El negocio de la publicidad en Internet genera una enorme cantidad de dinero a muchas empresas cada año, y a diario los usuarios pasamos ante cientos de anuncios casi sin darnos cuenta.
Lo mismo sucede con las aplicaciones, ya que prácticamente cualquier usuario utiliza todos los días varias de estas para llevar a cabo diferentes tareas como navegar por Internet, medir la actividad física o incluso para leer las noticias.
Todas esas aplicaciones cuentan con una serie de requisitos y acciones a tener en cuenta, como por ejemplo la recopilación de datos de los usuarios.
Al fin y al cabo, todas las aplicaciones tienen una serie de permisos para desempeñar sus funciones, aunque hay ocasiones en las que los permisos pueden ser mayores de los necesarios.
Esto se debe precisamente a que los datos personales de los usuarios son algo realmente valioso, no solo para los propios usuarios sino también para las empresas anunciantes.
Sin embargo, es de lo más normal que a los usuarios esta situación no les haga mucha gracia, y más en aquellas ocasiones en las que no se avisa de dicha recopilación de datos.
¿Por qué quieren tus datos?
Seguramente ha habido más de una ocasión en la que al descargar e instalar una aplicación esta ha pedido permisos, y no es de extrañar que haya habido ocasiones en las que estos permisos han sido más de los necesarios.
Estos dictan a qué datos puede acceder cada app que hay instalada en el móvil o tablet, y es importante ser consciente de ello antes de conceder acceso a elementos que quizás no necesiten.
Un buen ejemplo son las aplicaciones de linterna que, hace años, mucha gente utilizaba y que en muchas ocasiones les pedían a los usuarios acceso a permisos como el de la ubicación o el de los contactos.
Claramente, sus intenciones eran las de aprovecharse de estos datos para venderlos. Estos datos no son, ni mucho menos, abstractos. Se trata de información como el comportamiento del usuario con el móvil.
Esta, por ejemplo, abarca cosas como la supervisión de las interacciones con el móvil, como el número de pulsaciones que se hace en la pantalla, o el tiempo dedicado a cada aplicación.
También puede ser de utilidad para las empresas, información básica como la edad o la ubicación pueden servir para mejorar considerablemente la publicidad, así como el poder adquisitivo de cada usuario.
De esta manera, se genera un perfil de cada usuario, el cual las empresas utilizan para mejorar sus estrategias de publicidad.
Así, se les ofrece a los usuarios productos o servicios que ya saben que les pueden interesar, algo que hace que los anuncios sean bastante más efectivos y que haya más posibilidades, no solo de que la vea, sino también de que compre algo.
Esto, de por sí, no es malo, pero empieza a ser problemático cuando se busca acceder a datos confidenciales, o cuando se intenta engañar al usuario para acceder a más datos de los necesarios
¿Cómo evitarlo y prevenirlo?
Los usuarios tienen en su mano la posibilidad de llevar a cabo diferentes acciones para tratar de evitar o de reducir este seguimiento por parte de algunas aplicaciones.
La primera de las acciones que se debe llevar a cabo es directamente gestionar los permisos de las aplicaciones que se piense que piden demasiados.
Solucionar esto es simple. En primer lugar, hay que ir a la aplicación de Ajustes para luego entrar en el apartado de Aplicaciones. Aquí se muestran todas las que hay en el móvil y dentro de la ficha de cada una de ellas es posible acceder a un apartado en el que se muestran sus permisos.
Basta con ir accediendo a cada una de las aplicaciones de las que se sospeche y quitarle aquellos que no necesiten, aunque, en especial, conviene centrarse en las apps más sospechosas, que suelen ser de las que más permisos piden al usuario.
Y también es interesante probar a quitarle algunos permisos como el de micrófono a aplicaciones como Instagram. En mi experiencia personal, ha reducido considerablemente los anuncios dirigidos.
Por otra parte, otro consejo muy recomendable puede ser el de apostar siempre por alternativas que respeten la privacidad y que no tengan como objetivo lucrarse vendiendo los datos de los usuarios.
También apostar por alternativas en las que valoren mucho la privacidad, por ejemplo, a la hora de utilizar un navegador de Internet o un buscador en concreto.
