El año 2016 está siendo un año muy interesante en lo que respecta a la tecnología. No solo nos encontramos en el año de la realidad virtual, sino que tras varios años de promesas sobre los pagos móviles, parece que por fin comienzan a hacerse un espacio en el mercado.

Cada vez más bancos están integrando sus propias soluciones de pagos móviles entre sus servicios, y aunque Android Pay aún no se digna a llegar a nuestras tierras, otros gigantes como Vodafone y Samsung se abren camino con sus propios métodos de pago.

El duelo definitivo: Los pagos móviles frente a las tarjetas

Los pagos móviles nos permiten olvidarnos de si llevamos dinero en metálico, permitiéndonos pagar las compras desde nuestro teléfono móvil con total garantía y seguridad, como si llevases una tarjeta en el móvil.

Pero espera un momento ¿No se supone que ya podíamos hacer eso con las tarjetas? ¿Entonces a que se debe tanto hype a que podamos hacer lo mismo que ya hacíamos con la tarjeta desde el móvil?

Es cierto, ambos métodos de pago son muy similares, y es que cuando estamos comprando, pagar de una forma u otra no varía mucho. En ambos solicitas el pago mediante tarjeta, en ambos colocas tu método de pago sobre el procesador de pagos, en los dos introduces tu PIN y automáticamente procesan nuestro pago. Y en ambos casos la compra nos va a costar el mismo dinero.

¿Por qué deberíamos abrazar a la nueva tecnología? ¿Por qué deberíamos mantenernos fieles a nuestra tarjeta de plástico? Hoy comparamos los puntos fuertes de cada uno de los métodos.

A favor de la tarjeta de crédito o débito

En primer lugar vamos a repasar las ventajas de la tradicional tarjeta de crédito o débito, la cual lleva más tiempo con nosotros y tiene buenos argumentos para seguir siendo nuestra compañera a la hora de irnos de compras.

Facilidad de uso y sencillez

Las tarjetas son un método muy sencillo para pagar. Cuando nos creamos nuestra cuenta del banco solicitamos la tarjeta, y una vez llegue solo la tenemos que activar. Tenemos un PIN de cuatro digitos que tenemos que memorizar para cada vez que usemos la tarjeta.

El proceso es muy sencillo, cuando estamos de compras y llega el momento de pagar solo tenemos que decirle a la persona a cargo de la caja que queremos pagar con tarjeta, teniendo que introducir la tarjeta y nuestro PIN, o pasarla por el mostrador en caso de que sea contactless.

En el caso del smartphone, no solo tenemos que crearnos la cuenta del banco y activar la tarjeta, sino que debemos descargar una aplicación, configurara y activar la tarjeta en el móvil o la firma digital. Quizás para un nativo digital sean tareas sencillas, pero para aquellos que no se lleven bien con la tecnología puede llegar a ser una tarea tediosa.

Autonomía

En este punto, no hay mucha discusión posible. Los smartphones tienen una batería y autonomía que en ocasiones se puede antojar escasa. Al teléfono se le puede gastar la batería. Por otro lado, la tarjeta no necesita de una batería para funcionar, por lo que independientemente de que cargásemos el móvil o no, va a funcionar, lo que convierte a la tarjeta en una opción más fiable.

Compatibilidad

Tanto los pagos móviles como las tarjetas contactless funcionan a través de la tecnología NFC, y esta tecnología no se encuentra en todos los puntos de venta. Es cierto que la mayoría de comercios modernos ya son compatibles con el NFC, pero en zonas más rurales o comercios más pequeños aún no tienen soporte.

Con las tarjetas contactless no existen problemas, porque pueden funcionar como tarjetas normales, pero en el caso del móvil, sin NFC nos podemos olvidar de los pagos móviles. Cabe señalar que Samsung en sus terminales con Samsung Pay ha introducido una banda magnética para estos casos, aunque visto que no va a llegar a España, pues tampoco salva la situación de los pagos móviles.

Menor dependencia tecnológica

Al final, muchos de los defectos de los pagos móviles que hacen brillar a las tarjetas se pueden resumir como uno, y es una menor dependencia tecnológica. Si en el local donde vamos a pagar soporta pago con tarjeta, se acaban las complicaciones. En el caso del móvil, el local debe soportar pagos contactless, nuestro móvil tiene que tener batería, NFC (si tienes un teléfono chino o gama media te puedes olvidar), una aplicación que funcione (porque sí, las aplicaciones pueden fallar, y fallan), que nuestro teléfono no esté rooteado y más pegas que pueden surgir. Con los pagos móviles cualquier chorrada nos puede fastidiar algo que debería ser fácil e intuitivo.

Las ventajas de los pagos móviles

Pero bueno, si los pagos móviles se están abriendo hueco en el mercado, seguramente tenga algunos puntos en los que destaca sobre la tarjeta tradicional. A continuación os contamos por qué creemos que los pagos merecen una oportunidad.

Nunca nos olvidamos del móvil

Es fácil que nos dejemos la tarjeta de crédito en casa, o que incluso nos olvidemos la cartera en casa o el coche. Si eres una persona despistada te habrá pasado, pero lo que es menos probable, es que en este mundo conectado nos olvidemos del teléfono en ninguna parte.

Puede parecer una tontería, pero le prestamos más atención al teléfono, ya que en la cartera nunca vamos a recibir un whatsapp.

Podemos comprobar que el pago se ha efectuado correctamente

Cuando estamos pagando nos suele aparecer el precio en el ticket de compra, y en el mismo procesador de pagos antes de realizar la compra, pero no siempre nos fiamos de que el pago se haya efectuado correctamente, o que incluso un único pago nos aparezca por duplicado.

Con el móvil podemos verificar que el pago se haya realizado correctamente. Con nuestra tarjeta del banco también, pero tendríamos que dirigirnos a un banco, y eso es más molesto.

Podemos consultar nuestro saldo antes de irnos de compras

Del mismo modo, poder consultar nuestra cartera virtual es una ventaja que nos ofrece el smartphone, y que la tarjeta no permite. Puede suceder que en nuestra cuenta tengamos menos dinero del que creemos, y ante la duda no hay nada mejor que comprobarlo in situ. Así que en lugar de dirigirnos a un banco con nuestra tarjeta, mejor encendemos el móvil y consultamos nuestro saldo.

Más facilidad para tener monederos virtuales para controlar el gasto

Los monederos virtuales son una excelente manera de controlar los gastos que realizamos al mes. Un problema muy conocido a la hora de pagar con tarjeta es que al no entregar nuestros bienes de forma tangible al realizar una compra, somos menos conscientes de lo que estamos gastando.

Un excelente método para controlar nuestros gastos son los monederos virtuales. En este tipo de tarjeta no tenemos acceso a todo nuestro dinero, sino que solamente tendremos acceso a una fracción que hayamos asignado. Si al mes queremos gastarnos un máximo de 50€, solo tenemos que añadirlos al monedero y pagar con esta tarjeta virtual.

Este método también se encuentra disponible de forma física, pero desde el móvil es mucho más rápido y fácil de tramitar y gestionar.

El asunto de la seguridad

La seguridad es un asunto en el que ambas plataformas destacan, lo que sucede es que cada una lo hace a su manera. Ninguno de ellos es perfecto, pero sus implementaciones son lo suficientemente seguras como para utilizarlos sin miedo.

En el caso de los dispositivos móviles, los sistemas de huellas dactilares nos aportan una seguridad adicional, ya que impiden que otras personas realicen pagos desde nuestro dispositivo. En caso de que nos roben el teléfono, podemos acceder al administrador de dispositivos de Android y borrar el teléfono de forma remota, lo que mantendría nuestros ahorros a salvo.

Por otro lado, si nos roban la tarjeta de crédito, alguien puede usar el código, fecha de caducidad y CVC para realizar compras por Internet, o realizar compras en puntos de venta contactless, que por defecto no nos piden PIN si la compra es inferior a 20€. Las tarjetas pueden ser también seguras gracias a la verificación en dos pasos (recibir un SMS cada vez que compremos por Internet) o habilitar el PIN en cualquier tipo de pago contactless. Del mismo modo, podemos cancelar nuestra tarjeta llamando por teléfono al banco para cancelarla.

Podemos convivir con ambos métodos

Durante este artículo, una de las conclusiones que podríamos sacar es que ni las tarjetas están obsoletas, ni los teléfonos ofrecen una ventaja tan grande como para pensar que los pagos móviles lo van a cambiar todo. Esta discusión es similar a cuando surgieron las tarjetas de crédito en la época, donde algunos usuarios preferían pagar en efectivo, mientras que otros en tarjeta.

La historia se repite, aunque si observamos al pasado veremos que un método de pago no tiene motivos para sustituir a otro, y del mismo modo que las tarjetas no acabaron con los pagos en efectivo, los pagos móviles no jubilarán a las tarjetas, sino que los tres se mantendrán. Mientras más opciones tengamos a nuestro alcance será mejor para todos.