Publicada
Actualizada

Al igual que sucedió en el Mundial de Clubes, la celebración del US Open además de generar mucha expectación entre los aficionados al tenis, también ha provocado el malestar por los altos precios a los que hay que hacer frente para comprar algo de comida o simplemente tomar algo.

Los precios de los alimentos y la bebida son elevados, lo que ha provocado el malestar de los aficionados presentes en las pistas de Nueva York. Y es que una botella de agua de medio litro tiene un precio de seis euros.

El diario digital Express Sport ha publicado los precios que valen todos los productos para quienes quieran visitar Flushing Meadows para disfrutar del Abierto de Estados Unidos.

Los costes de todos los productos son caros, tanto por comprar una botella de agua o comerse un sándwich. Y es que comprar una botella de agua de un litro cuesta nueve euros.

En cuanto a los cócteles, el Honey Deuce que contiene vodka, licor de frambuesa, limonada y tres bolitas de melón dulce tiene un valor de 19,72 euros.

Unos precios desorbitados

Los cócteles premium oscilan entre 16 y 18 euros, mientras que una copa de vino Chardonnay o Cabernet Sauvignon cuesta 16,72.

Los precios del alcohol en general resultan impactantes. Una cerveza Heineken se vende por 13,72, mientras que sin alcohol cuesta 10 euros.

En cuanto a la comida, los precios no son menos sorprendentes. Los famosos bocadillos 'lobster rolls de Maine' se venden por 33.87 euros, mientras que la versión de Connecticut cuesta dos euros más.

Un simple sándwich con pasta puede costar 25 euros, y las opciones más básicas como un perrito caliente rondan los 8,50. Los espectadores han expresado su frustración en redes sociales, describiendo estos precios como "ridículos" y comparándolos desfavorablemente con otros torneos.

Un aficionado del Manchester City en un puesto de comida en el interior del estadio. Reuters

A pesar de las críticas, los organizadores justifican estos precios citando los costos operativos en Nueva York y la experiencia premium que buscan ofrecer.

Sin embargo, muchos asistentes consideran que estos precios excesivos pueden alejar a familias y fanáticos casuales, transformando el torneo en un evento exclusivo para personas de alto poder adquisitivo, lo que contradice el espíritu inclusivo que debería caracterizar al deporte del tenis.