El teléfono es una herramienta que tenemos todo el día en la mano y su función principal es comunicarnos. Esto, unido a la irresistible necesidad del ser humano por replicar su ADN, hacía inevitable que pronto triunfase una aplicación destinada unir chico y chica (o chico-chico; chica-chica, claro).

Corría un largo domingo sin fútbol en el que languidecía en el sofá viendo alguna serie cuando de golpe me llegó un Whatsapp de una amiga preguntándome por otro amigo mío. Al momento, ese amigo me escribió preguntándome por la otra. Yo no acababa de entender nada hasta que ella me explicó que habían tenido «match» en una aplicación de móvil. Al final la cosa no tuvo final feliz porque ella acabó bloqueándole a él, pero yo había oído hablar por primera vez de Tinder.

Esta sí, esta no, esta me gusta me la como yo

La aplicación es más sencilla que el mecanismo de un chupete: esta te va mostrando perfiles del sexo elegido y tu vas diciendo que te gusta -deslizando a la derecha- o descartándolos -deslizando a la izquierda-. El perfil consiste básicamente en una serie de hasta cinco fotos extraídas de Facebook, una breve descripción y los gustos y amistades comunes en Facebook, todo con una predominio exagerado de la imagen. El sistema te muestra gente cercana a ti, en un radio que puedes modificar en opciones.

Cuando dos personas coinciden al darse al corazoncito, se produce un «match» anunciado por un sonido menos discreto que una sirena de los bomberos, ambos usuarios pueden comenzar a chatear. Es decir, no es como otras redes sociales en las que cualquiera puede acceder a cualquier perfil y comenzar a hablar, aquí sólo te podrá hablar quien tu decidas.

Sencillez de uso, pero una optimización mejorable



El chat funciona bastante mal

, notificando los mensajes nuevos cuando le da la gana, y eso si tienes suerte y te lo notifica, lo cual por otro lado es una excusa fantástica para pedir el Whatsapp. Además es muy limitado y, por ejemplo, no permite el envío de fotos más que los «momentos», fotos que puedes compartir con todos tus contactos durante 24 horas.

Como pega, también hay que decir que Tinder gasta una barbaridad de batería a poco que lo uses, y puede acabar con la energía de tu dispositivo como te lo olvides abierto en segundo plano. Además, hay una buena cantidad de usuarios falsos que envían spam animándote a unirte a otras apps. Pero, eh, al menos alguien te escribe.

Darse de alta y crear tu perfil es tremendamente sencillo, ya que tienes que acceder usando tu cuenta de Facebook (tranquilo, no publicará que no te comes un torrao en  tu muro) y automáticamente usa tu foto de perfil, algunas en la que estés etiquetado y tu descripción «sobre mi» para completarlo, luego tu puedes modificarlo a tu gusto, pero siempre usando fotografías que tengas subidas a Facebook.

Además, Tinder muestra si tienes amigos en común con la otra persona y los «me gusta» en los que coincidís. De está manera hay tres cosas que sabrás antes de tomar la decisión de aceptar a esa persona o no: si está bueno/a, cuatro líneas de descripción que normalmente nadie rellena y si le gusta Juego de tronos. Y la verdad, normalmente es sólo la primera.

Deja que tu cerebro reptiliano tome el control

Tinder sea posiblemente la herramienta más superficial y más «trash» que ha creado el homo sapiens en los tres millones de años que lleva dando patadas por el planeta tierra, pero como dijo Sartre «yo he venido aquí a jugar», y en ese sentido, como juego Tinder es bastante divertido. Que nadie entre esperando encontrar campanas de boda -aunque nunca se sabe-, aquí la mayoría de gente va a lo que va, algunos de forma más descarada y otros de forma socialmente más aceptable, pero es lo que hay y el nombre de la aplicación -Tinder significa yesca en inglés, una herramienta para encender fuego- y la llama del logo no engañan a nadie.

Tinder es, por otro lado, es un gran cuadrilátero para soltar las reminiscencias reptilianas que el ser humano aún mantiene. 3.500 millones de años de evolución han llevado a los machos de casi todas las especies complejas a tratar de distribuir nuestro ADN por el mundo como si fuesemos un aspersor de jardín, y a las hembras a seleccionar el ADN adecuado, y a las formas de vida de este planeta no les ha ido tan mal con este sistema. Estos instintos también tienen su reflejo al ver cómo usa Tinder.

Una amiga, usuaria de la aplicación, me hizo un resumen palmario: «Si eres una chica que no se parece a ET y no eres una tullida y tu forma no es muy esférica, Tinder es como ir al supermercado: puedes elegir el producto porque todos los chicos te han dado a match». Como dijo el filósofo alemán Bernd Schuster, no hace falta decir nada más. Valga como ejemplo de este altamente selectivo comportamiento masculino aplicaciones en Play Store que te permiten realizar likes en masa, sin ningún tipo de criterio ni filtro. Así, en plan locurón total.

Tinder Plus: Nuevas opciones pasando por caja

La aplicación es, por ahora, completamente gratuita, pero hace unas semanas una actualización pedía permisos para realizar compras dentro de la app y Play Store ya indica que la app las ofrece, aunque por ahora no hay rastro de ellas. La aplicación tal y como la conocemos seguirá siendo gratuita, pero Tinder Plus ofrecerá varias opciones adicionales. La primera es un botón de deshacer, que te permitirá corregir tu última acción, especialmente útil cuando te invade esa profunda sensación de desazón al descartar por error al que podía ser el amor de tu vida.

La otra opción es Passport, una opción que te permite modificar tu localización en caso de que vayas a viajar y quieras ir adelantando faena. Desde Tinder indican que esto está pensado para quienes quieran tener recomendaciones de cosas que hacer ir,  pero es evidente que la recomendación que tendrás son las sábanas del nativo de turno. Algo muy útil para no depender de la típica guía de viajes… je… je… je…

Estas opciones extras estarán disponibles a partir del 2 de marzo por 9,99€ al mes.

A los libertinos

850 millones de «swipes» y 10 millones de «matches» al día, de los cuales dos llegarán a ser una cita y vete tú a saber qué más. Tinder ha logrado un alcance que ninguna aplicación de este tipo había llegado. Un rato usándola y no tardarás en encontrar a alguien que conoces, y a buena parte de la soltería de tu ciudad, entre ellos, quién sabe el polvo amor de tu vida.

«A los libertinos» comenzaba Donatien Alphonse François de Sade -el Marqués de Sade- su obra La filosofía en el tocador, «atended esas deliciosas pasiones; sólo ellas pueden conduciros a la felicidad. Mujeres lúbricas, despreciad todo lo que contraríe las divinas leyes del placer”. No cabe ninguna duda de que el Marqués hubiera disfrutado y mucho de una aplicación como Tinder. Y no es el único.