El primer Grand Slam de la temporada ha llegando pisando fuerte y obligando a la mayoría de tenistas a pasar mucho tiempo en la pista. Con tan solo cuatro rondas disputadas, el Open de Australia ha conseguido batir su propio récord. Algo completamente anormal cuando todo hace indicar que están los duelos más igualados por llegar.

Esta edición del Open de Australia ya ha superado un registro histórico del torneo oceánico y es que ha superado los 31 partidos disputados yéndose hasta el quinto set, que databa de 1981. Han alcanzado los 32 y todavía no ha finalizado, por lo que podrían pulverizar definitivamente esa marca.

Con siete partidos todavía por disputar, podría dispararse ese registro histórico. Una situación que pone de manifiesto que la alta exigencia que hay en el circuito masculino, donde casi cualquier jugador es capaz de poner en aprietos a los mejores tenistas del mundo.

Desde hace más de una década no se veía una cifra cercana de partidos a cinco sets. En 2013 hubo un total de 30, los mismos que en la edición de 1992. Unos números que asustan y que pueden ir en aumento en los siete encuentros que quedan de torneo.

Entre los cuartofinalistas clasificados hay varios de ellos que han tenido que llegar a la manga decisiva para ganar sus respectivos encuentros. Taylor Fritz lo hizo contra Facundo Díaz, Andrey Rublev tuvo dos partidos larguísimos contra Thiago Seyboth o Alex de Miñaur, Hubert Hurkacz los necesitó frente a Jakub Mensik, Medveved tuvo que remontar a Ruusuvuori y Zverev peleó contra Norrie y Klein.

[Carlos Alcaraz arrolla a Kecmanovic y se cita con Zverev en cuartos de final del Open de Australia]

Tan solo Carlos Alcaraz, Novak Djokovic y Jannik Sinner han conseguido evitar estos extenuantes partidos. Es decir, tres de los ochos que están en los cuartos de final del Open de Australia.

Problemas con la madrugada

Curiosamente, uno de esos partidos que se fue hasta los cinco sets volvió a poner de manifiesto los problemas que conllevan. Y si no que se lo digan a Daniil Medvedev, que tuvo que emplearse a fondo en segunda del Open de Australia para derrotar a Emil Ruusuvuori. 

El tenista ruso necesitó cerca de cuatro horas para levantar dos sets en contra y dos bolas de partido. Esto hizo que se fuese a dormir a las 7 de la mañana tras una larguísima jornada de madrugada en la que acabó con ampollas y demás molestias físicas ante la exigencia creciente.