"Ahora sí, ahora nos decís que nos demos prisa", eso le espetaba uno de los aficionados a un policía cuando le pedía premura para acceder al Santiago Bernabéu. Eran ya las 15:40 y hacía diez minutos que el histórico partido de la NFL ya había comenzado.
"Eso se lo decís a la NFL", le respondía el propio policía, lamentando que no tenían responsabilidad de lo que estaba sucediendo.
Los accesos se convirtieron en un caos absoluto. El Bernabéu se llenó para ver el encuentro entre los Miami Dolphins y los Washington Commanders, sí, pero se llenó tarde. A escasos minutos de la patada inicial todavía había colas interminables en los alrededores del estadio madridista.
Aspecto del Santiago Bernabéu en la previa de la NFL.
Lo que eran en un inicio bocas sonrientes y ganas de fiesta, poco a poco se fueron tornando en caras largas y un enfado creciente. Los más tardíos accedieron al estadio con más de quince minutos de retraso de las 15:30 horas, el momento estipulado para el inicio del partido.
El arco de seguridad con cacheos individuales y separados por sexos fue uno de los grandes culpables de semejante atasco. Una seguridad que se fue volviendo mucho más laxa con el inicio del encuentro, porque las filas volaron en cuestión de minutos a partir de las 15:30 horas.
Confusión en los accesos
Las interminables colas desde casi dos horas antes de que arrancara el partido ya hacían presagiar algo malo. Los más avispados, aquellos que querían vivir el ambiente desde dentro desde muy pronto, se aventuraron a entrar en el Bernabéu mucho antes.
Pero no todos pudieron conseguirlo. Muchos entraron tarde y no por voluntad propia, sino porque las colas no avanzaban.
Se dispusieron cuatro accesos al Bernabéu para entrar al último anillo, uno en cada esquina. Eso generó ya la primera confusión entre los aficionados, que constantemente preguntaban al personal de la organización por dónde debían acceder.
Intentos de colarse y enfrentamientos
Las colas se fueron haciendo cada vez más y más grandes. Se convirtió en algo exagerado. La puerta A, la situada en la Plaza de los Sagrados Corazones, llegó a rodear medio Santiago Bernabéu por Concha Espina hasta llegar a la Castellana.
La puerta B, con entrada por la Castellana, sorprendió llegando prácticamente hasta la zona de Nuevos Ministerios. Aficionados que habrían pagado cientos de euros a cientos de metros del lugar en el que ya se disputaba un partido de la NFL.
El acceso C, con entrada por la otra parte de la Castellana, contaba con dos colas. Una de ellas ocupando gran parte de la Castellana hacia Plaza Castilla, la otra por Rafael Salgado.
Aficionados de los Dolphins en los aledaños del Bernabéu.
El último acceso, también escandaloso. Mientras desde el interior del estadio ya se escuchaba el ruido de la megafonía y del público celebrando las acciones, cientos de personas ocupaban la calle Padre Damián cada vez más enfadados.
A última hora, todo fueron prisas. Los controles de seguridad se volvieron mucho más laxos y viendo los cientos de personas que se estaban perdiendo los primeros compases del espectáculo, las colas volaron.
Gran ambiente en los aledaños del Bernabéu.
"A buenas horas", dijo uno de los aficionados a los miembros de la organización que indicaban alguna fila libre. Mientras tanto, carreras de gente cambiándose de una cola a otra, algunas personas tratando de colarse sin entrada mientras eran expulsados por la policía a caballo, indignación máxima...
"No vamos a llegar nadie a tiempo", comentaba un aficionado media hora antes del inicio del partido. No le faltaba razón. Lo vio claro, lo extraño es cómo no lo vieron otros.
