Rafa Nadal es uno de los deportistas que más impacto me ha causado, y no solamente por su nivel tenístico, sino por su capacidad de transmitir y averiguar todo lo que hay detrás de su juego.

La pasión por el tenis siempre ha sido uno de sus pilares más fuertes, que ha destacado en su desarrollo y que a día de hoy, después de todo, sigue manteniendo, pero hay mucho más.

Rafa tiene la capacidad de despertar el interés de los jugadores, entrenadores, aficionados y no aficionados de otros ámbitos de la vida, que ven en él algo más que un gran jugador de tenis.

Rafa tiene ilusión en cada partido que juega, pero no solamente en los partidos: la tiene en el trabajo diario, en cada entrenamiento, en lo más importante que es ese día a día.

Rafa conoce perfectamente las reglas del juego, lo bueno y lo malo que ocurre durante un partido, pero ves cómo sabe disfrutar de cada situación que se le presenta.

Rafa derrocha entrega y lucha, el querer dar el 100% cada vez que entra en una pista de tenis. Y lo más difícil que veo en un deportista: dar el 100% de un 30%, algo que muchas veces pasa en un día que no se te presenta bueno.

Nadal, con el título de campeón de Roland Garros. Pascal Rossignol Reuters

Rafa cuenta con la ambición y la exigencia. Que el deporte tenga tenistas como Rafa, y también como Roger Federer o Novak Djokovic, es una increíble. Sin ninguna duda, cuando te pones a comparar la exigencia y la ambición de esta generación con generaciones pasadas, ves que después de un éxito quieren otro, y después de una temporada ganadora buscan otra. Es alucinante esa capacidad de querer más y más.

Rafa posee la educación y el respeto, tiene una calidad como deportista muy alta. Y no me refiero ni cojo el ejemplo de cuando las cosas van de cara, sino todo lo contrario. Demostrándolo en los momentos más complicados, cuando las dinámicas no son buenas, cuando el juego no acompaña o aparecen las derrotas. Aquí es cuando demuestra respeto con él mismo, respeto de no ir contra sus principios: no se queja, no se castiga y busca siempre darse oportunidades. 

Por supuesto, también tiene ese respeto y educación con su entorno, sus rivales, su equipo técnico y todo lo que le rodea.

Sin embargo, a lo que más valor le doy es a la sencillez con la que Rafa se toma los logros, cuando supera objetivos muy altos, al romper moldes. Su éxito deportivo es enorme, pero gestiona todas las cosas con muchísima naturalidad, sabiendo dónde están sus raíces y cuáles son sus principios. Precisamente, eso es lo que le hace ser lo que es. 

Personalmente, me presiona verlo jugar, su nivel, su intensidad en la pista, pero lo que hay en su personalidad y en su manera de entender el deporte es lo que realmente quiero destacar. 

Eso es lo que le ha permitido, sin ninguna duda, construir la carrera que está construyendo, y que todavía no ha terminado. 

¡Enhorabuena Rafa! Los genios son los que no paran de sorprender.

*** Tomeu Salvà es uno de los mejores amigos de Rafael Nadal y actualmente forma parte del equipo de entrenadores de la Rafa Nadal Academy by Movistar.