No fue el partido más brillante de Carlos Alcaraz, tampoco el más espectacular de los últimos tiempos, pero le sirvió para meterse en la gran final del Mutua Madrid Open. El murciano peleará por el título por segundo año consecutivo, que al fin y al cabo es lo que cuenta, después de vencer en tan sólo dos sets al croata Borna Coric (6-4, 6-3) apelando a la seriedad y a la contundencia de su juego. [Así vivimos la victoria de Carlos Alcaraz ante Borna Coric (6-4, 6-3)]

El español tuvo que sudar hasta el último instante porque enfrente tenía un rival que, sin hacer grandes alardes, fue capaz de mantener el pulso en la medida de lo posible. Ya lo dijo Alcaraz, él sabe que si está a su mejor nivel le da igual quién se ponga enfrente porque será muy difícil ganarle, pero sucede que a veces se lleva la victoria incluso sin llegar a desplegar su mejor tenis. 

El partido tuvo que cocinarlo a fuego lento. En los primeros juegos se emplearon prácticamente 30 minutos, una muestra de que ni mucho menos aquello iba a ser sencillo. Coric se mostró como un rival correoso, un hueso duro de roer, aunque igual que sucedió con otros contrincantes en este y en otros torneos no pudo evitar la derrota por la vía rápida.

Alcaraz realiza una dejada en la red. EFE

En el día en el que cumplía 20 años, este deportista que todavía tiene cara de crío es todo un hombre jugando al tenis, como si fuese un veterano que lleva lustros con una raqueta en la mano al más alto nivel. Para celebrar su pase a la final hubo hasta una tarta sobre la pista, detalle de la organización. El domingo peleará por su segundo entorchado de manera consecutiva. 

Una fuerte disputa

Por mucho que uno se llame Carlos Alcaraz, nunca es fácil superar una semifinal de un torneo. El murciano tenía toda la presión del mundo sobre sus hombros al ser el gran favorito para hacerse de nuevo con el título y al jugar en casa con el apoyo del público. Todo el mundo quería verle ganar, todos daban casi por descontado el triunfo, pero en la pista las cosas hay que pelearlas.

Eso es lo que sucedió en el arranque. La igualdad se impuso en los primeros compases hasta el punto de que el primer juego del partido se fue por encima de los diez minutos de duración. Coric cedió hasta dos bolas de break, pero supo salvar la situación y hacerse con su servicio. 

Coric, en su partido ante Carlos Alcaraz. EFE

Poco después, le sucedió lo mismo al propio Alcaraz. En un juego que duró más de 11 minutos, Carlitos sumó su segundo juego para igualar por entonces el partido (2-2) después de salvar una bola de break de Coric, que no supo aprovecharla. Se esperaba una disputa gigantesca en un choque en el que no había demasiado brillo, pero justo en el siguiente servicio del croata llegó el break de Alcaraz que iba a resultar definitivo para desequilibrar la primera manga. 

Coric se resistió y ofreció batalla, pero no volvió a tener opciones de hacerle cosquillas al servicio de Alcaraz, así que el primer parcial terminó cayendo del bando español por un ajustado 6-4. 

Carlos Alcaraz, con la tarta que le regaló la organización. EFE

Carlitos ya había dado su primer paso hacia la final, pero todavía quedaba el otro 50% del trabajo por hacer así que se puso manos a la obra. En el segundo saque de Coric llegó la rotura del español aprovechando un error no forzado con el revés. Estaba fallón Borna, y él sabía perfectamente que para derrotar a este Carlos Alcaraz tienes que estar pluscuamperfecto. 

Con el 2-1 y break arriba se le abría el camino al número 2 del mundo, pero con lo que no contaba era con que Coric iba a recuperar ese servicio perdido al instante. Mensaje del croata que, sin embargo, se desvaneció casi de manera inmediata cuando volvió a perder su saque. Hasta ahí llegó Borna, que ni siquiera pudo evitar un break más con el que Carlos Alcaraz firmó el 6-3 definitivo para colarse en la final por la vía rápida.