La tenista rusa Mirra Andreeva, con apenas 17 años, se ha convertido en una de las grandes sensaciones del circuito femenino al alcanzar la sexta posición mundial tras conquistar dos torneos consecutivos de categoría WTA 1.000 en Dubái e Indian Wells.
Sin embargo, pese a acumular más de un millón y medio de euros en premios solo en estos dos últimos campeonatos, la joven estrella aún no ha podido acceder ni a un céntimo de sus ganancias.
Andreeva protagonizó una gesta deportiva este domingo, imponiéndose en la final de Indian Wells a la actual número uno del mundo, Aryna Sabalenka. El partido comenzó cuesta arriba para la joven tenista rusa, que cedió la primera manga por un contundente 2-6 en tan solo 36 minutos.
Sin embargo, lejos de rendirse, demostró una madurez impropia de su edad y remontó con autoridad los dos sets siguientes, imponiéndose finalmente por 6-4 y 6-3 en dos horas y cuatro minutos.
La victoria adquirió mayor relevancia al considerar que en semifinales también superó a Iga Swiatek, segunda del ranking mundial y vigente campeona del torneo californiano.
Con este logro, Andreeva se une a una selecta lista de jugadoras capaces de derrotar a la número uno y dos del mundo en un mismo torneo en las últimas cuatro décadas.
Mirra Andreeva, ganadora de Indian Wells 2025
Talento emergente
El impacto deportivo de Mirra Andreeva es evidente: suma ya 19 victorias en la temporada, más que cualquier otra tenista en el circuito femenino, consolidándose como una seria aspirante al número uno mundial en el corto plazo.
Además, la influencia de su entrenadora, la extenista española Conchita Martínez, ha sido clave para gestionar la presión y las emociones que implican competir en la élite.
Martínez, emocionada tras la victoria, recibió palabras de agradecimiento de su discípula en la ceremonia de premiación. Sin embargo, a pesar de sus increíbles éxitos y los impresionantes premios económicos obtenidos, Andreeva no ha visto todavía ni un euro de esos ingresos.
Según explicó ella misma tras ganar el torneo de Dubái, debido a su minoría de edad aún no puede poseer una cuenta bancaria propia ni tarjeta de crédito, razón por la que todo el dinero que gana va directamente a una cuenta gestionada por su padre.