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El tablero de ajedrez se ha convertido en el escenario donde Faustino Oro libra la batalla más importante de su vida. A los 11 años, este prodigio argentino está a solo dos normas de convertirse en Gran Maestro y de hacer historia mundial.

Su primera norma, conseguida el pasado 22 de septiembre en Madrid, marca el inicio de una carrera contra el tiempo. Tiene hasta marzo de 2026 para superar el récord de Abhimanyu Mishra, quien se convirtió en Gran Maestro a los 12 años, 4 meses y 25 días.

Nacido el 14 de octubre de 2013 en Buenos Aires, Faustino descubrió el ajedrez durante la pandemia de Covid-19. Lo que comenzó como una actividad para combatir el aburrimiento se transformó en una pasión que cambiaría la vida de toda su familia.

"En su primera semana de juego perdió 100 puntos y estaba compungido", decía en medios argentinos Alejandro Oro, su padre. Para animarlo, le prometió premios por cada 100 puntos que ganara en Chess.com. Poco sabía que esa decisión desencadenaría una revolución familiar.

El talento de 'Fausti', como lo llaman cariñosamente en la familia, se manifestó de forma extraordinaria. A los seis años ya mostraba habilidades que sorprendían a los expertos. Su progresión fue meteórica: primero dominó las categorías juveniles argentinas, luego conquistó los rankings mundiales de su edad.

En abril de 2023, con apenas nueve años, se convirtió en el Maestro FIDE más joven de la historia. Seis meses después logró su primera norma de Maestro Internacional, estableciendo otro récord de precocidad que parecía inalcanzable.

El momento que catapultó su fama mundial llegó en marzo de 2024. En una partida online de modalidad bullet, Faustino derrotó a Magnus Carlsen, el excampeón mundial y número uno del planeta. La noticia recorrió el mundo del ajedrez como un tsunami.

Faustino, el niño prodigio de 10 años de Barcelona que ha ganado al maestro de ajedrez Magnus Carlsen

Garry Kasparov, leyenda del ajedrez, lo bautizó como "Chessi", fusionando chess (ajedrez en inglés) con Messi, el astro del fútbol argentino.

El 30 de junio de 2024, Faustino escribió su nombre en los libros de historia. Con 10 años, 8 meses y 16 días se convirtió en el Maestro Internacional más joven de todos los tiempos, superando el récord que tenía precisamente Abhimanyu Mishra.

Detrás del prodigio hay una familia que lo arriesgó todo. Alejandro Oro y Romina Simondi, ambos contadores con exitosas carreras ejecutivas en Buenos Aires, tomaron la decisión más difícil de sus vidas en diciembre de 2023.

Un año en Barcelona

Él renunció a su gerencia en Laboratorios Bagó después de 12 años. Ella dejó su puesto en Tecpetrol tras casi 21 años en el grupo Techint. El 5 de diciembre aterrizaron en España con las maletas llenas de sueños y incertidumbre.

La mudanza a Badalona, cerca de Barcelona, respondía a una necesidad deportiva: competir regularmente contra la élite europea. En Argentina, los torneos de alto nivel eran escasos. En Europa, Faustino podría enfrentarse semanalmente a grandes maestros.

Sin embargo, la aventura europea no resultó como esperaban. Tras once meses de vida nómada, problemas de adaptación escolar y la nostalgia por los afectos lejanos, la familia decidió regresar a Argentina en noviembre de 2024.

El regreso no significó abandonar el sueño, sino reorganizar la estrategia. Faustino ha continuado viajando a Europa para competir en torneos específicos que pudieran otorgarle las normas necesarias.

Faustino Oro junto a sus padre, Alejandro y Romina

El equipo técnico que acompaña al prodigio es de primer nivel. Jorge Rosito, maestro internacional y mejor entrenador de Argentina según la FADA en 2016, lidera la preparación. Se encarga especialmente de las aperturas con piezas blancas.

Mario Villanueva trabaja las aperturas con piezas negras, mientras que el gran maestro Tomás Sosa se ocupa de la táctica de manera presencial. El gran maestro peruano Jorge Cori perfecciona su técnica en finales, y el maestro internacional Leandro Perdomo complementa el entrenamiento semanal.

"Evidentemente es un chico especial", analizaba Sosa en Argentina. "Una cosa es ver potencial en un niño, pero Faustino hace todo bastante bien. Parece un jugador maduro, formado". Esa madurez competitiva del niño es la que más sorprende a experimentados profesionales.

La preparación diaria es intensa pero equilibrada. Faustino dedica entre cinco y seis horas al ajedrez, distribuidas entre estudio teórico, análisis de partidas y práctica online. Sus padres velan para que el ajedrez no se convierta en una carga sino en pura diversión.

"Charlamos mucho con él sobre no pensar en récords, que el objetivo es mejorar el juego", explicó su madre, Romina, el pasado año en conversación con Infobae. La familia ha incorporado asistencia psicológica deportiva para mantener el equilibrio emocional del niño en medio de tanta presión mediática.

Económicamente, un mecenas anónimo sustenta los gastos de la familia desde mayo de 2024. Antes de esta ayuda, debían declinar invitaciones a torneos importantes por imposibilidad de costear viajes, hospedaje y otros gastos inherentes a la competición de elite.

La primera norma

El momento decisivo llegó esta semana. En el torneo 'Leyendas & Prodigios' de Madrid, que concluye este jueves, Faustino logró su primera norma de Gran Maestro con una actuación superior a 2600 puntos contra rivales de primer nivel internacional.

A los 11 años, 11 meses y 10 días, se convirtió en el segundo jugador más joven en conseguir una norma de GM, solo superado por el actual campeón mundial Gukesh Dommaraju. Paralelamente, se transformó en el primer niño de la historia en superar los 2500 puntos de rating.

El récord de Abhimanyu Mishra como Gran Maestro más joven permanece vigente desde junio de 2021. El estadounidense de origen indio necesitó cumplir los tres requisitos: rating superior a 2.500 puntos y tres normas de Gran Maestro, logradas en torneos con exigentes condiciones reglamentarias.

Cada norma requiere una performance mínima de 2.600 puntos contra oponentes donde al menos 33% sean Grandes Maestros, con representación de tres federaciones distintas y una media de rating rival no inferior a 2.380 puntos. Son condiciones diseñadas para garantizar la máxima exigencia.

Faustino ya cumple el requisito del rating. Le faltan dos normas más antes del 10 de marzo de 2026, cuando cumplirá 12 años, 4 meses y 25 días. Tiene aproximadamente cinco meses para escribir la historia, una ventana temporal estrecha pero suficiente dado su nivel actual.

Faustino Oro y Vishy Anand, en el Torneo Magistral Ciudad de León Europa Press

Su rating en vivo alcanza los 2.502,5 puntos, y en Madrid demostró un nivel de juego equivalente a 2.790 puntos durante el torneo. Estas cifras sugieren que posee la fuerza ajedrecística necesaria para conseguir las normas restantes.

Los próximos meses serán cruciales en la planificación de su calendario competitivo. Su equipo busca torneos que cumplan los estrictos requisitos de la FIDE y ofrezcan las mejores oportunidades de éxito, equilibrando la presión competitiva con el bienestar del niño.

Un niño prodigio

Mientras tanto, Faustino sigue siendo un niño normal que disfruta viendo series, escuchando música y siguiendo a Vélez Sarsfield, su equipo de fútbol favorito. Sus padres se esfuerzan por preservar esa normalidad en medio del huracán mediático que lo rodea.

"Mantiene su atención en el fútbol, le gusta ver series y escuchar música", describía meses atrás Romina. "No le gustan mucho los reportajes porque le dan vergüenza". Detrás del genio del ajedrez late el corazón de un niño de 11 años.

El legado familiar también influye en su destino. Sus abuelos paternos, Luis Oro y Elda Núñez, fueron ajedrecistas. Luis representó al Club Vélez en torneos por equipos durante los años 70, mientras Elda participó en campeonatos argentinos femeninos.

La historia de Faustino Oro trasciende el ajedrez. Es la crónica de una familia que apostó todo a un sueño, de padres que sacrificaron sus carreras exitosas para acompañar el talento excepcional de su hijo, de un niño que aprendió a mover piezas y terminó conmoviendo al mundo.

Los próximos cinco meses definirán si Argentina tendrá al Gran Maestro más joven de la historia del ajedrez. Independientemente del resultado, Faustino Oro ya ha demostrado que los sueños, cuando se persiguen con pasión, pueden transformar la realidad más allá de toda expectativa racional.

El tablero espera. La historia está por escribirse. Y Faustino, con sus gafas y su sonrisa tímida, tiene en sus manos las piezas para protagonizar el capítulo más extraordinario de su increíble aventura ajedrecística.