París

Con el rostro blanco y conteniendo las lágrimas, Rafael Nadal apareció en la sala de prensa de Roland Garros para anunciar su retirada del torneo por una lesión en la vaina del cubital posterior de la muñeca izquierda. El español, que sintió el dolor por primera vez en el pasado torneo de Madrid (durante el encuentro contra el portugués Sousa), llegó con una aparatoso vendaje azul protegiéndole la articulación y se enfrentó a lo que él mismo definió como una de las peores ruedas de prensa de toda su carrera.

“Cada día que pasa el dolor es más fuerte”, se arrancó el campeón de 14 grandes ante más de 100 periodistas, convocados por sorpresa minutos antes. “Llegué aquí con un poco de dolor, pero algo soportable. Después, todo fue poco a poco a peor. Intentamos todos los tratamientos posibles. Cada día pasamos muchas horas trabajando muy duro para poder intentar seguir jugando”, confesó el mallorquín. “Ayer jugué con una inyección de anestesia en la muñeca, para dormirla y poder jugar”, dijo sobre el encuentro que ganó al argentino Bagnis en la segunda ronda. “Pude jugar, pero anoche empecé a sentir más y más dolor y esta mañana me he dado cuenta que no podía mover mucho la muñeca. Me he hecho una resonancia y una ecografía. Y los resultados no son positivos. La realidad es que no estoy al 100%. No está roto, pero si sigo jugando lo estará en los próximos días. Cada día la imagen de la resonancia es peor”.

A Nadal, que llegó como un tiro a la tercera ronda del torneo (donde le esperaba Marcel Granollers, ya en octavos de final), no le pilló a por sorpresa el dolor, porque llevaba semanas lidiando con el problema. “Tengo este dolor desde el partido que jugué con Sousa en Madrid”, reconoció el número cinco del mundo, que jugó infiltrado contra Andy Murray las semifinales en la Caja Mágica. “Había ido a bastante menos en Roma, pero en París ha ido a más cada día. Llega un momento dado en el que no puedo pegar la derecha, directamente no puedo pegar el drive”, se lamentó Nadal.

“Ayer fui a calentar y no golpeé ninguna derecha en todo el calentamiento. Jugué con la muñeca dormida durante el partido. Asumí los riesgos que se podían asumir, pero ya no da para más. Me he hecho las pruebas necesarias. Tengo plena confianza en Ángel [su médico]. Muchas veces hemos ido al límite, compitiendo con dolores. Ángel, que siempre me ha ayudado a competir en situaciones límite, no me ve capaz de poder jugar”, reconoció resignado.

“Tengo la vaina del tendón sufriendo, en una situación complicada. Está inflamada. Si hace unos cuantos días el riesgo era menor, ahora es un hecho que si sigo jugando se me va a romper”, reveló el mallorquín. “Si se me rompe son meses fuera de la competición. Aún así, tal y como lo tengo actualmente, son unas cuantas semanas con la muñeca inmovilizada”, siguió, Nadal, que tenía previsto empezar su gira de hierba en Queen’s (desde el próximo 13 de junio) y luego seguir en Wimbledon (desde el 28 del mismo mes). “Tengo que aceptar las cosas como vienen, con la tranquilidad de haber hecho lo que tocaba. He llegado hasta el límite de mis posibilidades. He hecho todo lo que me han dicho y no ha podido ser. Me toca asumirlo, aceptarlo y trabajar para volver”.

Así, el mallorquín que nunca antes se había retirado en Roland Garros, se marchó con la cabeza agachada, incapaz de ocultar la tristeza. “Yo no puedo pegar la derecha, pero es que el médico dice que no me puede dormir la muñeca durante cinco días más”, explicó el número cinco. “Ese es mi objetivo en este torneo. Todo lo que no sea eso… Si mi muñeca no puede aguantar cinco partidos más, yo no puedo seguir jugando en Roland Garros”.