A punto de festejar en París su 33 cumpleaños, Rafael Nadal se toma un segundo para echar la vista atrás, recordar su primer triunfo en Roland Garros con 18 y mostrar su satisfacción por no haber perdido la ilusión.

"Por supuesto que con 18 años no podía imaginarme estar aquí con 33, se me hacía complicado", aseguró el español tras derrotar en octavos de final al argentino Juan Ignacio Londero en la trayectoria hacia su duodécima Copa de los Mosqueteros.

Nadal señaló que ahora los tenistas se retiran más tarde, pero no desaprovechó la ocasión de acordarse de los agoreros que presagiaban que, por su tipo de tenis, tendría una carrera corta.

"Grandes entendidos del tenis decían que tendría una carrera muy corta por mi forma de jugar. Por suerte no han acertado. He vivido mi día a día sin pensar lo que iba a pasar a diez años vista. Si me preguntas lo que va a pasar en diez años no lo sé. En 2005 estaba centrado en ganar mi primer Roland Garros como ahora lo estoy en ganar este", afirmó.

Nadal, durante el partido contra Londero. Kai Pfaffenbach Reuters

"Dentro de todos los problemas que he ido teniendo, lo positivo es que he mantenido la ilusión, con momentos más bajos y otros más altos. En los malos he sabido encontrar la motivación y la ilusión para seguir adelante. Por eso estoy aquí y por la ayuda que he tenido, de seguidores, de mi equipo, de mi familia y de los patrocinadores", destacó.

Un Nadal muy serio 

Satisfecho por estar en cuartos de final, Nadal es consciente de que tendrá que "incrementar el nivel" a medida que los rivales sean más duros, pero está convencido de poder hacerlo: "Estoy capacitado, mi sensación es buena, estoy entrenando bien, la pelota corre a la velocidad que necesito. Si soy capaz de hacerlo en los momentos necesarios, tendré mis opciones".

Concentrado en su misión, Nadal no espera tener grandes festejos este lunes. "No estoy muy contento de tener 33 años", bromeó. A lo sumo, como suele ser habitual, un pastel con el personal del torneo y, por la noche, una cena en familia, aunque al día siguiente se juegue el pase a semifinales contra el japonés Kei Nishikori o el francés Benoit Paire.

Sobre el partido contra Londero, un rival a quien auguró un futuro muy prometedor, Nadal se mostró satisfecho con su juego en difíciles condiciones, sobre todo por un viento molesto.

"Para el día que hacía he hecho un buen partido, con pocos errores, sólido. Los momentos que he tenido complicados los he solventado bien, contra un rival que viene jugando bien. Creo que es una buena victoria. Para muchos es desconocido porque es nuevo en el circuito, pero está jugando bien, tiene victorias importantes, un buen potencial y un ritmo de juego elevado. Es un jugador peligroso en esta superficie", comentó.

Percance con las cámaras

Cuando el español Rafael Nadal festejaba su triunfo en octavos de final de Roland Garros un cable golpeó su brazo derecho. Es uno de los cuatro que sujetan una cámara que permite a la televisión aproximarse a los tenistas en la pista central de París.

El incidente no fue a mayores, pero Nadal aseguró que "algún día puede ocurrir una desgracia" y aprovechó para criticar también otras cámaras que convierten a la cancha en un estudio de gran hermano.

"Hay tantos artilugios que puede ocurrir alguna desgracia. No hay ninguna necesidad de que esté tan cerca", dijo el español tras derrotar al argentino Juan Ignacio Londero por 6-2, 6-3 y 6-3. El tenista balear recordó que, en su primer partido de este año, se golpeó la cabeza con la cámara destinada a grabar la salida de los jugadores a la pista.

"No me abrió la cabeza de milagro, tengo una raja. Estas cosas son muy importantes, pero los que las hacen a veces se olvidan de que estamos jugando ahí, que somos profesionales y estamos en medio", dijo. Nadal aseguró que ha cruzado esa misma puerta "mil veces" y que la cámara se había girado a su paso, por lo que no podía saber que le golpearía. 

[Más información: Nadal vuela a los cuartos de Roland Garros]

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