Hace justo un año, HTC desveló su nueva gama One, que estaba compuesta por los One X, One S y One V, tres dispositivos caracterizados por un excelente diseño, una gran cámara y un muy buen audio. Poco después, comenzaron a lanzar variantes de estos dispositivos como el One X+ (que ya os analizamos) o el One SV, que es el que ha pasado por mis manos en los últimos días.

A priori, el dispositivo se encuentra a caballo entre el One S y el One V, pero la realidad es que no tiene nada que envidiar a su hermano mayor. Así que, sin más dilación, este es el análisis a fondo del HTC One SV.

Diseño y materiales

Desde su buque insignia, el One X, hasta el último escalafón de su oferta, el One V, podemos apreciar como HTC ha dedicado mucho tiempo al diseño exterior de su gama 2012. El One SV no es una excepción y, a pesar de ser un smartphone de gama inferior, cuenta con un muy buen diseño, basado principalmente en bordes rectos y líneas curvas, lo que le otorga un aspecto muy minimalista.

El cuerpo del One SV está hecho en policarbonato, el mismo material que HTC ha empleado durante todo el año 2012, pero la textura de este policarbonato es diferente a la que, por ejemplo, encontramos en el Samsung Galaxy S3 o en el Sony Xperia S. En este caso posee un acabado mate y rugoso, lo que se agradece cuando uno tiene el dispositivo en la mano.

No debemos olvidar que el policarbonato sigue siendo plástico, un material que queda muy lejos de otros como el cristal templado que vemos en el Xperia Z o el aluminio del One S en cuanto a calidad. Pero el policarbonato, por el contrario, aporta ciertas ventajas que ni el cristal templado ni el aluminio poseen, y son una mayor resistencia y un menor peso, por lo que la decisión de emplear este material en la construcción del One SV no es un error ni muchísimo menos, sobre todo si tenemos en cuenta que no se trata de un smartphone top.

Aparte del policarbonato, encontramos un frontal totalmente hecho en cristal Gorilla Glass 2, que como todos sabréis, ofrece una protección extra frente a arañazos. Sin embargo, este cristal resulta más frágil en caso de impacto, algo que no sucede con los cristales Dragon Trail que vemos en la gama Xperia, por ejemplo. No obstante, es un buen detalle que HTC haya incluído esta característica en un dispositivo que va destinado a la gama media del mercado.

La posición de los botones del One SV resulta algo «molesta». Nos encontramos con el botón de encendido situado en la parte superior, lo que puede resultar incómodo para usuarios con manos de tamaño medio; situarlos en el lateral, como hace Samsung, hubiese sido mejor. Los botones de volumen se sitúan en la parte derecha, lo que es totalmente contraproducente con la tendencia que estamos viendo de situarlos en la izquierda. Esto no resulta un gran inconveniente tras unos días de uso, pero es innegable que esta distribución resulta incómoda, sobre todo en el caso del botón de encendido.

Por último, las dimensiones del One SV son 128 x 66.9 x 9.2 mm, lo que conforma un smartphone de tamaño medio. En comparación con el Nexus 4, para que os podáis hacer una idea, podemos apreciar como el One SV es ligeramente más pequeño, aunque ambos mantienen un grosor similar. Estas diferencias, evidentemente, están condicionadas por el tamaño de sus pantallas, que en el caso del One SV es de «solo» 4.3 pulgadas, un tamaño que resulta muy cómodo y que, personalmente, me parece el ideal para un smartphone.

En cuanto al peso, el One SV arroja una cifra de 122 gramos tras pasar por la báscula, por lo que podríamos decir que es un móvil muy ligero. Aunque parezcan mínimas las diferencias con otros dispositivos, esos gramos de menos se agradecen mucho en el día a día, aunque no me importaría que ganase algo de peso a cambio de una batería de mayor capacidad.

Sistema operativo, rendimiento y batería

A pesar de que el One SV fue lanzado a finales del pasado año, la versión de Android que este incorpora no es la última disponible, pero tampoco la penúltima, sino que se trata de Android 4.0.4 Ice Cream Sandwich, que se lanzó hace algo más de un año. Aunque al público al que va destinado principalmente no debe de importarle la versión del sistema en exceso, es inadmisible que HTC no incorpore, al menos, Android 4.1 Jelly Bean, sobre todo si tenemos en cuenta que la siguiente versión ya está a la vuelta de la esquina. Y es que el salto que supone Android 4.1 Jelly Bean en rendimiento, es muy grande. Supone una mejora brutal, que no le vendría nada mal a este dispositivo de solo dos núcleos para mejorar la experiencia de usuario que es capaz de proporcionar.

Esta actualización a Android 4.1 se ve aún más necesaria cuando tenemos en cuenta que el One SV incorpora la capa de personalización Sense, una capa que, si bien tiene un aspecto muy agradable y bello, lastra mucho el rendimiento de los dispositivos en los que se incorpora. Por ejemplo, las transiciones no son tan fluidas ni alcanza las mismas velocidades de carga que, por ejemplo, el Samsung Galaxy S3 mini, que se encuentra en la misma gama que el One SV.

Además, la interfaz Sense, más allá de una apariencia vistosa y múltiples widgets, no aporta nada nuevo, a diferencia de otras compañías como Sony o Samsung que sí están añadiendo funciones y aplicaciones de utilidad en todos sus dispositivos. Por esto, creo firmemente que HTC debería, o bien de replantearse la estrategia de HTC Sense o sencillamente abandonarla.

Dejando de lado la conveniencia o no de HTC Sense, el dispositivo mueve el sistema sin ningún problemas, gracias al SoC Snapdragon S4 con una CPU dual-core y 1 GB de RAM. En algunos puntos sí es apreciable un poco de ralentización en las transiciones, pero, como ya he dicho antes, es causado por Sense, que carga de trabajo extra tanto a la RAM como al procesador.

Al someter al One SV a tareas intensivas como jugar, apreciamos como se mueve con mucha soltura en la mayoría de ocasiones. No obstante, si jugamos a videojuegos como Dead Trigger y seleccionamos el nivel de gráficos máximo, sí que se aprecia un descenso de FPS, aunque no llega a perjudicar la jugabilidad del videojuego. Teniendo en cuenta las especificaciones del mismo, podríamos decir que otorga un rendimiento muy satisfactorio, aunque como es evidente, no llega a la velocidad de los procesadores quad-core.

La batería del One SV tiene una capacidad de 1800 mAh, y la realidad es que otorga una autonomía muy buena. En mis pruebas, he llegado al final del día con un 30/40% restante de batería, tras más de trece horas encendido, cuatro de pantalla, sincronización de varias cuentas de correo y alguna que otra foto. Para que os hagáis una idea, mi Nexus 4, con una batería de 2100 mAh, acaba el día alrededor del 5% con el mismo patrón de uso. Es decir, estamos ante un dispositivo con una autonomía ligeramente superior a la media, algo que es posible gracias al bajo consumo del Snapdragon S4 y a la batería de 1800 mAh.

En el apartado de conectividad, el One SV incorpora lo habitual en un smartphone con Android: Wi-Fi, HSPA+, Bluetooth 4.0, DLNA… Sin embargo, hay una característica que destaca y es la inclusión del NFC. Y es que el NFC se suele encontrar en los smartphones de gama alta, no en gamas medias como es el caso del One SV. Esto puede suponer una ventaja respecto a sus competidores ya que, ahora sí, esta tecnología está comenzando a cobrar la popularidad y el protagonismo que llevaba años reclamando.

Por último, el One SV cuenta con una memoria interna de solo 8 GB, que en realidad se quedan en unos 5,4 disponibles para el usuario. Quizás para el nicho de mercado al que va destinado el dispositivo, esta capacidad sea más que suficiente, pero creo que no habría estado de más añadir 16 GB de memoria interna, sobre todo teniendo en cuenta que los juegos que encontramos en Google Play suelen rondar los 1,5 GB. Por suerte, cuenta con ranuras para microSD de hasta 32 GB, por lo que este problema se puede solventar relativamente.

Cámara, audio y pantalla

En 2012, HTC dio un salto cualitativo en estos tres apartados con los primeros integrantes de la gama One, y parece ser que con el resto de derivados que han ido saliendo a lo largo del año, los taiwaneses no se han retractado y han seguido mejorando estos puntos para posicionarse entre los mejores del sector.

En el caso del One SV, podríamos decir que nos encontramos ante una de las mejores cámaras, audio y pantalla dentro del nicho de mercado al que va destinado. Es evidente que no llega a competir con los Galaxy S3, One X o Xperia Z, pero sí que es ligeramente superior al Galaxy S3 Mini.

La cámara del One SV está compuesta por un sensor de 5 megapixels que se ve acompañado de un flash LED y que nos permite grabar videos en full HD (1080p) hasta a 30 FPS. La calidad de las fotografías en condiciones razonables (con buena luz) es bastante decente, aunque he podido apreciar, al igual que en el caso del HTC One X, que tiende a enrojecer algunas zonas de las fotografías. Nada destacable, pero está ahí.

En condiciones de baja luminosidad sí que encontramos grandes problemas. La cámara, a pesar de recurrir al flash, toma fotografías con bastante ruído y tiene problemas para enfocar. No es nada, excesivo, pero se nota una diferencia con los gamas altas.

Respecto a la cámara delantera del dispositivo, nos encontramos con un sensor de 1.6 megapixels que permite grabar a 720p a 30 FPS. Aquí vemos un salto cualitativo respecto a otros dispositivos de su misma gama que siguen apostando por resoluciones VGA. No vamos a notar una mejora enorme, pero se agradece este pequeño saltito.

El audio del One SV, como no podía ser de otra forma, está firmado por Beats, lo que asegura una mejoría frente a otros dispositivos. En este caso, el altavoz proporciona un sonido bastante nítido y un rango de frecuencias amplio, pero el volumen máximo es algo bajo. Además, la posición del altavoz hace que cuando el dispositivo yace sobre una superficie plana, este se ahogue, lo que disminuye aún más el volumen. Así que nos encontramos con un altavoz con una gran calidad de sonido, pero un volumen algo mediocre.

Por último, la pantalla del One SV está compuesta por un panel SuperLCD 2 de 4.3 pulgadas con una resolución de 480 x 800 (217 ppp). La saturación de los colores, el brillo y el contraste son excelentes en esta pantalla, al igual que en el One X, que montaba un panel con la misma tecnología. Donde sí encontramos una diferencia es en la resolución, que se queda en los clásicos 480 x 800 que predominaron durante el 2010 y el 2011. Probablemente para quién venga de un smartphone inferior, esto no suponga ningún problema, pero los que estamos acostumbrados ya a pantallas HD y Full HD, sí que supone una gran diferencia.

Conclusiones

Tras unos días con el One SV (viniendo de un Nexus 4), el sabor de boca que se me ha quedado es muy bueno. Tiene todo lo que se puede pedir a un smartphone de gama media: buena pantalla, buena cámara, buen audio, buen diseño y buena batería. Tan solo he encontrado dos fallos al dispositivo, y son la memoria interna y la versión de Android, que es 4.0 Ice Cream Sandwich. No obstante, creo que estos dos fallos no son tan importantes teniendo en cuenta el nicho de mercado al que va destinado, por lo que probablemente sea mejor alternativa que el Galaxy S3 Mini, el Sony Xperia P o el LG Optimus L9, tres dispositivos que también luchan por el mercado de la gama media.

El problema es que el One SV tiene que luchar contra el LG Nexus 4, un dispositivo cincuenta euros más barato que cuenta con unas especificaciones mucho mejores y que, además cuenta con el soporte de Google. Por lo que, al igual que dije con el LG Optimus L9, estos smartphones solo tienen sentido en el mercado si son subvencionados por las operadoras, donde sí que se pueden encontrar a precios muy competitivos.