La cara amarga del tenis se cebó de la forma más cruel con Grigor Dimitrov. El tenista búlgaro, que estaba muy cerca de eliminar a Jannik Sinner en octavos de final de Wimbledon, tuvo que abandonar el partido por culpa de una lesión muscular.
El choque lo tenía encarrilado Dimitrov. Había ganado los dos primeros sets de un partido espectacular ante el número 1 del mundo, y cuando estaba empezando la tercera manga en la que esperaba cerrar el partido, una lesión se cruzó en su camino.
Grigor Dimitrov se quedó tendido en el suelo doliéndose de la zona derecha a la altura del pectoral. Una risa nerviosa invadió su cuerpo, y acto seguido fue tratado en el banquillo. Se retiró a los vestuarios un poco más tarde pero enseguida regresó a pista para confirmar su abandono entre lágrimas.
En el mejor momento
Grigor Dimitrov estaba firmando una de sus grandes actuaciones de los últimos tiempos. El tenista búlgaro había vencido en el primer set por 6-3, y había hecho lo propio en la segunda manga por un ajustado 7-5.
Dimitrov estaba mostrando un nivel excelso, con una confianza pletórica sobre la pista, y sobre todo tenía contra las cuerdas al número 1 del mundo. El partido había parado para cerrar el techo retráctil, y el tercer set era la última oportunidad para Sinner de reengancharse al partido.
Todo transcurría con normalidad. El marcador reflejaba un 2-2 que presagiaba muchos minutos más de tenis de alto nivel por delante. Sin embargo, todo cambió en uno de los servicios de Dimitrov.
El búlgaro notó algo extraño en el momento de realizar su saque. En ese mismo punto, subió a la red y ejecutó una volea con un gesto algo forzado. Ahí se dio cuenta de que algo no iba bien. Sin embargo, acto seguido tuvo que volver a sacar, y ahí es donde todo terminó.
Notó un gran dolor a la altura del pecho en el costado derecho, justo su brazo hábil, y se quedó sentado en el suelo tocándose la zona con gestos de dolor. La preocupación fue instantánea, porque Dimitrov tardó en levantarse.
Una especie de risa nerviosa le invadió mientras los servicios médicos le atendían todavía en el césped de la pista central. Incluso Sinner cruzó la mitad de la pista para preguntar qué le estaba sucediendo.
Dimitrov, dolorido en el banquillo.
Los médicos se llevaron a Dimitrov al banquillo, y allí confirmaron que algo no iba bien. Le tocaron en la zona y el búlgaro notó un gran dolor. Sinner volvió a interesarse por él, pero no había vuelta atrás.
Dimitrov se marchó entonces a los vestuarios para ser examinado con más profundidad. Sin embargo, la situación era irreversible. Dimitrov no podía seguir de ninguna de las maneras. Pocos minutos después regresó a la pista y confirmó su abandono entre lágrimas y el gesto de compañerismo de Sinner.
Sinner abraza a Dimitrov tras su lesión.
"No me tomo esto como una victoria", llegó a decir el italiano, que estaba contra las cuerdas a punto de ser eliminado de Wimbledon y que se verá en los cuartos de final de este Grand Slam.