartidas por las carreteras. Pero incluso ahí la aplicación nos permitirá, por ejemplo, ver el estado de la carga mientras nos tomamos un café lejos del coche.

Las actualizaciones y las APIs

Al ser elementos de software estas aplicaciones móviles, como lo son todas, una de las mayores ventajas es que se pueden añadir mejoras con el tiempo, como se pueden añadir en los sistemas operativos de los coches. Esto supone un desafío extra para las marcas de coches, que verán cómo se abre otro frente en el que tienen que competir con los rivales y del que estar pendiente a nivel de satisfacción del cliente.

Chippio

Eso sí, las empresas que quieran podrán hacer de esto un punto fuerte de su estrategia de venta, como hace Tesla, que tiene no sólo una de las mejores aplicaciones para móviles de coches que hay actualmente, sino que también tiene una API. Esta API (Application Programming Interfaces o interfaz de programación de aplicaciones) permite a otros desarrolladores integrar las funciones de su aplicación móvil oficial en otras apps. Por ejemplo, Tesla no tiene una aplicación para Wear OS, pero la API ha permitido que otras personas hayan creado una no oficial para este tipo de relojes.

[El plan de Google para revolucionar tu próximo coche: el caballo de Troya que ya triunfó en los móviles]

Otro caso de uso interesante es el de Chippio, una comercializadora de electricidad que tiene la API de Tesla integrada en su aplicación de tarifa de la luz. De esta manera, es posible, desde esa app, marcar cuándo se carga el coche, y especificar que se haga sólo en los momentos en los que la luz esté más barata. Otro caso es Ford, que se ha asociado con el fabricante español HomyHub para permitir abrir los garajes conectados desde el coche, sin necesidad de mandos a distancia externos.

Un nuevo campo de batalla

La industria del motor es una industria longeva, con más de un siglo a sus espaldas, pero en ese tiempo no ha cambiado en exceso. Ford y Toyota cambiaron la manera de fabricar coches en un momento dado, pero los coches no han evolucionado tanto como lo han hecho otras cosas, como la televisión o los teléfonos.

El coche conectado parece ser la excusa perfecta para ese cambio, uno en el que se podrá estar mucho más pendientes de un vehículo gracias a las nuevas funciones y a la inclusión de internet en los mismos, algo que ya hemos visto en otros aparatos de nuestro día a día. Eso sí, queda para otro momento hablar de la conectividad en estos vehículos y cómo eso supone un gasto extra, más allá de los pagos por suscripciones, al estar los coches copiando lo peor de los móviles.

Te puede interesar