Los Detroit Lions pasaron por encima de los Baltimore Ravens en el partido del lunes por la noche en horario de máxima audiencia. Y eso, obviamente, hizo saltar las alarmas en Baltimore.
Teniendo en cuenta que el próximo destino de los Ravens es visitar Arrowhead, donde no han ganado desde el año 2005, para visitar a los Kansas City Chiefs las perspectivas no son halagüeñas. Los Ravens podrían empezar la temporada con 1 victoria y 3 derrotas en un año en el que parecían destinados a jugar la Super Bowl en Santa Clara este febrero de 2026.
El ataque terrestre de Detroit destrozó a la defensa de Baltimore gracias a una línea ofensiva interior que asfaltó a la línea defensiva rival y que llevó al equipo que dirige Dan Campbell a sumar 224 yardas terrestres en 38 intentos.
La suma de Jahmyr Gibbs y David Montgomery en la posición de corredor es un tándem muy complicado de parar para cualquier equipo y Baltimore no fue menos. La defensa falló 20 placajes en el partido ante Detroit y en lo que va de temporada ha permitido más de 200 yardas después del contacto, el número más alto en las 18 temporadas de John Harbaugh como entrenador principal.
En ataque, Lamar Jackson fue capturado en 7 ocasiones y Derrick Henry volvió a cometer un fumble clave en el peor momento para los intereses del equipo. Los Ravens son un conjunto con todas las piezas para ganar muchos partidos, pero la NFL es una competición muy corta y en sus próximos tres encuentros se enfrentan a Chiefs, Texans y Rams.
El año pasado ya consiguieron arreglar a mitad de temporada una defensa que había comenzado el año de manera desastrosa y que lo acabó siendo una de las mejores de la competición: durante las primeras 10 semanas permitieron a sus oponentes más de 25 puntos por partido y a partir de entonces bajaron esa marca en 10 puntos de media por partido.
Y eso da esperanza para pensar que este año pueden lograr una gesta parecida. Pero la temporada es corta y la NFL no espera a nadie.
