Basta echar un vistazo alrededor para poner en duda el hecho de que los smartphones sean resistentes. ¿Estás en un lugar público? Mira todas las personas que tienen la pantalla del móvil rota. Bueno, tampoco hay que irse tan lejos: ¿cuántas veces se te rompió a ti? ¿Y otra parte clave del smartphone? No falla: ya no se hacen teléfonos como los de antes.

Es cierto que ya no se hacen teléfonos como los de antes porque ahora son ordenadores en miniatura; pero, en cuestión de resistencia, tampoco cambiaron tanto en comparación a lo que evolucionaron en potencia y prestaciones. ¿Que se caían al suelo y seguían funcionando? No se puede negar, pero basta un poco de análisis para descubrir «la trampa».

«Es que la pantalla de antes no se rompía como la de ahora»

Con el cambio de teléfono a móvil inteligente ganamos una forma de utilizar los dispositivos que requirió dos elementos principales:

  • Un panel que respondiera al toque con los dedos.
  • Una pantalla grande que permitiese mostrar los botones además de menús e imágenes.

Esto es tradujo en unos dispositivos que ascendieron progresivamente de tamaño debido a que su principal componente, la pantalla, también creció. ¿Y cuál es el elemento más frágil de un smartphone? Exacto: la dichosa pantalla.

Decir que los móviles de antes resistían más es referirse principalmente a que su pantalla no se rompía

En los teléfonos de antes a lo máximo que llegábamos era a unas cuantas líneas de texto o a poco más de 2 pulgadas de «display». Y otro punto a tener en cuenta: el frontal del teléfono no era de cristal, sino de plástico (incluida la zona de la pantalla); unido a todo el plástico del propio cuerpo del móvil.

Si tenemos una pantalla minúscula en comparación con el cuerpo, los materiales son plásticos a excepción del propio panel LCD, no hay piezas demasiado frágiles y la construcción es capaz de absorber los impactos (sobre todo por las piezas móviles, como tapas y teclados), ¿qué tenemos? Teléfonos mucho más resistentes que un smartphone actual. A mayor diagonal de cristal el teléfono es más frágil, ciencia pura.

«Los móviles de antes se caían y no les pasaba nada»

Los chistes del Nokia 3310 cayéndose el suelo y provocando un terremoto no están muy desencaminados: la creencia de que los móviles de antes no se rompían se asienta sobre la realidad. Aunque ya sabes a qué se debe dicha resistencia: tener gran parte de la superficie vulnerable a los golpes consigue mayor fragilidad en su conjunto. La imagen de arriba es de KnowYourMeme.

Así quedaban los móviles tras una caída de las manos.

Así queda un móvil ahora después de escurrirse al suelo.

La tendencia que vivimos actualmente con la fabricación de móviles de metal va en contra de la resistencia. Un smartphone de metal siempre resistirá menos las caídas debido a la propia naturaleza del material: absorbe en menor medida los impactos repercutiéndolos contra el resto de componentes, especialmente la pantalla. De ahí que ésta se raje incluso con una caída pequeña: basta con que el golpe incida en un ángulo concreto para que el cristal no pueda aguantar la tensión.

La pantalla de un móvil de metal aguanta menos la caída porque el propio metal no absorbe el golpe como sí lo haría el plástico

La pantalla es lo más frágil de un smartphone, queda claro. Pero entonces aparece una duda: ¿por qué es tan frágil si el cristal endurecido que la protege debería ser resistente?

«Si tengo Gorilla Glass, ¿por qué se me ha roto la pantalla?»

Los móviles de antes carecían de Gorilla Glass, Dragon Trail y cristales endurecidos similares: el LCD venía protegido por la superficie plástica transparente de la carcasa. De ahí que resultase más complicado que se resquebrajara dicho LCD: el plástico es mucho más resistente que cualquier cristal, por duro que sea.

Gorilla Glass anunció hace pocos días la versión 5 de su famosa lámina de cristal. Según las especificaciones de Corning, aguanta caídas de 1,6 metros sin romperse. O lo que es lo mismo: sobrevive al 80 % de los resbalones mientras tenemos el móvil en las manos. Además, resiste los golpes de frente y es capaz de no arañarse incluso si se utiliza un cuchillo.

Los móviles con cristal Gorilla Glass resisten arañazos, pequeños golpes y caídas hasta cierto punto

Más allá de la última versión de Corning Gorilla Glass, las anteriores también ofrecen altísima resistencia. De hecho, el cristal de un móvil es mucho más duro de lo que parece; pero eso no quita para que se resquebraje en una mala caída. Resisten a los golpes, pero son físicamente incapaces de absorber todas las fuerzas y vibraciones provocadas por los impactos, incluso en caídas pequeñas.

Como bien explican en Aula BQ (este artículo es excelente para comprender las fuerzas que se aplican al móvil cuando éste se cae), el cristal de una pantalla es rígido y con tendencia a fracturarse si se sobrepasa su límite máximo de tensión.

Tras un impacto se crean innumerables fuerzas y ondas que se desplazan en décimas de segundo por todo el dispositivo restándose o acumulándose dependiendo de la altura y el ángulo de caída. Si el móvil cae «bien» (plano y a no mucha distancia del suelo), no suele haber problemas; pero si cae de canto y con cierta altura, es habitual que la pantalla se fracture, sobre todo si el cuerpo es de metal. Además, el golpe se quedará marcado en este último caso.

La conjunción de fuerzas, vibraciones y presión en un impacto es tal que puede romper la más dura de las pantallas

Gorilla Glass, Dragon Trail y resto de cristales endurecidos jamás serán ajenos a las roturas; aunque sí muy resistentes. Debido a la naturaleza propia del cristal, y a que la superficie de un smartphone es casi la mitad de este componente, el riesgo «0» no existirá nunca. Por lo que nuestros smartphones actuales jamás serán tan resistentes como los que tuvimos hace años.

¿Es una desventaja? Como comenté en el medio del artículo, la cantidad de prestaciones que hemos ganado es tal, que la fragilidad se ve compensada. Siempre se puede colocar una funda, protectores de pantalla, elegir un móvil que sea más resistente… Yo no volvería a los móviles de antes. Y eso que aún conservo un indestructible Nokia 3310 por los cajones (que no logré encontrar, por cierto).