Una noche, después de un partido de fútbol en La Salle, fuimos a cenar y Jordi Arrese me dijo que Rafa Nadal sería número uno del mundo. Yo había conocido a Rafa unos meses antes, mientras jugaba el Nike Junior Tour en Barcelona, pero la predicción de Jordi me pareció un poco atrevida. Rafa tenía 11 o 12 años y yo me había quedado alucinado con su capacidad de concentración en cada punto, jamás perdía de vista la pelota. En un niño eso es algo inusual, pero hasta el número uno del mundo quedaba un viaje bien largo.

Nadal, sobre la arcilla celebrando su victoria número 10 en París. Reuters



No vi demasiado a Rafa después de aquel día en el Real Club de Tenis Barcelona, pero Carlos Costa me hablaba mucho de él. En aquella época ya era su agente y estaba un poco preocupado porque Richard Gasquet hacía mejores resultados que Nadal, y los dos eran la referencia del momento. No volvimos a coincidir hasta Sevilla, cuando con 15 años ganó sus primeros puntos ATP en un Challenger tras derrotar a Israel Matos.



En 2005, estando en Australia, Toni Nadal me preguntó que si tenía la posibilidad de empezar a trabajar con ellos, de viajar algunas semanas con Rafa. Él necesitaba estar un tiempo con su familia y para mí era una oportunidad increíble. Empecé a viajar en la gira sudamericana de tierra batida, donde Rafa ganó Sao Paulo y Acapulco. Entonces ya era candidato a ganar Roland Garros, como se demostró después, aunque no sé si alguien podría imaginar que llegaría a levantar 10 veces la Copa de los Mosqueteros.



Es un poco curioso. Al principio no parábamos de oír que Nadal iba a durar tres años, que jugaba con mucho desgaste y se acabaría enseguida. Al final, son 12 años desde que ganó por primera vez en París hasta lo que ha pasado este domingo. Y no sabemos lo que pasará en el futuro.



Con 22 años, Rafa me aseguró en Queen’s que a los 27 no jugaría más. Luego, cuando tenía 28 y estaba lesionado de la rodilla, me dijo que se iba a operar y que si tenía que estar un año sin jugar luego jugaría hasta los 35. No me sorprende, es un cambio normal en todos los jugadores y Nadal está ahora mismo en un momento dulce.



Aspirar a ganar más grandes es la prioridad, pero Rafa tienen ganas de número uno. Dos o tres años por delante tiene todavía. Está disfrutando. Y cuando disfruta… él tiene una capacidad para superarse increíble y le gusta mucho lo que hace, incluso más que antes. ¿Qué mejor que seguir jugando a tenis y aspirar a ser el mejor de la Historia?

*** Francis Roig fue tenista profesional y es entrenador de Rafael Nadal desde 2005.