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Ochenta y cuatro días por delante. Seis torneos principales. Tres continentes. Un número que aterroriza: hasta treinta partidos confirmados antes de que noviembre cierre la agenda deportiva de Carlos Alcaraz en la temporada 2025.

El murmullo de la Arthur Ashe será el pistoletazo de salida de una travesía que podría redefinir los límites de la resistencia humana en el tenis moderno.

Frente a él, Reilly Opelka espera como un coloso de 2,11 metros. El primer obstáculo de un camino que serpentea desde las pistas neoyorquinas hasta los salones de Turín.

El récord personal de 72 partidos disputados en toda la temporada 2023 tiembla ante esta locura de calendario. Con 54 victorias ya cosechadas en 2025, el murciano camina hacia cifras astronómicas.

El despertar americano

El lunes debuta contra Reilly Opelka, el tenista más temido en primera ronda del Grand Slam neoyorquino. El estadounidense mide 2,11 metros y posee un saque letal.

Opelka se autodenomina "servebot" y promedia más de 20 aces por partido. Su servicio supera habitualmente las 130 millas por hora, convirtiendo cada juego en una ruleta rusa.

El gigante americano ya derrotó a De Minaur en Cincinnati y llega con confianza renovada tras una temporada irregular pero peligrosa en superficie rápida.

Una posible semifinal contra Novak Djokovic añade dramatismo al cuadro. El serbio lidera 5-3 el cara a cara particular, pero Alcaraz ha demostrado evolucionar en grandes citas.

Hasta siete partidos si alcanza la final. El US Open representa el primer escalón de un calvario que pondrá a prueba la madurez del campeón.

De San Francisco a Turín

Apenas dos semanas después del posible desgaste neoyorquino, Yannick Noah lo espera para capitanear una escuadra de lujo: Zverev, Ruud, Rune, Mensik y Cobolli contra el hambriento Team Mundial de André Agassi en la Laver Cup.

El formato único no perdona errores de cálculo. Cada victoria vale un punto el viernes, dos el sábado y tres el domingo hasta alcanzar los 13 puntos decisivos.

Los jugadores de Europa levantan el trofeo de la Laver Cup. REUTERS

Sin apenas tiempo para el jet lag, el avión hacia Tokio marca el inicio del swing asiático más brutal. Un torneo ATP500 que el murciano nunca ha disputado y que podría servirle para añadir un trofeo más a su colección.

La verdadera prueba de resistencia aguarda en Shanghai. Del 29 septiembre al 12 octubre, catorce días interminables en el único Masters 1000 de Asia Oriental bajo el techo retráctil del Qizhong Tennis Center.

El gigante chino exige supervivencia extrema: humedad, calor sofocante y la presión de ser el torneo más largo del calendario ATP en plena recta final de temporada.

El último vuelo intercontinental lleva de vuelta a Europa. Bercy recibe en octubre (27-2 noviembre) a un Alcaraz que podría llegar tocado por la maratón asiática.

Las ATP Finals en Turín (9-16 noviembre) coronan la locura con formato round robin. Ya clasificado entre los ocho mejores, la pregunta es si llegará con fuerzas para culminar la temporada más exigente de su vida.

Territorio desconocido

A los 22 años, Alcaraz encara el período más exigente de cualquier tenista en activo. Ningún jugador de su generación ha afrontado semejante calendario.

La experiencia de 2023, cuando disputó 72 partidos con notable éxito, representa su única referencia para gestionar la carga física y mental que se avecina.

Su equipo técnico liderado por Juan Carlos Ferrero deberá planificar meticulosamente cada detalle: entrenamientos, descansos, viajes y preparación específica para cada superficie.

El aspecto psicológico resulta crucial. Mantener la motivación y frescura mental durante 84 días consecutivos de máxima exigencia constituye un reto inédito en su carrera.

La rivalidad con Jannik Sinner añade presión extra. El italiano lidera el ranking mundial y buscará aprovechar cualquier síntoma de fatiga del español.