Siete años han tenido que pasar para que un tenista español haya vuelto a levantar los brazos en el Masters 1.000 de Montecarlo. Desde que Rafa Nadal lo hiciera en 2018, el tenis nacional se había sumido en una travesía por el desierto de la tierra batida monegasca que por fin se ha terminado. [Así vivimos la victoria de Carlos Alcaraz ante Musetti en el Masters 1.000 de Montecarlo]
Tenía que ser él. Carlos Alcaraz tomó el relevo y se adjudicó esta edición del torneo monegasco después de vencer en la final a Lorenzo Musetti (6-3, 1-6, 0-6). Lo hizo siendo de nuevo irregular y sacando las dos caras tan opuestas que es capaz de mostrar.
El murciano firmó un primer set discreto en el que se vio sorprendido por la garra de Musetti. Sabía el italiano que partía con el papel de víctima y que tenía que apretar en el inicio, así que se adjudicó la primera manga con facilidad.
La final empezó con un intercambio de breaks quizás fruto de los nervios. El primero en perder su servicio fue el italiano, pero acto seguido Carlos Alcaraz también acabó cediendo su saque en la tercera bola de rotura.
La cosa se iba a empezar a poner fea para el de El Palmar en el cuarto juego. De nuevo Musetti apretó al resto y consiguió, esta vez sí, consolidar una ventaja a tener en cuenta. Cinco bolas de rotura concedió Alcaraz en sus dos primeros servicios, síntoma de que algo no iba bien del todo.
Carlos Alcaraz ejecuta un golpe con su derecha.
Tenía que buscar hacer daño al resto Carlos para volver a equilibrar el marcador, pero fue incapaz ni siquiera de saborear una sola bola de rotura, así que la primera manga fue para Musetti.
Llega la remontada
Sin embargo, como ya es casi tradición, Carlos Alcaraz se puso el mono de trabajo camino de la remontada. Elevó el nivel de forma considerable y se adjudicó la segunda manga siendo un auténtico ciclón.
Mandó un mensaje claro a navegantes con su primera rotura de servicio en el primer saque de Musetti. Lo consolidó y, no contento con eso, volvió a romperle al italiano para ponerse 0-4 arriba en un abrir y cerrar de ojos. Ahí el transalpino comprendió que las cosas habían cambiado por completo y que había un nuevo escenario.
Con todo por decidir en el último set, Alcaraz no bajó ni un ápice el rendimiento. A las primeras de cambio se puso con ventaja tras romperle el saque a su rival, y con el mismo guion de la manga anterior llegó al 0-4 barriendo sobre la pista.
No sólo eso. Musetti tuvo que ser atendido por los médicos. Estaba completamente roto. La asistencia no hizo ningún efecto y el italiano apenas pudo pasearse por la pista en los últimos juegos mientras esperaba la victoria de Alcaraz.
El murciano cumplió con el trámite final y se adjudicó su primer Masters 1.000 de Montecarlo, el segundo entorchado de esta temporada tras la victoria en Róterdam. Esto es un serio aviso de cara a su defensa de Roland Garros.