Los algoritmos de Facebook son tan potentes que pueden sugerirte amigos que buscabas hace tiempo y de los que llevabas tiempo sin saber de ellos. ¿No sabes cómo funcionan? Te lo explicamos.

Facebook es uno de esos colosos que ha crecido de manera tan exponencial que no nos hemos dado cuenta de lo mucho que influye en nuestras decisiones. Las fake news son un claro ejemplo del poder de esta red, pero hoy me quedaré con otra de las claves que hicieron a Facebook ser Facebook: la sugerencia de amigos.

A todos nos ha ocurrido lo mismo: abrir la aplicación o la web y descubrir en el muro el mensaje de «Quizá conozcas a estas personas«. Esto es la sugerencia de amigos, un algoritmo enormemente complejo con el que la red social empareja a los contactos por su afinidad, parentesco o coincidencia en el tiempo. A veces los emparejamientos son claros, como nuestros compañeros de instituto, pero a menudo sugiere contactos con los que pensamos: «¿Pero cómo sabe que yo conozco a esta persona?».

Hoy entraremos a diseccionar la sugerencia de amigos de Facebook. Ya avanzo que conocer en profundidad el funcionamiento de este algoritmo es imposible: dicho conocimiento solo está en manos de los ingenieros. Pero sí podemos entender su manera de actuar con la experiencia en la mano y los hechos contrastados. Así que, ¿cómo funciona la sugerencia de amigos de Facebook?

Cruce de datos a gran escala en busca de coincidencias entre contactos

El funcionamiento básico del algoritmo de Facebook es el más lógico posible: la red social trata de encontrar patrones coincidentes entre los contactos. De ahí que te incite a rellenar al máximo tu perfil: cuantos más datos tenga de los usuarios más fácil le resultará encontrar coincidencias para emparejar a los posibles amigos.

Cuanto más completo sea tu perfil mejores contactos te sugerirá Facebook

Resulta lógico que si rellenamos nuestros estudios con una fecha e instituto concretos nos sugiera como amigos a otros contactos que hayan rellenado esos datos de manera idéntica. Esta es la forma de cruzar a los compañeros de estudio o de trabajo, por ejemplo. Parece sencillo, pero no lo es: la cantidad de datos que maneja Facebook es tan enorme que realizar los emparejamientos a tan gran escala supone una inmensa inversión en servidores y en mantenimiento del código. Es el llamado Big Data.

Como red social que es, confiamos en ella una ingente cantidad de información personal. Los estudios, el trabajo, dónde nacimos, nuestra edad… o la pareja, por ejemplo. Si le decimos a Facebook que estamos casados con alguien seguramente nos sugiera como amigos a los familiares de la otra persona. No en vano le damos hechos los enlaces genealógicos ya que podemos dividir a los contactos en amigos y familiares.

La red social está configurada para captar el máximo número de datos personales posible

Hasta aquí es sencillo, más o menos: billones de datos cruzados en los servidores de Facebook que se comparan para encontrar coincidencias y así asignarlas como una sugerencia de amistad. De esta manera no resulta extraño que veamos en nuestros muros a antiguos amigos, compañeros del primer trabajo que tuvimos o, lo más polémico del asunto, también a nuestros primeros amores.

Rozando lo paranormal: cuando Facebook nos sugiere contactos sin una relación clara

Por más que la cifra de datos que maneja Facebook resulte apabullante, los algoritmos y el Big Data son capaces de administrarla con celeridad y eficiencia. Así que, si estudiamos en un colegio, por más que esté alejado del mundo, Facebook nos sugerirá como amigos a cualquiera que también rellene esos mismos datos. Pero ¿y sí la sugerencia no guarda ninguna relación lógica?

Facebook es una esponja cuando se trata de guardar datos e información de sus usuarios: lo almacena absolutamente todo. Nuestras rutas, los lugares desde los que subimos las fotos, analiza esas fotos en busca de detalles que reseñar, monitoriza nuestras horas de conexión y publicación, cuándo prestamos más atención al muro, sabe qué nos gusta por las reacciones a las distintas publicaciones… Menos el ADN lo sabe todo de nosotros.

Facebook sabe tanto de nosotros que podría trazar un perfil psicológico bastante completo

La razón para esto es la venta de publicidad. Publicar un anuncio en Facebook o Instagram te da de bruces con todo ese conocimiento: puedes segmentar el anuncio con detalles tan concretos como si a los usuarios les gustan los regalos o están comprendidos entre un tipo de población exacto. Así que, si sabe todo eso para los anuncios, imagina qué puede saber para relacionar a los usuarios: cuanto más fuerte sea la red de amistades más potente se hace el servicio.

Existen situaciones concretas y comprobadas donde la sugerencia de amigos funciona con contactos que solo tenemos registrados a nivel personal. Por ejemplo:

  • Correo electrónico. La aplicación lee nuestra libreta de direcciones, por lo que puede buscar en la base de datos aquellos contactos que coincidan para así mostrárnoslos en la sugerencia de amigos.
  • Teléfono. Lo mismo ocurre con el número de teléfono: como accede a la agenda de contactos, a Facebook le resulta más o menos sencillo cruzar la agenda con el resto de usuarios para buscar coincidencias.
  • Contactos coincidentes en otras redes sociales. ¿Que tienes contactos en Instagram que no sigues en Facebook? Por arte de magia te los va a sugerir. Y lo mismo ocurre en Instagram: la red te ofrecerá amigos de Facebook.
  • Chats de WhatsApp. Esto ha ocurrido más de una vez y demuestra que la relación estrecha entre ambas plataformas existe: basta con que hables en la aplicación de mensajería con una persona que no tengas en la agenda para que Facebook posteriormente te la sugiera.
  • Personas que visitan tu perfil. Quizá no guarden relación, pero si te visitan en Facebook quizá es que te conocen. La sugerencia de amigos de Facebook se encargará de comprobarlo.

En definitiva: Facebook es ese Gran Hermano que todo lo sabe y que también nos vigila. No es el único, por supuesto, pero sí es la empresa más interesada en conocernos a nivel personal ya que su sistema de monetización se basa en ello. Cuantos más detalles sepa mejor. Y recuerda: Facebook lo conoce absolutamente todo.

La sugerencia de amigos puede parecer turbia, de hecho lo es, pero también es útil: reconozco que me ha encontrado contactos que de otra manera habría perdido. ¿Vale la pena perder parte de la privacidad solo por eso? Depende de cada uno, claro. Lo que sí es cierto es que no existe herramienta igual para unir a personas que el destino decidió separar. Nos quedaremos con esto.