Daniil Medvedev representó durante un breve periodo la esperanza de una nueva era. Irrumpió como la figura destinada a derrocar al todopoderoso Big Three -Federer, Nadal y Djokovic- y durante algunos años parecía tener la fórmula para lograrlo.
Pero lo que prometía ser el ascenso de un nuevo emperador del tenis ha terminado por convertirse en un caso paradigmático de caída libre, marcada por derrotas humillantes, desplantes constantes y una desconexión emocional con el deporte que alguna vez dominó.
Su consolidación comenzó en 2019, con títulos de prestigio en Cincinnati y Shanghái, y una final épica en el US Open ante Rafael Nadal. Su estilo impredecible, su elasticidad casi felina y su fortaleza mental lo hacían un rival temido.
Pero su coronación llegó el 12 de septiembre de 2021, cuando conquistó el US Open tras derrotar con autoridad a Novak Djokovic, impidiéndole completar el Grand Slam de calendario.
Esa final lo convirtió en el nuevo rostro del tenis masculino. Un año después, el 28 de febrero de 2022, Medvedev alcanzó el número 1 del mundo, siendo el primer tenista ajeno al Big Three o Andy Murray en lograrlo desde Andy Roddick en 2004.
Parecía el principio de una hegemonía. Medvedev acumuló un palmarés envidiable:
- 1 Grand Slam (US Open 2021)
- 1 ATP Finals (2020, ganando a Djokovic, Nadal y Thiem)
- 6 Masters 1000: Cincinnati, Shanghái, París, Toronto, Miami y Roma
- 4 ATP 500 y 8 ATP 250
- 20 victorias consecutivas entre 2020 y 2021
- 63 triunfos en la temporada 2021
Pero este brillante registro comenzó a desvanecerse con una velocidad inesperada.
Medvedev manda callar al público.
Un colapso sin frenos
Desde su último título en Roma 2023, Medvedev ha atravesado una sequía alarmante. En 2024 no ganó ningún torneo, algo que no ocurría desde 2017.
En 2025, sus resultados han rozado el ridículo para alguien que fue número 1 del mundo:
- Australian Open: eliminado en segunda ronda por Learner Tien (121º ATP)
- Roland Garros: despedida en primera ronda ante Cameron Norrie
- Wimbledon: otra primera ronda, esta vez contra Benjamin Bonzi
- US Open: eliminado de nuevo en el debut, por el mismo Bonzi
La sombra emocional
A los malos resultados se han sumado episodios constantes de descontrol. En el Australian Open 2025, rompió una cámara de red a raquetazos y despreció a su rival tailandés.
Pero su momento más bochornoso ha llegado esta semana en Flushing Meadows, donde, superado por la tensión, protagonizó una escena que dejó perplejo al mundo.
Durante el quinto set ante Bonzi, un fotógrafo invadió la pista por error en match point. El juez Greg Allensworth ordenó repetir el primer servicio, provocando la furia del ruso, quien durante seis minutos desató una tormenta verbal:
"¿Eres un hombre? ¿Por qué estás temblando? ¡Chicos, él se quiere ir, le pagan por partido, no por hora!", gritó, mientras dirigía miradas desafiantes al público y rescataba la célebre frase de Reilly Opelka, que había calificado a Allensworth como "el peor juez del circuito".
El público abucheaba, su esposa se marchaba del palco con las manos en la cabeza y él rompía su raqueta al final del partido.
El esperpento terminó con una rueda de prensa aún más surrealista, donde aseguró: "Hoy no hice nada malo, ellos [el público] hicieron el trabajo. Fue divertido para mí".
No es la primera vez que Medvedev convierte una pista en escenario de drama. En 2019, en su duelo ante Feliciano López, arrebató una toalla a un recogepelotas, lanzó la raqueta hacia el juez y dedicó una peineta al público neoyorquino.
Lejos de arrepentirse, lo utilizó para ganar visibilidad: "Si dormís esta noche, sabed que gané gracias a vosotros", dijo con sorna al acabar el partido.
En el Australian Open 2022, insultó al juez llamándolo "small cat" por no sancionar al padre de Tsitsipas por coaching ilegal.
Tras perder la final ante Nadal, estalló: "El niño que soñaba dejó de soñar hoy. Jugaré para mí mismo. Ya está".
Las imágenes de su esposa Daria llevándose las manos a la cabeza en el US Open 2025 han dado la vuelta al mundo. Su entrenador, Gilles Cervara, permanecía imperturbable.
Ambos han soportado años de explosiones, pero esta vez parecían derrotados, conscientes de que Medvedev ya no lucha solo contra sus rivales, sino contra sí mismo.
Un nuevo dominio
Mientras Medvedev se consume, el mundo del tenis vive una nueva edad dorada con Carlos Alcaraz y Jannik Sinner como protagonistas indiscutibles.
Entre ambos han ganado los últimos siete Grand Slams. El propio Medvedev reconoce su impotencia: "Lo que hago frente a ellos no es suficiente".
Pero también deja abierta una puerta a la esperanza: "Nunca subestimen a un tercero que va a venir a desafiarlos". Una frase que refleja más deseo que convicción, al menos por su parte.
Actualmente ubicado en el puesto 13 del ranking ATP, Medvedev ha perdido puntos clave en cada torneo importante.
Sus propias palabras tras las ATP Finals 2024 son reveladoras: "Si me centro en las expectativas que tenía, califico mi año con un 0 sobre 10".
A sus 29 años, y tras haberlo ganado casi todo, el reto ya no es sumar trofeos, sino recuperar el respeto y la estabilidad emocional que le permitan competir en paz.
La historia de Medvedev está aún por escribirse. Puede encontrar la fuerza para reinventarse -como hicieran otros grandes tras momentos oscuros- o seguir deslizándose hacia un final de carrera prematuro, arrastrado por su propio carácter.
Lo que es seguro es que ya no es el heredero del trono. La generación que debía suceder al Big Three ahora tiene otros nombres, y Medvedev observa desde lejos el reinado que alguna vez creyó suyo. Su caída no solo ha sido deportiva: ha sido también emocional, psicológica y, quizá, irreversible.
