Trabajar en un medio como este te obliga a estar al día de todo lo relacionado con la tecnología. Es cierto que muchos de nosotros lo hacíamos incluso antes de trabajar, pero también es cierto que la mayoría de personas no.

Cuando una marca piensa en un nuevo producto ha de hacerlo teniendo en cuanta a muchos tipos de consumidores. Cuando pensamos en smartphones y en servicios que se controlan desde él hay gente que está encantada de usar todo lo nuevo que salga, otra que se siente más torpe y que sólo utilizará lo imprescindible y en medio mucho más tipos.

Por ello el desarrollo y la usabilidad de herramientas, sobre todo las informáticas, ha de ser simple y sencillo, y está claro que Google ha acertado con su asistente.

En cuatro pequeñas anécdotas que me han pasado en menos de una semana os voy a mostrar por qué Google puede estar más cerca que nunca de cambiar la forma en la que usamos los móviles.

Mi hermano, padre primerizo

En una de mis visitas a casa de mi hermano, que acaba de tener un hijo, estuvimos hablando sobre su nuevo móvil. Me había pedido consejo y se había comprado un Xiaomi Mi A1.

Recuerdo perfectamente su reacción cuando le activé el Asistente de Google: enarcar una ceja. Hubo una opción que le pareció especialmente útil, la del dictado de mensajes de WhatsApp sin tocar el móvil. El motivo estaba claro, con un niño son demasiadas las veces en que te faltan manos.

Mi hermano es una persona que no es ni especialmente geek ni tecnófoba.

Mi novia, que si pudiera viviría sin móvil

La segunda anécdota la protagonizó mi novia en una reunión familiar. En un momento dado estábamos todos sentados a la mesa y la escuchamos hablar en otra habitación. Supusimos que estaba hablando por teléfono pero no era así: estaba activando la linterna para buscar algo, y lo hizo con el asistente.

OK Google: enciende la linterna

Cuando volvió le pregunté el motivo y me dijo que no recordaba si la aplicación tenía icono, si se activaba en otro lado y que lo más fácil era usarla así.

Quedaos con esa idea: es lo más fácil. No hay otro motivo por el que mi novia eligiera usar algo de su móvil.

La tía de mi novia

En la misma reunión estaba una tía de mi novia, que usa el móvil para lo básico, es decir, WhatsApp y Facebook, y que al ver cómo usaba su sobrina eso quiso saber si ella podía también. Y sí.

Tras configurarle el asistente estuvo preguntándole cosas al mismo y sobre todo quedó encantada cuando vio que podía llamar a su marido sin buscar el número ni teclearlo, simplemente por la voz.

Este testimonio me marcó especialmente porque es una persona de cierta edad que, sin ser mayor, no está cercana ni de lejos a los círculos más tecnológicos, ni por interés ni por edad, y aún así aprendió rápido a usarlo.

El padre de mi novia

La última anécdota la protagonizó el padre de mi novia cuando tras ver cómo su cuñada usaba el móvil me preguntó si él también podría. Y no.

Uno de los pocos requisitos que tiene Google Assistant es que necesita la versión 5.0 de Android o superior y en este caso el terminal que tiene usa Android 4.4.4, justo la anterior.

Ante mi respuesta negativa dijo «Vaya, va siendo hora de cambiar de móvil». Dejo claro que si finalmente se diera esa compra, si el padre de mi novia cambiara de móvil, no sería sólo por eso solo ya que el terminal es ya antiguo y tiene poca memoria, batería, etc. Pero sí que sería el motivo que le diera el último empujón necesario.

Es cierto que él sí es una persona que gusta de trastear un poco pero aún así es llamativo cómo fue esto lo que le hizo plantearse el cambio de móvil.

La voz es el futuro

Estas experiencias propias van en consonancia de lo que muestran algunos estudios en Estados Unidos sobre la compra de altavoces inteligentes. La gente no sólo sigue usando esos dispositivos tras comprarlos sino que los usa cada vez más, todo lo contrario de lo que pasa con las tablets o los wearables.

Ahora está por ver que no vuelva a darse un oligopolio en esta nueva era de los smartphones ya que sólo Samsung, Google, Amazon y Apple tienen asistentes inteligentes competentes.